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Channel: La Duendes. editora de historietas

CAPITÁN GALAXIA, por Germán Cáceres

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Una aventura en el espacio interior

de Luciano Saracino y Javier Solar


(del Naranjo, Buenos Aires, 2019, 52 páginas)





Se está ante una novela gráfica juvenil con bellos y brillantes colores, en la cual los dibujos de Javier Solar son modernos, muy en el estilo del cine de animación norteamericano. Ofrece un diseño simpático y atractivo de los personajes, incluso de los malvados, como el pirata Malëus Maleficarum. Varias viñetas brindan espectaculares naves espaciales, entre ellas la denominada Galaxyan, ocupada por el protagonista (Capitán Galaxia) y sus compañeros de equipo: Alfredo (el flemático mayordomo), Pánfilus (un quelonio espacial), Fontanini (que se encarga de mantener la nave en perfecto estado) y la bella Cybercina (un robot que posee piel de amianto y un corazón de oro).



En la presentación de los antecedentes y peculiaridades de los personajes –en la cual el héroe entrega una frase oportuna: “…una buena aventura es el mejor antídoto contra el aburrimiento”– da la posibilidad de que la trama se desenvuelva fluidamente y sin necesidad de remitirse al pasado para aclarar situaciones y conductas.



El guionista Luciano Saracino expone esta atractiva historia dirigiéndose al propio lector a través de la primera persona del Capitán. Es muy dinámica la sucesión de planos, en los que predominan aventuras con un humor ingenioso y diálogos convincentes. Ciertos cuadritos cuentan con muchos globos y, sin embargo, no entorpecen la fluidez de la narración.


La exclamación característica del protagonista “¡Por las barbas de Chtulhu!”, es un evidente homenaje al escritor del género de terror H.P. Lovecraft, que tituló a uno de sus relatos más famosos: «El llamado de Chtulhu».

El informe sobre los creadores mantiene un tono ingenioso y jovial que informa que “Luciano Saracino nació en la Tierra, en una base denominada Buenos Aires, en el año 1978. Desde muy pequeño se le dio por las bitácoras, y no ha dejado de escribir desde sus primeros viajes interestelares." Tiene numerosos libros para niños en su haber. Su principal actividad es guionar historietas para nuestro país y Europa. En este rubro fue finalista en el Concurso Mundial de Novela Ilustrada de la prestigiosa Editorial Glénat (Francia, 2004): Mar y Miel (con dibujos de Javier de Isusi). En 2005 publicó su novela para adultos Una entre miles.


Respecto al artista el libro informa que “Javier Solar no nació en el Sol. Lo hizo, sí, tres planetas más acá, en un cuartel denominado Lomas de Zamora, en el año 1977” (…) “Vive en un planeta llamado Córdoba Capital” (…) “Promete seguir creando galaxias. Y en eso anda”. Dibuja historietas para la Argentina y varios países de Europa. Es famosa su novela gráfica Cómo yo gané la guerra (2017), con textos de Pepe Angonoa. Su segunda actividad es hacer radio.





Germán Cáceres



HUMOR A LA ISLANDESA, por Germán Cáceres

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CON TODOS USTEDES DAGSSON


de Ugleikur Dagsson


(Editorial Anagrama, Barcelona, 2018, sin numeración de páginas)




Como diría Hugo Pratt, en este siglo XXI el humor gráfico goza de excelente salud y larga vida. Sus producciones no solo pululan por páginas de internet y las redes sociales, sino también en revistas y diarios.



En estos trabajos Hugleikur Dagsson (Reykjavik, 1977, Islandia) no utiliza viñetas sino páginas en blanco con dibujos prácticamente infantiles que se limitan a unos pocos trazos. Aunque se graduó en la Academia de Artes de su país (ver nota de Andrea Guzmán, «Oscuro como el invierno», en Radar del 14.4.19) desechó el realismo para priorizar el humor del texto. Concretó algo similar a la propuesta de Chester Gould con su Dick Tracy (1931), cuya simplicidad gráfica favorecía la calidad narrativa de su historieta.



Esas líneas mínimas e ingenuas van acompañadas por los diálogos o pensamientos de los personajes que están encerrados en globos. El espíritu lunático de los mismos asume el absurdo, un humor negro de una crueldad y una ferocidad inimaginables, y hasta el nonsense. Por ejemplo, la muerte pregunta por un señor que la atiende en la puerta de su casa, y este le responde que no es él.



Aunque son cartoons para ver y leer, se transcribirán algunos diálogos ilustrativos.

–“Disculpe, señora…Mi familia y yo nos estábamos preguntando… ¿está usted embarazada o solo está gorda como una vaca?”.

–“Mami, este desodorante no funciona. “/”Eso es porque es mi vibrador”.

–“Papá, cuando sea mayor voy a ser puta.”/ “¡Gracias, MTV!”.

–Una señora que ve a su hijo con una chica en la cama se lamenta: “¡¿Cómo has podido engañarme?! ¡A mí, a tu propia madre!”.



Y así sigue Dagsson: los ángeles suelen ser perversos sexuales, un padre cocina a sus propios hijos y se muestran mujeres que sacrifican a bebés para entretenerse.

En el final predominan los chistes desaforados; un hombre descubierto por su mujer en un acto comprometido se queja: “¿Yo gay? Por Dios, Anne. ¿Es que dos hombres adultos no pueden tener sexo anal hoy en día sin que les llamen ´gays´?”. En otra página aparecen hombres copulando con cebras.


Correctísima la traducción de Margo Baldrich.

Este actor islandés que practica el stand up, que realizó una serie de animación para la TV, escribió tres obras de teatro y compiló sus chistes en veinte libros (algunos traducidos al castellano), puede desagradar y escandalizar, pero no hay duda de que se trata de un creador original, audaz y talentoso. Vale la pena leerlo y visitarlo en internet, pues no hace más que recrear con humor las atrocidades que ocurren en este mundo aún más salvaje y siniestro que su obra gráfica.



Germán Cáceres



¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…! Arte y guión: Alberto Breccia. Por Germán Cáceres

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(Hotel de las Ideas, Buenos Aires, 2019, 64 páginas)





Alberto Breccia (Montevideo, 1919-Buenos Aires, 1993) está considerado uno de los más grandes dibujantes de la historia de la historieta mundial, y se radicó con su familia en la Argentina cuando tenía tres años. Su obra es vasta y comenzó a sobresalir a partir de Vito Nervio, que dibujó desde l947 a 1959 con textos de Leonardo Wadel. En los años cincuenta toma contacto con el guionista Héctor Germán Oesterheld y en dupla producen varias obras que están entre la cumbre de este noveno arte. Entre ellas pueden citarse Sherlock Time, Mort Cinder, Vida del Che Guevara (que dibujó junto a su hijo Enrique) y una nueva versión de El Eternauta. Con guión de Norberto Buscaglia adaptó Los mitos del Cthulhu, de H.P. Lovecraft. Acompañado por el guionista Carlos Trillo, realizó Un tal Daneri y Buscavidas. Junto a Juan Sasturain (textos) plasmó la consagrada saga Perramus.  Son famosas sus versiones de los cuentos de Edgar Allan Poe.



La historieta que se comenta fue realizada por el artista en 1982 y hasta ahora era inédita en nuestro país. Anteriormente se publicó, entre 1983 y 1984, en la revista española Comix Internacional, y en los años noventa en libro en Francia.

¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah! carece de diálogos, está compuesta por viñetas mudas, y aunque hay una concepción plástica en su dibujo y en sus colores, su proyecto es netamente historietístico, con ciertos puntos en común con el arte del cartoon. Laura Caraballo (curadora de la muestra «Breccia 100. El dibujo mutante») manifiesta en el prólogo: “Aquí, las masas de color yuxtapuestas dejan emerger la línea como una suerte de daño colateral, pero no como un fin en sí mismo. No hay trazo, hay mancha. Este carácter expresivo del color y de las formas, porta oportunamente la carga grotesca que atraviesa la obra de Breccia de principio a fin”.






A partir de la tapa, su trabajo está poblado de mujeres y hombres deformes y edificios resquebrajados, como si estuvieran a punto de derrumbarse. Su colorido es restallante y muy elaborado.

La obra consta de cinco capítulos. El primero, «La última noche de carnaval», tiene lugar en Venecia y presenta un mundo de pesadilla, abarrotado de muertos. El negro es fundamental y recorre sus páginas. La concepción de Breccia es netamente experimental. En este episodio Drácula está a punto de morder a una mujer, pero aparece Superman como un salvador y aquel huye dejando a la pareja gozar de un romance. Pero el final es desopilante, porque el superhéroe muere inesperadamente, y el último cuadrito muestra un primer plano de la mujer con colmillos manchados de sangre: Drácula ya la había mordido y convertido en vampira.


«Latrans canis non admordet» es el título en latín del Capítulo 2, que significa “Perro que ladra no muerde”. Su creativa estética trae reminiscencias de un genial corto de animación: El corazón delator(1953), de Ted Parmelee, una producción de la casa UPA. Hay viñetas –como la del plano general en que El Conde viaja en carroza–, que podrían lucirse en cualquier galería de arte. En esta oportunidad sufre de dolor de muelas, y concurre a un dentista. El cuadrito de media página en el cual el profesional lo revisa es de antología por su muestrario de objetos insólitos. En su trazo predomina la línea curva y en su composición una óptica barroca. Luego, en el castillo, recibe a un huésped con quien cena. Y concluye con una viñeta en la cual asoma una burla feroz: Drácula hinca sus colmillos en su visitante mientras este duerme, pero se le cae la prótesis que le había colocado el dentista.


En el Capítulo 3: «Un tierno y desolado corazón», los interiores del castillo demuestran su exuberante figuración. Aquí, nuestro mordedor está perdidamente enamorado de una mujer moribunda, va a verla en su mansión, entra en el dormitorio donde languidece en la cama, y la salva mediante una transfusión de sangre que se exhibe en un magnífico cuadrito de página entera.

En el Capítulo 4, «Fui leyenda», se traslada a Buenos Aires en la época del Proceso. Abundan imágenes  propias de los «Caprichos goyescos» al mostrar el horror de matanzas, mutilaciones, torturas y acciones aberrantes. Como señala Caraballo en su prólogo, aparece el único texto de la serie: un cartel fijado en una pared anuncia “Todo va mejor con Coca-Cola” en tanto una fila de personas espera frente a




una olla popular. Drácula, espantado, se refugia en una iglesia católica. La concepción artística trae a la memoria la citada Perramus.

El Capítulo 5, «¿Poe?.¡Puaf!» presenta al famoso escritor trabajando en el estudio de su casa de Baltimore, mientras por la ventana entre un cuervo. Drácula está observando su vivienda y lo ve partir hacia una taberna, donde el poeta bebe hasta emborracharse. Al salir el vampiro lo muerde y se fuga, pero la sangre, por supuesto, estaba colmada de alcohol y, completamente ebrio, cae al suelo y se agarra de un poste. Un policía lo detiene para encerrarlo en un calabozo.  



Tal vez la mejor definición de esta obra maestra la dio el propio autor. Su hija Patricia Breccia –una notable dibujante de historietas de nivel internacional– señaló a Juan Manuel Strassburger (Radar, 30.6.19) que “Desde el primer momento su objetivo fue hacer a Drácula pero como sátira. Una adaptación fuera de lo convencional. ´Me quiero cagar de risa yo´, me decía. ´Me quiero divertir´”.



Germán Cáceres


PATAGONIA Tierra adentro de Alejandro Aguado, por Germán Cáceres

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EN BUSCA DE PANGEA.

(La Duendes editora, Comodoro Rivadavia, 88 páginas)




El libro lleva como subtítulo «Crónicas ilustradas del territorio desconocido», que resume magistralmente su contenido. En la «Introducción» añade: “…habla desde miradas que podrían ser emparentadas con la antropología, la etnología, la historia, la geografía, la arqueología y la geología.”



Es texto es muy emotivo y, entre otros recuerdos, relata los viajes que hacía de niño junto a sus padres por la Patagonia y rescata la historia de poblaciones olvidadas. Su prosa es segura, no intenta lucirse sino informar con precisión y claridad. Exhibe un vocabulario amplio y ajustado sobre las características de la zona. Varias veces realiza una sugerencia diáfana y profunda:”Un paisaje inalterado desde hace miles de años y el rastro de antiguas presencias humanas, nos hicieron concluir que no hace falta una máquina para viajar por el tiempo”. / “Como varios de los cerros del centro sur de Chubut, se originó 340 millones de de años atrás en el continente conocido como Pangea”.



Aguado no solo escribió las crónicas: también el material fotográfico y los dibujos sobre este panorama telúrico son suyos. Las fotos resultan valiosas porque registran paisajes, edificaciones, manifestaciones del arte rupestre y cementerios indígenas que la mayoría de los lectores, incluso los patagónicos, desconocen. Las ilustraciones poseen un registro realista a veces entrelazado con rasgos de humor gráfico; en ellas prevalece el negro con zonas y detalles en blanco que transmiten un contraste no exento de armonía. En «El último viaje a Cañadón Lagarto», una estampa de bellísima factura muestra un sector del pueblo –prácticamente desaparecido– con vecinos, autos de principios del siglo XX, carretas, caballos y una locomotora. Además, en sus comentarios demuestra poseer una enorme sensibilidad hacia los animales.



A lo largo del libro interviene una visión fantástica de la realidad porque refiere, por ejemplo, que se vieron aparatos con luces que podrían ser helicópteros militares u ovnis. Hay varias historias de duendes, espectros, gauchos fantasmas, la célebre Luz Mala y demonios, muy propias de la Patagonia. Así, señala que “Llevaba años conociendo tehuelches y había aprendido a aceptar que existen prácticas y ritos que conectan con lo esencial. Un entendimiento que en la culturas occidental se extravió en alguna etapa…” Y también tiene la certeza de que el pasado nutre la realidad contemporánea.



Un encuentro con el escritor y guionista de historietas Guillermo Saccomanno no podía dejar de derivar en una charla sobre el género, ya que Aguado es un dibujante reconocido y responsable de un blog y una página acerca del arte de los globos y los cuadritos y también es director de la editorial La Duendes-HistorietaPatagónica.

El autor puede definirse como un explorador, un viajero incansable, un émulo patagónico de los famosos Stanley y Livingston.



Patagonia/Tierra adentro se completa con una extensa «Bibliografía general».

Alejandro Aguado (Comodoro Rivadavia, 1972) fue nombrado “Vecino destacado” de su ciudad natal y “Socio Honorario Nº 1” de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysen, Chile. Expuso en muestras individuales y colectivas en Argentina, Ecuador, Colombia, Brasil, España y Alemania. Obtuvo el 1er. Premio en el rubro historieta en la Primera Bienal de Arte Joven de la Patagonia. Participó en el libro Malvinas. El sur, el mar, el frío, que obtuvo el primer premio en los Premios Nacionales Banda Dibujada 2017. Su obra fue difundida a través de entrevistas y notas en medios regionales, nacionales y extranjeros.



Germán Cáceres


LA BROMA ASESINA (CONTINUACIÓN) Por Germán Cáceres

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Guasón (Joker, EE. UU., 2019)

Dirección: Todd Phillips.

Guión: Todd Phillips y Scott Silver.

Fotografía: Lawrence Sher.

Música: Hildur Guonadottir.

Intérpretes: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Frances Conroy, Zazzie

Beetz, Brett Cullen, Dante Pereira-Olson, Douglas Hodge, Jolie Chan.



En principio parecería que esta película no tiene nada que ver con la historieta Batman (1939), de Bob Kane y Bill Finger, ya que el justiciero no está presente. Pero la acción transcurre en Ciudad Gótica, precisamente en la que aquel reside, y resulta oportuno aclara que no es un superhéroe, ya que no tiene poderes como Superman – un extraterrestre oriundo del planeta Kripton–, sino que su fortaleza se debe a un intenso entrenamiento físico.  



Además, interviene un tal Thomas Wayne, un millonario que en la historieta original es el padre de Bruce –que también aparece en el filme cuando era un chico–, tras cuya identidad (que en la Argentina también se la conoció como Bruno Díaz), se oculta el hombre murciélago. Y como en el comic, tanto el potentado como su esposa son asesinados. Y hay bastante más: no solo que en los créditos se nombra a D.C. Comics, empresa que posee los derechos del personaje (y también los de Superman), sino que en cierto sentido este Guasón fílmico parece continuar la famosa novela gráfica La broma asesina(The Killing Joke, 1988), de Alan Moore (guión) y Brian Bolland (dibujo), una de las grandes creaciones del género. En ella, tanto Batman como el Guasón son tipos atormentados y traumáticos que sufren conflictos psicológicos similares.

Este renovado Guasón (Joaquin Phillips) tuvo una infancia horrorosa y nada feliz (curiosamente su madre lo llama “Happy”), y el argumento parece indicar que esa desdicha es irrecuperable, ya que la locura se apodera del payaso. Y como venganza justiciera comete una serie de brutales asesinatos, en un ámbito urbano asolado por la basura acumulada, producto de una salvaje huelga de recolectores.

El filme obtiene un clima tan opresivo como agobiante y oscuro, hasta fantasmal, y en ese logro es esencial la excelente fotografía de Lawrence Sher. La dirección de Todd Phillips (que se lo conocía por algunas comedias) sobresale en las angulaciones que imprime a las tomas y por narrar convincentemente una historia triste y amarga, que prácticamente hipnotiza al espectador. El Guasón repite en varias escenas: “Creo que no fui feliz ni un solo instante en toda mi vida”.

Joaquin Phillips se consagra como uno de los mejores actores de la actualidad. Es magistral su manejo del cuerpo y de sus muecas psicóticas captadas en magníficos primeros planos. Y su brillante interpretación remite a las de Jack Nicholson  (Batman, 1989, de Tim Burton) y de Heath Ledger (El caballero de lanoche, 2008, de Christhofer Nolan).



Mención especial merece la banda de sonido con temas tan encantadores como  «Smile» y «That´s Life» (entre otros).

Guasón obtuvo el León de Oro a la mejor película en el último Festival de cine de Venecia.

Seguro que el fandom comiquero no se perderá este filme. Tampoco los cinéfilos.



Germán Cáceres


Murió Juan Gimenez (1963-2020)

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Juan Gimenez, quien residía en España, estaba internado a causa del Coronavirus desde hace varios días en la ciudad de Mendoza (donde nació), Argentina. Murió a los 76 años de edad.

Se fue uno de los grandes maestros de la historieta, con una muy extensa obra reconocida a nivel mundial, admirado por generaciones de lectores y colegas.


Una gran pérdida que la pandemia provoca en el mundo del dibujo. 



CIRUELO, CIUDADANO ILUSTRE DE DRAGONLAND, por Germán Cáceres y A. Aguado

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Ciruelo (Gustavo Cabral) nació en la ciudad de Buenos Aires el 20/7/1963.

A los trece años ingresó en la Escuela Técnica Fernando Fader de esa ciudad, donde estudio diseño y publicidad. A los dieciocho comenzó a trabajar en una agencia de publicidad y, además, dibujó tapas para revistas que publicaba la Editorial Vocación. Decidió convertirse en ilustrador independiente a partir de los veintiún años.

En 1987 se estableció con su esposa Daniela en Sitges, localidad costera situada en Cataluña, cerca de Barcelona. Desde allí realizó ilustraciones para editores de Reino Unido, España, Alemania y Estados Unidos. Son suyas las portadas de la trilogía Chronicles of the Shadow War, que escribió George Lucas. Realizólas tapas de álbumes de rock, de Cartas Magic–que publicó Wizard of theCoast–, y colaboró para Berkeley PublishingGroup, TorBooks, WarnerBooks, Ballantine,las revistas Heavy Metal, Playboy, en la primera etapa de Fierro y también en otras publicaciones de La Urraca. Sus trabajos incluyen cubiertas de libros, calendarios, puzles e ilustró su ficción Hadas y Dragones. Concurre a múltiples exposiciones y salones con stand propio, no solo en Europa, sino también en la Argentina. Asimismo incursiona en la guitarra eléctrica y en la composición musical.

Es responsable de los posters de los filmes Hombre mirando al sudeste (1986), de Eliseo Subiela –con música de Pedro Aznar–, y Fuego gris (1994), de Pablo César. El poster de la película de Subiela se utilizó como tapa del álbum del mismo título de Luis Alberto Spinetta. Colaboró también con el genial guitarrista Steve Vai y el escritor e historietista Alejando Jodorowsky.


Ciruelo en 2019 en su estudio de Sitges, España.


ALEJANDRO AGUADO: Según me comentaste, te radicaste en Europa para poder vivir de tu arte ¿Cómo fue tomar esa decisión? ¿Cuál era la situación de Argentina en ese momento? Es de suponer que no fue algo simple.

 CIRUELO; Era 1987 y yo, con 23 años, decidí irme a vivir a España para poder dedicarme por completo al arte fantástico ya que en Argentina no había editoriales que me permitieran vivir de eso y mi pasión era tan grande que no tenía otra opción. Además, en Argentina había una inflación mensual del 20% y eso hacía mi profesión de trabajador autónomo muy complicada. Irme fue una decisión muy dura pero yo estaba acostumbrado a situaciones límite.

Ilustraciones de tapas de Ciruelo, en sus comienzos, en los años 80 y 90.


A.A: ¿De qué manera te insertarse en el mercado europeo?

 CIRUELO: Me resultó muy fácil ya que Barcelona estaba en un momento glorioso en el cómic y la ilustración fantástica y apenas llegué empecé a trabajar para la agencia Norma Comics que representaba ilustradores para toda Europa y Estados Unidos. En 1989 la editorial inglesa Paper Tiger me publicó un primer libro, “Ciruelo” y después “El gran libro del Dragón” lo que me hizo conocido en todo el mundo. En los noventa trabajé con la agencia de Toutain, Selecciones Ilustradas, para las editoriales más importantes de Nueva York.

A.A.: Residís en Sitges, hermosa ciudad vecina de Barcelona. ¿La elegiste por algún motivo en particular?

GERMÁN CÁCERES: Completo la pregunta de Alejandro: tengo entendido que en tu casa, no obstante que tenés hijos, no se ve televisión ni ellos se distraen con videojuegos. ¿Qué curioso porque precisamente el arte fantástico es muy empleado en ambos ámbitos, de los cuales, además, la juventud es fanática?

 CIRUELO: Con mi mujer Daniela vinimos a Barcelona por mi amigo de la infancia, Gusti, también ilustrador que me recibió con toda generosidad y rápidamente nos enamoramos de Sitges y nos alquilamos un departamento chiquito y barato. En ese pueblo vivía Altuna, el historietista, y muchos otros artistas, así que el ambiente era altamente inspirador para crear. Mis hijos nacieron en 1998 y 2001 y es cierto que se criaron sin TV ni videojuegos sencillamente porque ni mi mujer ni yo éramos aficionados, aunque sí mirábamos películas en familia. Nunca tuve tiempo para videojuegos ya que mis varias aficiones me ocupaban todo el día: mi arte, la música y el deporte. Mis hijos se entretenían desde chiquitos haciendo videos caseros y grabando incluso las músicas y ahora los dos son profesionales de la fotografía, el vídeo, el diseño gráfico y la danza.


A.A.: Hiciste un libro con Jodorowsky, personaje famoso a nivel mundial dentro y fuera de la historieta por su obra y su filosofía de vida. ¿Podrías contar un poco cómo lo conociste y cómo fue el trabajo en conjunto?

 CIRUELO:Conocí a Jodorowsky junto a Moebius a principios de los noventa en Barcelona ya que venían muy seguido a eventos de cómic y exposiciones y tuve la suerte de compartir muchas charlas y cenas con ellos. Incluso en 1993 hice una exposición en Sitges junto a Moebius, quien siempre fue mi ídolo artístico. Así que una vez que me encontré con Jodorowsky en San Diego Comic Con él me ofreció hacer un comic juntos, a lo cual yo me negué pero que finalmente acepté por su insistencia y porque escribió un guión basado en mis dragones. Esa historia se publicó primero en USA y después en Francia. Jodorowsky es uno de los grandes creadores de nuestro tiempo y fue un honor para mí trabajar con él y además contar con un prólogo para uno de mis libros.


Ilustraciones de tapa de Ciruelo para la revista Fierro de La Urraca, en los 80.

A.A.: Hace días falleció tu amigo Juan Giménez, admirado por su producción y trayectoria a nivel mundial. Ambos vivían en la misma ciudad. ¿Qué podrías contarnos sobre él y sobre ustedes?

 CIRUELO: Juan vino a vivir a Sitges en 1992 y se sumó a la familia que ya formábamos artistas como Horacio Altuna, Gusti, Horacio Elena y con los cuales compartíamos infinidad de reuniones donde el arte siempre era el tema central de conversación. Así que Juan Giménez era un hermano mayor para mí. Poco antes de su fallecimiento había estado en casa donde hablamos sobre técnicas de pintura, mundos fantásticos, exposiciones, y se había ido muy inspirado para hacer nuevas obras lo cual me pareció muy admirable. Espero siempre poder mantener esa misma pasión por el arte y sé que algún día nos reencontraremos para seguir compartiéndola.

Ciruelo en 2018 en Dragoncon, Atlanta, EEUU y en la Feria Internacional del libro de Buenos Aires.

A.A.: Tu labor también comprende la pictografía, que son dibujos en rocas que tienen una excelente repercusión. ¿Cómo surgió y desarrollaste esa faceta?

G. C.: ¿Los petropictos que realizás se pueden considerar arte rupestre? ¿O  establecer alguna conexión con lo pretoglifos del Neolítico o con los de varias provincias argentinas?

 CIRUELO: Mi técnica llamada Petropictos nace de mi apasionada contemplación de la naturaleza. Admiraba las texturas de los árboles, las formas de las nubes, el diseño de los paisajes y eso era una constante fuente de inspiración para mi arte. Y ocurrió que un día de 1995 simplemente me puse a pintar sobre una piedra porque había visto una imagen en su forma y conseguí crear una obra tridimensional sólo a través de la pintura. Ahí me di cuenta de que siempre había tenido esa habilidad y me dediqué a pintar Petropictos y mostrarlos en exposiciones. Esta técnica está relacionada con mi daltonismo porque la falta de sensibilidad con el color se compensa con un mayor control de los valores de grises, o sea, con la luz y la sombra y veo las formas de manera realzada. Me gusta la idea de que es arte rupestre y soy consciente de que pintar sobre piedras es trabajar sobre algo que tiene millones de años de evolución. También sé que mi pasión es la misma que la de aquellos artistas de las cavernas.

 
Ejemplos de Petropictos de Ciruelo
A.A.: Hoy tu obra es reconocida a nivel mundial, hasta por muchos que no la identifican con el autor. ¿Qué se siente respecto  a esa trascendencia?

 CIRUELO: No sé. Sólo sé que estoy agradecido por la posibilidad de haber convertido mi arte en mi profesión, y de poder levantarme cada mañana con muchas ganas de trabajar. En realidad estoy haciendo lo mismo que hacía a los cinco años cuando me tiraba al suelo a dibujar. Esto me lleva a pensar que tal vez lo que la gente admire de los artistas es la posibilidad que estos tienen de dedicarse a lo que quieren. Con respecto a la trascendencia de mi obra estoy muy contento de inspirar a otros con mis visiones.

A.A.: Mirando hacia atrás, ¿cómo evaluás el camino recorrido?

 CIRUELO: Agradezco cada una de las experiencias que tuve en mi vida, incluso las más duras ya que fueron muy enriquecedoras. En las conferencias suelo hablar de mis inicios en un lugar y un tiempo tan hostiles como fue la Argentina de los ’70 y ’80, y explico que eso me imprimió un carácter de guerrero que me sirvió para siempre. En general, cuando veo mi camino del pasado me parece todo muy mágico, empezando porque nunca tuve un sueldo fijo, siempre dependí de que sonara el teléfono otra vez después de terminar un trabajo. Y funciona hasta ahora de un modo mágico.


G.C.: Los dragones son tu especialidad. Vos los representás como un híbrido que combina las formas de un reptil con las de aves. Estas últimas parecen una suerte de pterodáctilos, una especie de saurio volador del período Jurásico. ¿Coincidís de alguna manera con esta apreciación?

 CIRUELO: Sí. Los dragones pueden ser una especie inteligente evolucionada desde los dinosaurios. Puede que en esa evolución trascendieron esta dimensión física para convertirse en algo más etérico con lo cual su fisonomía dejó de ceñirse rigurosamente a las formas biológicas. Últimamente estoy dibujando más dragones como seres de esencia espiritual, como si fueran figuras de fuego o entidades de pura luz.


Tapas de algunos de sus libros en español.

G.C.: Los dragones son animales fabulosos propios de las culturas orientales, pero creo que también los adoptan otras tradiciones. ¿Es así?


CIRUELO: Los dragones están presentes en casi todas las culturas ancestrales de la tierra. Además de en todo Oriente están presentes: en la Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Europa, y la América Precolombina, ya que Kukulkán o Quetzalcoatl era la Serpiente emplumada, que es un dragón. Y la lista sigue por todas las culturas de un modo muy sincrónico y misterioso.



Ciruelo y su stand en los festivales de Lucca en Italia y Angouleme en Francia. 


G.C.: Tus hadas son un hallazgo: se trata de beldades oníricas, parecen enigmáticos seres extraídos de los mundos de Tolkien,  Lewis Carroll y C.S.Lewis (el de Narnia). O sea que pese a los monstruosos dragones, tus trabajos respiran paisajes de ensueño y  una atmósfera misteriosa: hay magos, enanos y serpientes. Y guerreras que resplandecen como auténticas valquirias que portan escudos, espadas, cuchillos y armaduras repletas de arabescos. Entiendo que este universo solo puede gestarse a través de una intensa vida interior.


CIRUELO: Sí, yo también creo que mi producción tiene que ver con una intensa vida interior, lo que se traduce como tener una gran imaginación o, como a mí me gusta explicarlo, tener la capacidad de visionar otras dimensiones donde habitan infinidad de seres. Yo entiendo la realidad como una sucesión de dimensiones paralelas y simultáneas.


G.C.: Siempre me extrañó que grandes pianistas de jazz (por ejemplo Art Tatum y Ray Charles) fueran ciegos. Otro caso insólito es la sordera de Beethoven. Tus figuras no sólo deslumbran por sus bellas líneas y detalles, sino también por sus mágicos colores. Sin embargo, vos sos daltónico. ¿Cómo se explica esto?


CIRUELO: No hay una manera “lógica” de explicarlo. Yo percibo que una disminución en alguna facultad humana puede significar un incremento en otra facultad. Como si la naturaleza tuviera una ley de compensación. De todos modos el arte radica en el modo de “comprender” antes que en el de “expresar” así que al momento de expresar el artista puede encontrar una forma u otra de acuerdo a sus capacidades, pero lo importante es lo que se quiere expresar y eso depende de la apreciación, de los conceptos y de las ideas.


Calendario ilustrados por Ciruelo, en Alemania. 


G.C: Tu colorido es restallante. ¿Influyen en ello tu empleo del monocolor y de las armonías de complementarios?


CIRUELO: Supongo que sí. En cuanto nos ponemos a describir este tipo de sutilezas cromáticas es donde se empieza a evidenciar mi daltonismo. Yo tiendo a dejar fluir libremente mi creación al componer mi paleta de colores ya que ahí tengo poco control. Doy prioridad a la intuición por encima de la teoría.




G.C.: ¿Cómo te vinculás con la música, especialmente con la guitarra eléctrica? ¿Tus ejecuciones con este instrumento repercuten en tu trabajo?


CIRUELO: Toco la guitarra desde el mismo momento que dibujo, o sea, de toda la vida. A los 19 años pensaba que iba a ser músico de profesión y al final me dediqué al dibujo y la pintura. La música quedó para expresión interior y así es como me acompañó toda la vida. La tecnología me dio la oportunidad de grabar algunas bandas sonoras para mis libros en versión IPAD y también para componer hilos sonoros que sonaran en mis exposiciones. Ahora hacemos música en casa con mis hijos y estoy dándole un espacio mayor aunque no sé hasta dónde va a llegar. Debería poner mis composiciones a disposición del público en alguna plataforma tipo Soundcloud. En cualquier caso, para mí la música es una herramienta más tal como lo es el dibujo, y por lo tanto es igualmente importante para mí.


G.C.: Me viene a la memoria tu libro Hadas y Dragones.  ¿Qué tal tus planes de escribir vos mismo las ficciones e ilustrarlas?


CIRUELO: Esa es otra faceta mía que no puedo frenar aunque no tengo el tiempo suficiente para hacerlo con el profesionalismo que me gustaría. Pero igualmente voy a seguir escribiendo en el tiempo del que disponga ya que tengo muchas cosas que contar. En mi libro Hadas y Dragones hablo de la cosmovisión que tenían las culturas precolombinas, que para los europeos eran culturas inferiores, y pongo en evidencia que lo que para algunos era tradición o historia para otros era leyenda o mitología.




G.C.: Voy a recurrir a un poco de teoría acerca de tu excepcional estética:

– ¿Se podría vincular con el realismo fantástico que alentaban Louis Pauwels y Jacques Bergier?

–Rosemary Jackson en su ensayo Fantasy: literatura y subversión cita a varios autores, entre ellos a Jean Paul Sartre que opinaba que el género “Manifestaba nuestro poder humano de trascender lo humano. Los hombres procuraban crear un mundo que no fuera de este mundo”, y a Joanna Russ:”El fantasy expresa la ´subjetividad negativa´, el fantasy es fantasy porque contraviene lo real y lo viola. “

¿Qué pensás sobre estas argumentaciones?


CIRUELO: Todas estas argumentaciones son acertadas porque cada uno tiene su perspectiva propia e incursiona en terrenos que le son propios. En mi lista de artistas de arte fantástico incluyo a Michelangelo cuando dibuja ángeles y a Leonardo con sus dragones. Para mí el arte fantástico es un modo de representar la “meta realidad”, no es algo que esté fuera del mundo de los humanos sino que es una faceta más de nosotros mismos. Es una faceta que nos pertenece. Representa vidas en terrenos paralelos que transitamos a diario en nuestros sueños y en nuestra imaginación. Incluso diría que son realidades que vivimos en tiempos fuera de este tiempo, en momentos atemporales que no podemos entender desde un tiempo lineal.

CORAZONES DESATADOS de Jorge Fernández Díaz. Ilustraciones de Liniers. Por Germán Cáceres

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CORAZONES DESATADOS

de Jorge Fernández Díaz





Es una colección de veinte cuentos modernos, creativos, que se leen con placer debido a su prosa esmerada y de extrema soltura. Todos los títulos desbordan humor e ironía y algunos presentan desarrollos y desenlaces que rodean el absurdo. La mayoría de los protagonistas tienen conductas estrafalarias y disparatadas.  Las ilustraciones de Liniers complementan a las maravillas la escritura, que a tramos se vuelve alucinatoria, lo cual se puede observar en algunas de las sorprendentes metáforas de Fernández Díaz: “Yo también sigo queriendo a mi ex mujer. La carne siempre queda cruda. Recién se cocina en el horno de la próxima relación”.

En Corazones desatados se puede deducir que no son fáciles los encuentros sinceros y profundos entre el hombre y la mujer, como si el sexo fuera un tabú insoportable. Resulta desopilante y paradójico que entre todas estas historias de amores contrariados, la única pareja que se lleva bien y vive feliz es la que ha decidido no tener sexo («En busca del amor perfecto»).

« Jorge Fernández Díaz (Buenos Aires, 8/7/1960) es periodista y escritor de crónicas, cuentos – Te amaré locamente– y novelas – Mamá, La segunda vida de las flores, El Puñal, La herida–. Dirigió la revista Noticias y el suplemento ADN Cultura. Es columnista de La Nación y conduce el programa Pensándolo bien por Radio Mitre.  Desde 2016 es académico de número de la Academia Argentina de Letras. (G.C.)


(Alfaguara, Bs. As., 2019)





INTRODUCCIÓN



Se ha hablado mucho –y elogiosamente– del jazz fusión, es decir de su unión con otros estilos musicales, entre ellos el tango. Así, se pueden citar los encuentros de Gerry Mulligan con Astor Piazzolla, Gato Barbieri y Osvaldo Tarantino.

Dado que el Jorge Fernández Díaz escribió Corazones desatados, una colección de veinte cuentos, cada uno de los cuales lleva su título con una ilustración de Liniers, ¿por qué no hacer una nota que abarque las dos disciplinas artísticas, es decir la literatura y el humor gráfico? Allí vamos.




CÓMO IMAGINA LINIERS LOS CORAZONES DESATADOS


Ricardo Liniers Siri (Liniers), Buenos Aires, 15/11/1973, estudió publicidad y se hizo célebre por su tira Macanudo (2002). En 2012 recibió Diploma al Mérito en Artes Visuales por la Fundación Konex, fue declarado en 2014 Personalidad destacada en el Ámbito de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura Porteña y en 2018 recibió el Premio Inkpot Award, y por su libro Buenas noches, Planeta el cotizado Premio Eisner. Se dedica también a la pintura y a la edición (junto a su esposa Angie Erhart Del Campo fundó en 2011 La Editorial Común). Participó en el documental El trazo simple de las cosas (2010), de Franca González, muy aplaudido y reconocido tanto en el país como mundialmente. Su personaje Enriqueta es un éxito absoluto que se erigió en la insignia de #Ni una menos.



En Corazones desatados Liniers emplea una gráfica tipo naif, donde los personajes adquieren facetas propias de los títeres. Asimismo pueden asociarse con muñequitos o robots que, junto con los objetos, tienen distintas proporciones, como si pertenecieran a un conjunto variado de viñetas que se yuxtaponen. Sus narices estilizadas son una especie de marca de fábrica del artista. Por momentos parece desarticular la historia narrada en los cuentos y volcarla sobre el papel a través de audaces composiciones.

Utiliza una amplia gama de grises y sus dibujos son sencillos, sin ornatos. Pueden asimilarse a una versión actualizada de tantas ilustraciones que se realizaron de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll. 



El arte de Liniers es tan amplio, rico y creativo que puede dispararse y adquirir múltiples direcciones, una de las cuales hasta podría optar por el revolucionario action-painting de Jackson Pollock.



Germán Cáceres






DIARIO DE UN HIJO de Tute, por Germán Cáceres

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(Sudamericana, Buenos Aires, 2019, 168 páginas)






Se sabe que Juan Matías Loiseau (1974), conocido artísticamente como Tute, no necesita ser citado como hijo del gran Caloi (Carlos Loiseau, 1948-2012), creador de Clemente, sino que hace años que ha adquirido vuelo propio. Desde 1999 colabora los domingos en el diario LaNación  Ha publicado numerosos libros en el país y en el exterior. También es músico y dirigió cortometrajes de animación. En 2012 recibió el Premio Konex y en 2018 presentó el proyecto audiovisual de videoclips Canciones dibujadas, con títulos de su autoría, intérpretes prestigiosos e ilustradores reconocidos. En 2014 Quino opinó sobre él en el prólogo de su primera novela gráfica Dios, el Hombre, el amor y dos o tres cosas más: “Lo digo así, de sopetón: Tute es para mí, sin duda alguna, el mejor dibujante de humor gráfico argentino surgido en los últimos años.”



La que se comenta aquí es una catarsis de Tute para superar el duelo por la muerte de su padre, a quien reconoce que idealizó: en una página lo representa como un gigantesco Superman. En un reportaje que le realizó el 23/7/2019 Sergio Sánchez para Página/12sostuvo: “Pero creo que el duelo es el aprendizaje de una cosa muy importante: convivir con esa ausencia”.

Tute presenta un estilo de dibujo que impera en el humor gráfico de esta época: sintético al máximo, apenas unas líneas que sugieren personajes y ambientes. Es como si la imagen fuera tributaria de los diálogos ocurrentes y agudos del libro. El blanco de la página opera como un signo opresivo que anuncia que algo malo pasará, en este caso la muerte de Caloi.



En resumen, el Diario de un hijo es una suerte de autobiografía del autor, desde su nacimiento hasta el fallecimiento de su padre. Esta narración es nostálgica y desborda poesía: su emotiva impronta impacta en la sensibilidad del lector.

Así se narra el diálogo que sostiene él con su inconsciente, que por momentos vuelan juntos como si fueran pájaros y observaran la ciudad desde el aire.

Tute diseña una suerte de filigrana con ambas aves  sobrevolando con un fondo blanco que opera como un foco cegador. Con frecuencia no usa viñetas, las que debe imaginar el lector porque los personajes se desplazan por la ciudad.



Un aura onírica sobrevuela en las consultas con la analista y sus conversaciones con el inconsciente. Es evidente que en la vida personal de Tute tienen mucha importancia sus sesiones de terapia y no deja de protestar por esa dependencia en el libro (hasta le da una patada a un psicólogo).

Por tramos los textos son los verdaderos protagonistas y parecería que la simplificación tiene por finalidad que se luzcan las frases y los diálogos inteligentes. Como si Tute hubiese seguido el consejo que le dio Sendra: “Dale a los juegos de palabras”.



Surgen afirmaciones contundentes: “(…) uno siempre llora por las mismas dos o tres cosas”. / “¡La verdad no existe! (…) ¡Indagar es el único sentido de la vida!”. O diálogos memorables como el siguiente:

Tute: Llega un momento en el que pasa todo.

Inconsciente: ¿Para qué tan rápido?

Tute: El tiempo no sabe de burocracia…Los días se agolpan…El tiempo es como el amor…

Inconsciente: ¿Profundo?

Tute: Pasajero.



Hay numerosos cuadritos en silencio que otorgan un clima a esta novela gráfica. No pocas veces se engarzan entre ellos y en ocasiones dan lugar a una admirable figuración abstracta. También hay viñetas de página entera repletas de múltiples líneas y colores propios de cuadros  de pintura experimental cercana al absurdo; un desarrollo delirante que parece pertenecer al universo de las pesadillas. Así, después de la muerte de su padre (8/5/2012), el personaje que representa a Tute desciende a las tinieblas del Leteo, en un alarde gráfico de gran virtuosismo y extrema belleza. Un gran final, como merecía este libro maravilloso.



Gerrmán Cáceres


Libro de FANZINES, Por Germán Cáceres

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(Temperley, Tren en movimiento, 2018, 192 páginas)




En la «Introducción» Schmied aclara que el libro encara una “…búsqueda de producciones que ya se hayan interesado en el tema de la microedición a la vez que plantea el desafío por encontrar nuevos abordajes, e incitarlos, si es posible.”

En «Fragmentos de una historia de la microedición» se aclara que los “…textos acompañaron la muestra curada por Alejandro Bidegaray y Alejandro Schmied en el Centro Cultural Rojas de C.A.B.A. entre el 4 y el 28 de agosto de 2017”, de la cual se incluyen algunas imágenes de tapas y publicaciones. En ellos se destaca la existencia de nuevos activismos. Este movimiento de revistas subterráneas (revistas subte) fue importante en la época del Proceso por referirse en gran parte a una problemática vedada por la censura. Aquí se habla mucho de contracultura al proclamar de que “El fanzine es herramienta, vehículo, medio. También recurso estético, elección productiva. La autogestión como afirmación.” Debe aclararse que fanzine surge de la conjunción de dos vocablos ingleses: fan, admirador, fanático, y magazine, revista. Se trata de ediciones no profesionales realizadas con medios rudimentarios (fotocopias especialmente, por las cuales los fans estaban fascinados como medio de divulgación) y con escasa circulación dado su carácter no comercial.



A continuación figura la entrevista que  en enero de 2013 Melina Dorfman y Alejandro Schmied le realizaron a «Patricia Pietrafesa», responsable del famoso fanzine Resistencia. Allí menciona que en su formación fue fundamental el libro de Juan Carlos Kreimer Punk, la muerte joven (1978). Pietrafesa se consideraba punk, movimiento musical sinónimo de resistencia, y por eso le puso ese nombre a su publicación. En uno de sus números aparece una nena que está saltando y comenta “quien dijo que no hay futuro si por cada policía muerto nacen mil niños”. Fue detenida  por esta frase pero aclara que en ese momento no fue maltratada. Más adelante, declara que: “Sentíamos el poder de la libertad individual, el poder que da la realización, decir ´yo acá pongo lo que yo quiero cuando yo quiero´. Es re fuerte. Me di cuenta del poder que tenía.” Patricia Pietrafesa tocaba en un conjunto de rock, hacía festivales y le encantaban manifestar sus puntos de vista sobre libros y películas: de allí su fascinación por el fanzine como medio de comunicación y de expresión estética. Reivindica al punk como una cualidad que había surgido en todo el mundo, y que representaba “un montón de cambios y de ideas para poner en marcha.”  



Rafael Aladjem, creador de «Homoxidal» en 2001, relata la evolución de ese fanzine, que empezó a enrolarse en la corriente queerpunky cuestionando “cualquier esbozo de dogma en la órbita glttb, y el uso de la provocación y la introspección como ejercicio vital, anterior a cualquier definición o etiqueta”. Los fanzines, más allá de sus diferencias y propósitos pueden considerarse revulsivos y cuestionadores de todas las prácticas sociales.

«Los fanzines en la historieta argentina (1979-2014)», por Julián Blas Oubiña Castro y Roberto Barreiro,  es un informe muy erudito, fruto de un titánico trabajo de investigación. Comienza con una queja porque los ensayistas entienden que no obstante haber tenido una presencia constante en la historieta argentina durante más de treinta años y su importancia “para cualquier estudioso que aprecie la cultura popular y, en especial, el noveno arte”, carecen de una reseña histórica. Además, señalan que no pocos cultores del género tienen un desprecio por esta manifestación de jóvenes que no son profesionales y carecen del andamiaje técnico necesario como para llevar a cabo una producción comercial de calidad. Se considera que el primer fanzine apareció en 1972 y se llamó Archivo de la historieta. Más allá de su edición rudimentaria (en papel entintado, con pocas páginas y escasos números fotocopiados) traían valiosa información sobre el medio y todo tipo de historietas, entre ellas no pocas “raras, extrañas, de un humor absurdo y de estilos poco convencionales”. Otros dos términos de la jerga que deben aclararse son el inglés fandom, que señala a un grupo de entusiastas de algún producto o acontecimiento. Otro es prozine: se trata de un fanzine con ambiciones de plasmar un producto de gran calidad artística. Entre los fanzines destaca Comiqueando lanzado en 1986, y centrado en la investigación, que cita continuamente los comic-books norteamericanos, que tuvieron tanta influencia en nuestro medio, sobre todo a través de los superhéroes. La figura descollante de esa publicación –que actualmente es virtual– es Andrés Accorsi. Los responsables de esta nota se preguntan si “…si en realidad los fanzines no han sido otra cosa que la punta de lanza de un proceso que ha trocado comercialidad por apertura estética”. Debe destacarse que varios colaboradores o directores de fanzines lograron incorporarse al profesionalismo como dibujantes, ilustradores y guionistas, tanto en el país como en el exterior. Ya en los noventa las posibilidades de los autores de fanzines eran prácticamente imposibles debido a las crisis económicas.




 “Así, el fanzine ya no fue una paso previo e inicial, sino que era la única posibilidad de publicar”. Sin embargo, en abril de 1994 se desató con Catzole, cuya tirada llegó a dos mil ejemplares, un nuevo torrente de fanzines. El Tripero, realizado por el taller de alumnos de Alberto Breccia luego de su fallecimiento, que sacó ocho números entre 1994 y 2003, se destacó por el “claroscuro, o sea, expresionismo de luces y sombras, con una tendencia ´feista´”. Falsa modestia publicó ocho números entre 1996 y 1999 en Mar del Plata. Fue un trampolín para la consagración de un artista como Gustavo Sala, cuyo humor absurdo está plagado de exabruptos cuestionadores. RAN (Robot Argentino Nipón), que entre 1993 y 1999 emitió dieciocho números, estuvo dedicado al manga y al animé. Mención aparte merece la revista Fierro que salió en setiembre de 1984 con pretensiones de renovación y ser reconocida por un público adulto. Traía el “Subtemento Óxido”,  con una estética cercana al fanzine, parte de cuyo plantel de autores terminó colaborando en la misma Fierro. Esa década fue testigo del derrumbe de históricas revistas de historietas. 


Así Fierro en 1992, Skorpio en 1996 –tras una trayectoria de veintidós años–, y la poderosa Editorial Columba en 2001, que marca la desaparición de la historieta industrial: todas las editoriales del rubro habían cerrado o suspendido sus publicaciones. En estos años se produjo una revolución en el mundo adolescente con la historieta Cazador, en la que trabajaron Jorge Lucas, Sergio Ramirez, Ariel Olivetti y Renato Cascioli, que se transformó en revista, con un humor zarpado y audaz. Lápiz Japonés fue un proyecto autogestionado con afán experimental a cargo de profesionales prestigiosos que se inspiraron en la famosa revista Raw de Art Spiegelman. De Hacha, producto de una cooperativa, aparecieron seis números entre 1996 y 2000. Entre el 23 y el 25 de mayo de 1997 tuvo lugar el «Historietazo», acontecimiento a partir del cual, según Andrés Accorsi, se inicia el período que denominó Primavera de los fanzines, por el nacimiento de numerosas publicaciones independientes. Pero, lamentablemente, en 2003 salen por última vez productos de la escena independiente de esa década. Un evento importante para el mundo de los fanzines fue la organización en 2008 y 2009 del festival «Viñetas Sueltas».  Sobreviviendo aún está Rebrote (surgió alrededor de 2004), que tiene por ídolo al dibujante Lucho Olivera (1942-2006), cuya dirección integran, entre otros, Felipe Ávila (falleció en 2018) y Marcelo Bukavec. Remarcan Oubiña Castro y Barreiro que “hubo varios emprendimientos similares de artistas agrupados en blogs comunitarios”, pero que “debido a las tradiciones y costumbres (…) solo se ven legitimadas en el objeto, es decir, cuando son impresas en papel. Esta búsqueda de legitimización  es la que promueve la continua aparición de fanzines.”  Y agregan que la historieta dejó de ser popular y hoy es un arte para minorías y, por consiguiente, las ediciones son de muy bajas tiradas. Por consiguiente el fanzine comienza a mirar el circuito comercial como un igual. Como corolario de la nota sus autores reflexionan que la participación femenina –antes casi inexistente– enriqueció el género. Y razonan así: “Puede que la industria haya desaparecido o se haya reconvertido en un mercado pequeño y diversificado, tan segmentado que pocos artistas y editores pueden vivir de este; pero la historieta argentina, como arte y tradición, nutrida en buena medida por los fanzines y las revistas autoeditadas, ha demostrado aptitudes excepciones para su supervivencia, y las nuevas creaciones no tienen nada que envidiarles a las de antaño.”                             



Otro artículo es la entrevista realizada por Julián Blas Oubiña Castro a «Diego Arandojo», que además de guionista de historietas es periodista, escritor, dramaturgo y –con el seudónimo de Dearand– dibujante. Lafarium Cuatiquis (que significa algo así como «Habitación sin tiempo ni espacio») fue un fanzine que fundó en 1997 junto a su amigo periodista Maximiliano Ramos. Querían dar un espacio al género gótico en todas sus manifestaciones. A partir del 2000 se transformó en una website, es decir una revista digital en formato horizontal. Actualmente la publicación usa el lema “La mirada invisible del arte”, “con lo cual intento transmitir ese concepto de algo que no está ceñido o atrapado en un límite espaciotemporal.” En la actualidad Arandojo trabaja más como guionista de historietas que como dibujante, en razón de que ahora es autor de televisión y de teatro. Entre las entrevistas que realizó se destacan las de Edward Packard, creador del concepto de los libros «Elige tu propia aventura»,  y la de Makoto Uchida, creador de famosos videojuegos como Golden Axe y Altered Beast.  



Carlos Abraham –que cuenta con una extensa obra sobre literatura de género, de la que se puede mencionar La editorial Tor: medio siglo de libros populares, 2012–  escribió la nota «Los fanzines argentino de ciencia ficción y fantasía». Y comenta que Hugo Gernsback publicó en 1926 y en Estados Unidos la primera revista profesional del género: Amazing Stories. Y a partir de ese hecho se fue formando un numeroso fandom. En el artículo indica que la primera manifestación argentina fue la revista Más Allá (1953-1957), que publicó editorial Abril, y cuya sección de correo denominada “Proyectiles dirigidos” se erigió en “un hervidero de opiniones, polémicas y propuestas”. Después destaca la figura de Héctor Raúl Pessina (1937-2016), como el máximo cultor en el país del fanzine. En 1961 fundó el Club Argentino de Ficción Cientifica y en 1962 empezó la publicación de The Argentine Sciencie Fiction Review, que reunía textos en español y también en inglés para acceder a la amplia bibliografía anglosajona. La nota distingue entre hard science fiction–por la formación científica de sus creadores– y soft science fiction–por el enfoque humanista  y social–. En 1975 se fundó el Club de Ciencia Ficción de Buenos Aires, que dio origen a un fanzine. El 1982 se organizó el importante Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía, que contó con una publicación propia denominada primero Boletín y luego CACyF Boletín. Otros famosos fanzines fueron Sinergia, Nuevomundo –dirigida por Daniel Crocci–, Cuasar y Gurbo. En 1989 apareció Axxón en formato electrónico, dedicada a todas las manifestaciones del género: su director principal fue Eduardo Carletti.  Concluye Carlos Abraham afirmando que “aparecieron alrededor de sesenta fanzines argentinos de ciencia ficción a lo largo de una cantidad casi idéntica de años. (…) tales publicaciones no hubiesen existido sin un interés concreto por parte de los aficionados”. Y, asimismo sostiene que en el presente un aficionado al género no crea un fanzine, sino un blog o un grupo de Facebook.



Finaliza Libro de Fanzines con una entrevista realizada por Abraham a «Héctor Raúl Pessina» el 22 de mayo de 2004, en la cual éste habla de su deambular solitario por el género, pese a su perseverante fundación de fanzines. Cita la época que leía solamente revistas en inglés para estar al tanto de lo que se escribía últimamente en el mundo. Por el eso fue apodado “El alienígeno solitario” o “The lonely alien” dado que la mayoría de sus revistas las escribía en inglés. Participó de muchas convenciones internacionales de ciencia ficción y formó una muy rica amistad con Forrest Ackerman, del cual afirma que a pesar de haberse visto personalmente solo tres veces “es uno de mis mejores amigos”. (…) “la ciencia ficción me permitió conocer muchísima gente que, de otro modo, no habría conocido, hacer grandes amistades, pasar hermosos momentos, no sentirme solo”.



Germán Cáceres


Entrevista a Carlos Nine, por Jorge Boccanera

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Aclaración: la siguiente entrevista a Carlos Nine (1944-2016) apareció en 2006 en el libro de Jorge Boccanera Entrelíneas 2, y fue replicada con algunos cambios un año después en el número 4 de la revista Nómada (Universidad Nacional de San Martín), bajo el título: “Nine, criaturas a cuerda”.  

 

Entrevista a Carlos Nine: bestiario con alma de barro

Por Jorge Boccanera


Foto tomada en su estudio


 


Nine arma sus esculturas en movimiento con hilachas de la realidad. Así, logra radiografíar el alma de los objetos y los engranajes de sus protagonistas: muñecas fugadas de una caja de música, caballeros de galera atornillados a una base de pieza de ajedrez, objetos metálicos con alas y pechos sensuales, animales de mazapán dando brazadas en un mundo plano. Nine escarba el maquillaje hasta dar con la esencia; ese núcleo en ebullición donde todo se metamorfosea. La osamenta de sus personajes va amasada con  yeso, carbonillas, cartón, pegamento y barro coloreado, igual que los pájaros construyendo su nido con musgo, pelusa vegetal, fibras, raíces y astillas de corteza. “¿Acaso el viejo Breccia y Berni no trabajaban con papeles y trapo?”, afirma interrogando.

Su bestiario va de lo fantástico a lo grotesco en una metamorfosis continua de formas que se resuelven en un estilo que lo identifica plenamente, pero no lo encasilla. La crítica, para referirse a su obra, desliza algunas vecindades -Goya, Kafka, Doré- y arrima estos conceptos: “rudo grafismo”, “imagen esperpéntica” y “decorados surrealistas”.

En verdad Nine, historietista e ilustrador nacido en Haedo en 1944, es un hacedor de texturas: tras la banda de música, sus personajes gelatinosos entran y salen de la escenografía barroca del carnaval y dicen presente en los libros Fantagás, Keko el mago, Gesta Dei, Saubon, el pato que amaba a las gallinas y, el último que editó, Pampa. Trabajos suyos han aparecido, entre otras revistas, en Fierro, Il Grifo, Comic art, Blue y Humi(Argentina), L’Echo des Savannes(Francia), la alemana U-comix, Zona 84, de España, y la norteamericana Heavy Metal.

 
Foto tomada en su estudio

El amplio bestiario creado por el ilustrador Carlos Nine, donde muñequitas fatales exhiben sueños mecánicos y magos del absurdo viajan sobre juguetes a cuerda, se prolonga a la gauchesca en su último libro, Pampa, historia en tres tomos publicada por la editorial francesa Dargaud.

La génesis de este nuevo trabajo realizado junto al guionista Jorge Zentner la cuenta Nine: “La  concebimos con Zentner, entrerriano que vive en Barcelona, cuando fuimos invitados a participar en el salón del comic de La Coruña, celebrado todos los años en ése puerto gallego y tiene mucho prestigio; el alcalde de la ciudad es fanático del género y lo hace a lo grande. Un día, paseando por la costa caímos en la cuenta de que en Francia, mercado para el cual ambos trabajábamos independientemente, no tenían la menor idea de qué cosa era un gaucho, aunque los especialistas habían visto fotos de un Gardel vistiendo de paisano dominguero; otras referencia eran las películas de Valentino disfrazado de  gaucho-chulo de utilería”.  

Los hilos argumentales de Pampa -que reúne en un escenario criollo una fauna fantástica de seres sobrenaturales, mitos y creencias de la llanura- descansa en la historia de un cuchillo: “Hay un facón que pasa de mano en mano dejando un reguero de sangre, hasta romper el hechizo de una india violada transformada en luna ‘mala’, con el mero acto de arrojarlo al fondo de un aljibe para astillar allí el reflejo espectral del satélite-mujer. Hay de todo: muertos que salen de sus tumbas y galopan descarnados buscando venganza, hijos transformados en lobizones, etc. Pero el objeto fetiche que hilvana todas las historias es el facón. Un  folletín a la manera de José María Gutiérrez”.

Pampa está por aparecer como libro de regalo para las fiestas con textos introductorios adicionales: “Sí –completa Nine- una sintética historia de la pintura argentina que escribí referida al tema gauchesco y otro texto reseñando nuestra literatura sobre el tema, en especial la del siglo XIX, sin olvidar el circo de los hermanos Podestá y los almanaques de Molina Campos”.


Fantagás


Un punto fuerte de Nine ha sido otro de sus libros publicados en Grancia, Saubon, el pato que amaba a las gallinas, que recibió el premio “Alph Art” por guión y dibujo al mejor trabajo extranjero en el festival de historietas más importante de Europa, celebrado en Angouleme, Francia. Publicado en bello formato, el libro agotó varias ediciones y está el proyecto de que aparezca en Argentina en el sello propio de Nine:El Yeite Ilustrado.

      La génesis del pato se remonta al año 1989, cuando apareció en una laguna, precisamente la que se le hizo al autor mientras dibujaba para las páginas de la revista Fierro: “Yo publicaba “Keko el Mago”, y como había llegado a un momento en que no sabía por dónde agarrar, inventé ese patito que tiene una novia oficial, una gallina estéril que pone huevos huecos; de modo que existe una situación de histeria entre ambos. Además, el pato tiene ideas de izquierda, es un intelectual”.

      Saubon, el pato que amaba a las gallinas, definido por su autor como “un culebrón protagonizado por animales”, se hizo con el premio francés tras ser votado por un jurado compuesto por nueve mujeres: “Es extraño, pensé que como el pato está todo el tiempo haciendo el amor con todo tipo de hembras –chanchas, gatas, vacas, gallinas, amas de casa, incluso hace el amor con objetos, con una rosquilla de harina- podían interpretarlo como algo machista, pero no fue así”.

Sucede que Saubon, resulta irresistible a las mujeres; conversan con él  y quedan seducidas por el personaje que se asemeja al argentino medio de hoy. Y si estar “pato” en la jerga callejera es estar sin dinero; este pato es un desocupado que apenas cumple trabajos informales. Por si fuera poco, tiene problemas de identidad: “Yo quería hacer un desdichado que a pesar de todo mantiene coherencia ideológica, sabe que hay que modificar las cosas, no se arrepiente de lo que fue y trata de sobrevivir, y junta su ideología con un desbordado erotismo”.

Y sigue Nine en la trama de este “patito” con por novia tiene una gallina estéril que pone huevos vacíos: “El pato fue de izquierda, intelectual. Ahora es un desocupado, esto tiene que ver con el argentino de hoy. Quise hacer un desdichado que pese a todo mantiene coherencia ideológica, sabe qué hay que modificar, y trata de sobrevivir. Quiere agregarle a su marxismo, erotismo, para que entre de otra manera. No es solidario, es violento. Hay una escena donde un vendedor de gasolina vuelve a la casa y lo sorprende. El pato que llegó a la casa como vendedor de cepillos y acababa de hacer el amor con la esposa del tipo, comete el error de esconderse en el horno de la cocina apagada. Le viene la memoria genética de los patos asados, le da un sofocón y sale. Lo pesca el marido engañado y se agarran a trompadas toda noche, y mientras se golpean él explica el tema de la lucha de clases. A la mañana siguiente la mujer que escuchó toda la pelea, los abraza y le dice al marido: ‘comprale un cepillo’”.




Aunque premiado y con éxito de venta en el exterior, el libro no ha salido aún en Argentina debido –explica Nine- al deterioro del mercado: “Teníamos un lector de historieta, un público propio, mientras que en otros países como Brasil están tratando de crearlo. Hoy, ese público no tiene poder adquisitivo y dentro de diez años se va a perder”. En esa dirección, agrega: “Al lector hay que ponerle problemas, exigirle. Quiero que sepa que hay maneras más complejas de contar”.

Sobre la etiqueta remanida de “absurdo” adosada a situaciones supuestamente de cabeza, apunta su desacuerdo: “Con eso se pone en tela de juicio la normalidad. ¿Pero cuál es esa normalidad? Como si fuera fácil evaluar y decidir qué cosa es absurdo, o es real. Para mí sería normal ver un pato del brazo de una mujer. Si Leda y el Cisne de la mitología griega existen, yo me basé en el mito griego”.

Otro libro de Nine que circula por Francia es Gesta Dei (Los trabajos de Dios) que, en forma de enciclopedia recopila ilustraciones publicadas en distintos diarios: “Me fascina la ilusión que tiene un lector de enciclopedia de acceder al conocimiento; es como un sortilegio. Tenerlas tranquiliza. Yo, en cambio, de esas lecturas salía cada vez más confuso, por lo que intenté hacer en Le Monde, Clarín, La Nación, un paquetazo, y los armé como si vos en lugar de una lectura normal, abrís la página sesenta y pico y ves un título y aprendés a leer imágenes porque le agregás el significado. En una se ven edificios rotos (esto se publicó a fines del 2000, principios del 2001); productos de una pequeña explosión, el humito negro; una de las viñetitas es un avioncito. La página se llama ‘16 Vistas de Nueva York’. Y ahí tenés no lo que ocurrió, sino lo que iba a venir”.

 




Inicios: la tiza, la orquesta

Todo Nine es una mano dejando manchas donde pisa; es un niño que no puede dejar de garabatearlo todo: “Yo dibujaba todo el tiempo en el cuaderno, en el pizarrón. Siempre fui lector de historietas mi viejo me compraba algunas. Precozmente, advertía diferencias de estilo. Mi vida cultural –bien clase media argentina- se armaba con algo de cine y mucho de los libros de la colección Robin Hood y Billiken. Pero además el mundo del tango, que atravesaba los pasillos de mi casa, la casa de mis viejos María y Julio. El dibujo entra más que como juego, como algo irreprimible. Mi Viejo, que me alentó bastante, se hartó; me decía que tenía que jugar a la pelota, que no podía pasar todo el tiempo dibujando. Pero yo estaba obsesionado. Mi viejo era violinista en una orquesta de tango; esos bailes de noche que eran una cosa prohibida para otros, eran para mí. Cuando falleció mi papá, entré a trabajar en una imprenta en La Boca. Él, que era  terriblemente antiperonista, trabajó en unas diez orquestas, una de ellas, la de los hermanos Perona. Yo le decía: ‘viste, Dios te castiga’”.


Viñeta de Pampa


      El niño devora revistas y bolsas de pasas de uva en la azotea, refugiado dentro de un enorme paraguas viejo. Escucha la voz de Robinson Crusoe que desde una revista le habla del valor nutritivo de las pasas de uva: “Era fácil acceder a esa fantasía. Y a la aventura que eraesa para mí, la de Crusoe. Nunca me interesó la ciencia ficción. ¿Qué me vas a hablar a mí, sudamericano, de los rayos catódicos? Uno se puede ver como un detective, pero lo otro no. Es un mundo desolado en el que no podía entrar. En cambio leí 20 veces Robinson Crusoe; me interesaba cómo hace un tipo para sobrevivir”.

Nine respira tango, escucha piezas perdidas que le acercan los coleccionistas, quizá traslada una sonoridad a sus carbonillas, a sus acuarelas, un movimiento de cortes y quebradas a sus masillas: “En Keko el magoincluí tres tangos. Keko deja de actuar y viene un tango, como una comedia musical en historieta. Ahí aparecen dibujados algunos músicos; de hecho el compañero de Keko es Gelatina, un gordo que toca el bandoneón y que es igual a Troilo cuando era chiquito. Keko lo encuentra en una canastita: el viejo fuelle abandonado…”. Sobre la pinta de sus personajes, como salidos de una letra de tango, arguye: “Como vestidos de otra época, sí. Yo los visto como en los años 30, que es una moda que me gusta, me da posibilidades de dibujar. Si vos tenés un tipo con sombrero de paja, chaleco y clavel, con gabardina y  bastón, lo tenés que dibujar. Yo colecciono fotos de esa época, y las uso como inspiración. Keko es un tipo muy bien vestido, la madre es una teta directamente. recuerdo que una vez se me acercó una chica y me: ‘usted dibuja en lunfardo’”.

Nine habla entusiasmado de otro proyecto que lo tiene en vilo: un mural para el subterráneo a realizarse el año próximo y que tiene como tema una de sus pasiones: el tango. Por esa vía pasa uno de sus últimos trabajos, para el que debió ilustrar la estación de subterráneos “Osvaldo Fresedo”, entre Jujuy y Venezuela, por invitación de Hermenegildo Sabat: “estoy esperando que se inaugure la línea H de subterráneos, que unirá el norte y el sur de la ciudad por debajo de la avenida Pueyrredón y su continuación, Jujuy. Cada estación está dedicada a un personaje famoso del mundo del tango.  Me tocó Fresedo; irán dos murales muy grandes sobre las bocas de los dos túneles y otros seis de diferentes tamaños, a los costados. Estoy muy entusiasmado con esto,  no sólo por mi fanatismo con el tango, sino porque es además la primera línea de metro de consagración temática referida a una manifestación artística, del mundo”.  

Cuando la palabra “grotesco” como un modo de conceptualizar su obra, se le acerca, exclama: “Lo que yo hago no son grotescos. Es normal. Vivo inmerso en lo grotesco, es donde estamos viviendo. A los franceses les encanta, se olvidaron que tuvieron un pasado grotesco. La bestialización o el subrayado de alguna característica, está también en mucha letra de tango. Cuando me preguntan en Europa qué es el tango, les digo: ‘Hay un montón de huérfanos en una playa que acaban de naufragar; empiezan a juntar palitos para hacer un fueguito y calentarse las manos. Se viene la noche y tienen la ropa mojada. Eso, es el tango’”.

 

Keko el mago


Un realizador de texturas

Nine es un hacedor de texturas. Sus personajes gelatinosos se mueven en una escenografía a ratos barroca. Surgen, según el artista, de unos pocos objetos y una “manual de ideas”: “Yo empiezo por objetos -dice-. Tengo un dado, una silla, un mono y un camino que se pierde; bueno, algo tiene salir de combinarlos. Y tengo mi manual de ideas, llevo 4 tomos; son dibujos que hago mientras estoy hablando por teléfono o en estado de ocio, y que  recorto y pego en ese libro. Esos garabatos que forman una enciclopedia para saber quién soy, me permiten saber también por dónde andan mis pensamientos, mis ideas. Es un diccionario de mi persona. Algunos de mis libros publicados partió de garabatos que guardé, transformé en personajes y envolví en una trama”.

Para la puesta en escena de sus personajes, el historietista  debe manejar elementos de luz y sombra, lo que da mayor –puntualiza- verosimilutud. Y comenta su deseo de hacer muñequitos e iluminarlos como en el teatro: “A mí me volvió loco el cine mudo, donde todo funcionaba con a luz de sol; armaban los decorados, ponían una tela blanca para tamizar y eso era la luz. Me interesó mucho la iluminación y cuando trabajo con mis muñecos uso una luz cenital.

Una consigna posible de su trabajo -todo bicho camina va a parar a su atelier- podría sintetizar una labor que en la que el ilustrador se prolonga en escultor y artesano:

“Esa historieta la inicia el viejo Alberto Breccia –comenta como develando- que hacía originales con maderitas, es un avanzado, un artista plástico. Yo trabajo con varios elementos. Ahora estoy haciéndolo con un material sintético, una masilla maleable que cuando seca da una cosa marfilina. Obliga a trabajar rápido para plantar la idea; después uso tornos y gubias. Lo manual me quedó de mi Viejo, que además de violinista era zapatero, hacía botas finas, a medida Para mí no hay espectáculo más maravilloso que la mano de un tipo manejando una herramienta. Yo veía su mano llena de nudos, venosa, y la habilidad para utilizar esas herramientas gastadas”.

Sobre un estilo de “grafismo mellado” que le adjudican algunos críticos, explica que  viene por Saubom: “Que como lo hice con pluma, hay momentos de trabajo exasperado, escenas eróticas. Los cuadros se van oscureciendo, llenando de rayas, hasta que en las sombras se ven dos cuerpos, el del pato y el de una mina. Y ahí aprovecho para cargar mucho los cuadros hasta que se vuelven abstractos. Visualmente, ese montón de sombras, insinúan”.




Al hablar de vecindades aparecen varios nombres. Sobre Doré, comenta: “Claro, es un gran ilustrador francés, y como yo utilizo una forma de dibujar que es un poco como antigua, me lo nombran. Trabajo con plumas, trazos gruesos y finos, muchas rayas, sombreado; es difícil hacerlo con la pluma”. Sobre Dalí, es categórico: “Como pintor me parece relamido, es un pícaro”. Y tras autocalificarse –guiño por medio- de “renacentista, salvando las distancias”, teniendo en cuenta el cruce de elementos utilizados y sus trabajos inclasificables, entra de nuevo a la anécdota: “Descubrí hace tiempo a Julio González, un escultor catalán del que Picasso sacó mucho.  Lo de Picasso era armar y volver a construir, vale decir: un espíritu de riesgo. Eso me lo explicó un tío mío que no era dibujante, sino bandoneonista y ferroviario. Lo visité después de mucho tiempo y hablamos del fueye. Yo era adolescente y lo tenía por un tipo conservador. Le hablaba de Troilo y me respondía sin entusiasmo. Lo increpé: ‘¿Qué, no te gusta Troilo?’. ‘No, sí, cómo no me va a gustar? –me dijo- pero no arriesga. Piazzolla sí’. Él me hizo escuchar a Rovira. El mensaje era ése: hay que arriesgar; la sensación de que estás corriendo peligro no te la quita nadie. Si no, te jubilás”. Y en esa línea pone a Bruneleschi, arquitecto, pintor y matemático, que construyó el famoso techo circular sin soportes de la Basílica de Florencia: “Era un genio. Y no hablemos de Leonardo que era un poco el paradigma, esos tipos sabían de cocina, de geometría, de arquitectura”.

Y hablando de influencias y cercanías –también se suele mencionar a Kafka en referencia a su trabajo- Nine dice sentirse próximo a los escritores Boris Vian, Felisberto Hernández, Oliverio Girondo y Roberto Arlt: “son nombres obligados. Cuando descubrí a Vian me volví loco, tengo todos sus libros, hasta guiones, me encanta su forma de escribir. Es crítico de jazz, traductor, músico, cantante, compositor. En el estantito de Vian tengo a Felisberto Hernández y a Girondo, que nunca se pone viejo, no se arruga. Pero Arlt es el capo de los escritores argentinos. Siento una proximidad muy grande con las visiones que tenía el Bosco, y quien vio su pintura, que remite a simultaneidad de situaciones caóticas, encuentra a Arlt”.



En rev. Humi


En la lista de gustos hay ilustradores como el citado Breccia, pero también el Oski “irreverente”, y Berni: “El primero, un desacralizador de enciclopedias, muy buen dibujante. Berni es el primer pintor que hizo una serie con nombres, como si fueran personajes de historietas, yo digo que él hace historieta”. Breccia y Osky eran muy amigos, compartían alcoholes. Estuvieron cuatro días en pedo en un hotel de Venecia; cuando despertaban querían mear en el guardarropa. Eran dos duros, de código duro. Si tenían ganas de destruirte y te veían muy hinchapelotas…vea maestro...te daban”.

Entre los duetos que debió integrar, aparece Alejandro Dolina, a quien le ilustró varios libros en un trabajo sustentado en un diálogo fluido: “Primero fue en Humor, luego en sus libros. Me contaba por teléfono –yo lo llamaba temprano, él estaba recién levantado- cuál era más o menos el tema que estaba escribiendo, me daba ideas deshilachadas. Luego nos juntábamos, él con las hojas mecanografiadas y yo con mi dibujo, a ver si coincidíamos. Y todo encajaba muy bien. Era muy interesante, como cuando Homero Manzi componía por teléfono. Pasado el tiempo, en el curso de una entrevista Dolina dijo que analizando mis dibujos había visto allí gérmenes de cuentos futuros”.


Figuras y relieves. Foto tomada en su estudio.


 

Desdoblarse en dibujante y guionista

Historietista de raza, pero definido en los cruces culturales sin anclaje de modas, se pone serio cuando expresa sus búsquedas estéticas, sus obsesiones: “A veces veo el sistema de hacer historietas de estados Unidos donde a la letra H la firman el guionista, el que hizo el lápiz, el entintador, el letrista…bueno, hay siete oficios para hacer una H. En mi adolescencia me agarró una crisis porque quería entrar en el arte importante, y cuando entro en la academia y empiezo a convivir con gente que estudia plástica me doy cuenta que son insufribles, pedantes, napoleónicos, ambiciosos. Como esto no era lo que yo pensaba, vuelvo entonces a la historieta, pero con el bagaje del tipo que estudió pintura. Trato de cultivar al lector, pretendo hacer formas dignas de arte, quiero que sepa que hay manera más complejas de contar”.

Planteado el interrogante de si el  mundo de la imagen virtual podría desplazar a un lector habituado a los códigos de la página ilustrada, asiente: “Sí, lo modificó bastante. El público de la imagen electrónica es más ansioso, no digiere matices, quiere estímulos rápidos y fuertes. Un lector auténtico de historietas, puede avanzar y retroceder en el relato, advertir que el dibujante hizo algo gestual para subrayar algo; hay un clima que no está dado por el movimiento. De pibe leía la revista Puño fuerte que traía una historieta, “Laredo, ranger de Texas”, hecha por un norteamericano con un dibujo absolutamente económico, telegráfico. El personaje casi ni habla, son todos climas. Los argumentos eran todos visuales, eso es la historieta”.


En rev. Raf


Nine es en verdad una dupla, dibujante y guionista a la vez: “Empiezo a escribir con las primeras historietas. Como no me gustaba los guiones que me proponían,  dije ‘los voy a hacer yo’; y al intentarlo me di cuenta de que minimamente ‘tenés que escribir’. Se me ocurría la idea pero tenía dificultades al trasladarla; fui ejercitando y le encontré la vuelta. La crítica del pato está más que nada referidas al texto, porque premian guión y dibujo. Dicen que este personaje tiene una capacidad simultánea de transmisión de ideas; llamativa, porque el tipo cambia permanentemente de tema, es charlatán. En esto del guionista y el dibujante hay un tercer personaje que a veces tiene que mediar y es el director de arte que llevo adentro. Es un método esquizofrénico”.

Entre los trabajos últimos de Nine, hay una historia gótica Donjon(“Mazmorra”), publicada en España con personajes que viven en catacumbas, y la ilustración de un cuento del danés Christian Andersen para una editorial de Taiwán: “Se trata del libro ‘La Vendedora de Fósforos’, de Andersen, bellamente escrito y que pertenece a sus textos ‘desgarradores’. El personaje es una nena que muere congelada; era una época dura y Andersen quería despertar conciencia sobre la orfandad y la miseria de los pibes”. Y entre sus proyectos se cuentaun segundo libro del pato y la publicación en Francia de su libro Estampas de Oeste, una burla del western norteamericano.


De Estampas del Oeste


      Y en el último párrafo aparece la protagonista de todos los haceres de Nine, esa imaginación que lo lleva a asociar entidades dispares, lejanas entre sí: “Me impresionó lo que decía Cortázar, que para que algo sea fantástico tiene que ser exactamente como es habitualmente, a excepción de un pequeñísimo detalle que saca todo de contexto”.




En revista El péndulo, 1986.


Quino (1932-2020)

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Partió Joaquín Salvador Lavado  -Quino- (1932-2020), el más grande e internacional del humor gráfico argentino, el papá de Mafalda.


Quino y la sopa, comida que detestaba Mafalda.











Desconocidas fotos de Quino junto a Crist y Garaycochea, durante su visita a Comodoro Rivadavia, Chubut, en noviembre de 1988.



 

POR AMOR AL CRIMEN Entrevista a Germán Cáceres

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 Por Gustavo Bernstein




 

El policial puede pensarse también como una erótica criminal. Así, al menos, lo explicita el título del último libro de Germán Cáceres: Por amor al crimen (Moglia ediciones),volumen de relatos que oscilan entre el thrillery el noir para ofrecernos un variopinto paisaje de delitos que se despliegan a la vez como un fresco de la violencia cotidiana en la metrópoli contemporánea.

Autor de una vasta obra que incursiona en diversos géneros literarios: cuentos, novelas, la dramaturgia, las ficciones infantiles y juveniles y una copiosa ensayística que motivó el Premio Eduardo Mallea de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Cáceres fue también galardonado en Bulgaria con el título de Gran Maestro del Relato Policial, oficio en el que reincide en este nuevo compendio de cuentos sobre el que tuvo la gentileza de dialogar.




–¿Cómo comenzó tu acercamiento al género y cómo derivó en esta compilación?

–Leí un reportaje que le hicieron a García Márquez, en el cual él afirmaba que las cosas valiosas de su vida y que influyeron en sus libros las tuvo aproximadamente hasta los ocho años: luego no le ocurrió nada importante. Yo, en cambio, a esa edad tuve vivencias significativas: leía muchas revistas de historietas que traían como protagonistas a detectives de la talla de Vito Nervio, Dick Tracy y Rip Kirby. Unos pocos años más tarde comencé a devorar folletines policiales. Mi entusiasmo fue tal que ambicionaba ser detective privado cuando fuera adulto.


Dick Tracy


–¿Quiénes son tus referentes del género?

–Los grandes de la novela negra: Raymond Chandler, Dashiell Hammett y Ross Macdonald. Estos autores describen una sociedad violenta que ha naturalizado el crimen. Además, también los policías, jueces, empresarios y políticos integraban la trama delictiva. De los tres, mi favorito es Macdonald por su aproximación psicológica a los personajes, sobre todo el buceo introspectivo que realiza su detective Lew Archer.


–¿Cuáles son, a tu entender, las premisas de un buen relato policial?

–Nada menos que ser atrapante. El suspenso es necesario no tanto para descubrir quién fue el culpable, sino para mantener pendiente al lector del desarrollo de la trama, la cual debe ser original. Aclaro que el género fue enriqueciéndose prestando atención no solo a la personalidad del héroe, sino también indagando sobre el ámbito en el cual actúa.

 

 



–Tu libro se divide en cinco acápites: Los cinéfilos, Instantáneas, Aparecidos, Secretos de la plástica y Bonus Track. ¿Qué singularidades conceptuales o temáticas te llevaron a reunirlos de ese modo?

–En principio los utilicé como un paratexto para realzar el libro. Respecto a las temáticas, en los cuentos que integran Los cinéfilos está presente el cine. Como padezco de cierta cinefilia, no fue casual que imaginara esas historias. Instantáneas me pareció un título apropiado por la brevedad de los cuentos que lo integran. Aparecidos responde a que son relatos plagado de fantasmas – una cuestión que me fascinó y asustó de chico– o incursionan en la literatura fantástica. Aunque me encanta la pintura, Secretos de la plástica obedece al hecho de que a través de este bello arte están parapetadas organizaciones criminales que trafican con las obras. Un ejemplo es el implacable Ripley, protagonista de varias novelas de Patricia Highsmith. En cuanto a los demás cuentos, aunque solo algunos rozan el género policial, no quería que permanecieran inéditos. Entonces los agrupé con el título de Bonus Track, que se emplea para denominar la música adicional que se agrega a un álbum que se reedita.




–En algunos relatos aparecen situaciones sobrenaturales o de ciencia ficción; en otros se abunda en viñetas humorísticas o en el entramado de un crimen impune, todo lo cual parece alejarlos de la estructura clásica o pura del género: investigación detectivesca, pistas del crimen y resolución del enigma. ¿Cómo concebís estos cruces y derivaciones?

–Justamente Chandler, Hammett y Macdonald se alejan –por su atención y acento puesto en el tema social– de la novela enigma, a la que también se la puede llamar whodunit. Además, no debe olvidarse que John Connolly, uno de los más prestigiosos escritores de la actualidad, introduce en sus tramas policiales elementos sobrenaturales.


–Los cuentos tienen un estilo llano, vertiginoso. No se detiene en ociosos menesteres ni se regodea en descripciones manieristas, sino que va al hueso de la acción. ¿Coincidís con la premisa arlteana del cross a la mandíbula?

–Si bien coincido con Arlt, como también con otras premisas que ilustran su concepción narrativa, en mi caso me guía la intención de que el relato sea ágil, con ritmo. Tal vez me deformó mi asiduidad al cine de acción.


–O al comic, porque muchos relatos se estructuran a partir de una concatenación de cuadros o escenas, como si la base de la estrategia narrativa proviniera de la historieta o como si hubiera un story board original que adquiere forma literaria. ¿Transpolás deliberadamente esas técnicas?

–No es premeditado, pero como leí (y leo) historietas porque escribo ensayos sobre este llamado noveno arte, tal vez he asimilado sus procedimientos para mantener el interés del lector. Tuve muchas conversaciones con el gran guionista Ricardo Barreiro, así que seguramente asimilé no pocas de sus estrategias.


Ricardo Barreiro


–En el volumen hay además un marcado color local, una decidida atmósfera porteña, como si el relato policial te sirviera, más allá del problema y su resolución, para retratar una idiosincrasia. ¿Qué atributos le confiere al género una ciudad como Buenos Aires?

–Entiendo que el escritor debe ubicar la acción en escenarios que conoce para que sus textos posean verosimilitud. Y salvo Buenos Aires, donde resido, apenas recorrí otros lugares del país y del exterior, tan solo fueron fruto de viajes y de vacaciones.



–Si tuvieras que definir tu marca de autor o tus aportes personales al policial, ¿qué destacarías?

–Entiendo que eso lo tienen que señalar los lectores, no yo. Hago mía la frase del gran director de cine Leopoldo Torre Nilsson: los autores somos los peores defensores de nuestras obras, en el fondo no las conocemos. Sin embargo, algo me siento obligado a decir: intento construir una buena historia, que interese y enganche.


Riverito, de Barreiro - Dose


–¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

Estoy pasando por una suerte de nebulosa. Deseo escribir algo nuevo            y distinto pero no sé por dónde empezar. En un principio quise aventurarme en un ensayo sobre la obra de Ross Macdonald, para lo cual tendría que volver a leer todos sus libros. Pero después pensé que así podría malograr el grato recuerdo juvenil que tengo de su narrativa. Ha pasado mucho tiempo y hay nuevos escritores con propuestas renovadoras, como Henning Mankell, Benjamin Black, Manuel Vázquez Montalbán, Andrea Camilleri, Petros Márkaris, Arnaldur Indridason, Pierre Lemaitre y la inmensa lista sigue, sobre todo con argentinos como José Pablo Feinmann, Guillermo Martínez, Claudia Piñeiro y muchos otros. Posiblemente dañe no solo la imagen idealizada que tengo de aquellas lecturas, sino también la del mismo Macdonald. Después pensé en no leerlas e inventar una aventura de Lew Archer en Buenos Aires, con el recuerdo –tal vez irreal– que tengo de él. Pero tampoco me convenció. Veremos, espero que algún hecho o lectura me despierte alguna musa.

E-books gratuitos de LA DUENDES

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Como una gentileza para nuestros lectores, ya están dos títulos disponibles para su descarga gratuita:


                                      “Un viaje dibujado de 32 años” (135 páginas) de Alejandro Aguado.

 Disponible para la descarga cliqueando acá.



                                       “Ramonet Rodo –Rodor-“ (64 páginas) de Ramonet Rodó.

Disponible para la descarga cliqueando acá.




                         “Carlos Esteban Resano Vasilchik” de Carlos Resano (104 páginas) 

                                                   Próximamente se habilitará la descarga.


A estos, se sumarán otros títulos.


 

13 AÑOS DE LA DUENDES EN INTERNET

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La primera semana de febrero, La Duendes cumple 13 años de actividad ininterrumpida en Internet, brindando contenidos gratuitos. En realidad, La Duendes tiene muchos más años, ya que comenzó en 1992 como una pequeña revista en la provincia del Chubut (la primera de historietas de la provincia), que luego se amplió a un suplemento semanal durante 89 semanas, agrupando autores de toda Patagonia. Le continuó una pausa debido a las recurrentes crisis económicas de Argentina. Con el regreso en 2007, como revista – editora de libros y de contenidos en la web, gracias a Internet la difusión se amplió al país y el exterior. Como ejemplo, en http://historietapatagonica.blogspot.com.arcada día de la primera semana de febrero, verán post que resumen algunos de los principales eventos en los que participamos estos años por el país.

También, cada día de la primera semana de febrero en el mismo blog, se incluirá un recordatorio a cada uno de los ocho autores que participaron con su obra y ya no están entre nosotros.

Desde un principio funcionó como una publicación para los autores que deseen contar con el espacio, que no necesariamente es exclusivo ya que la mayoría también publica en otros medios o de forma independiente. Es un lugar abierto para quien desee sumarse y permanecer el tiempo que les resulte apropiado. De ese modo, estos años, en http://historietapatagonica.blogspot.com.arcompartimos espacio autores de Argentina, Uruguay, Brasil, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Chile, España y Francia.

Por la crisis económica y editorial que comenzó varios años atrás en Argentina, hicimos un parate preventivo en las ediciones en papel, pero continuamos con los espacios digitales. Fueron un promedio de 70 títulos en papel que, si el panorama mejora en un futuro, se retomaran.

En los contenidos, desde el regreso den 2007, fue un espacio para autores consagrados, emergentes y los que daban sus primeros pasos y, a su vez, revalorizando a los autores y obras del inmensamente rico pasado de la historieta, el humor y el dibujo en Argentina. En esa línea, en el blog, desde hace varios años todas las semanas se rescatan historietas, humor e ilustraciones (llamada sección “retro”) que van de 1906 a 1937, de autores talentosísimos que en su momento fueron muy reconocidos, pero que lamentablemente fueron mayormente olvidados.

De forma paralela, mantuvimos un blog dedicado en exclusivo a notas sobre obras y autores, entrevistas a autores y críticas de libros de historietas, que suman centenares de post. Todo está disponible de forma gratuita en http://laduendes.blogspot.com.ar Parte de esos contenidos fueron compilados en los libros “Evocando viñetas 1, 2 y 3”, de Germán Cáceres.

Es un trabajo que llevamos adelante sin hacer “ruido”, pero de forma constante y por el gusto de difundir y dedicarnos a algo que nos apasiona.

Muchas gracias a los varios millones de lectores que nos acompañaron hasta el momento, desde varios países. Ustedes son el principal inventivo para seguir adelante.


VIDEO sobre CARLOS CASALLA, el autor de El CABO SAVINO

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El maestro CARLOS “CHINGOLO” CASALLA, fue uno de los grandes maestros de la historieta argentina. Su personaje más conocido, sumamente popular e ícono de la historieta argentina de sus épocas doradas, fue el Cabo Savino. Personaje creado en 1950, ostenta el record de ser el de género de aventuras que en el país se publicó más de medio siglo, más décadas que cualquier otro. Entre los personajes que dibujó, también memorables, se cuentan El Cosaco, Alamo Jim, El Capitán Camacho, Perdido Joe, Ronstadt, Memorias de un porteño viejo, etc. A lo que se suma una obra basada en historias y personajes de Patagonia, poco conocidos fuera de la región.  A Casalla lo conocí en Bariloche en 1993, cuando se realizó la Primera Bienal de Arte Joven de la Patagonia, de la que participaron 500 artistas y obtuve el primer premio en el rubro historieta. Desde fines de los ‘90, cada vez que pasaba por Bariloche lo visitaba en su domicilio. Casalla, era sumamente humilde, amigable, franco y de trato muy cordial. Tuve el gusto de dibujar un guión de él. Desde LA DUENDES se le editó en dos libros (entre ellos una versión del Cabo Savino) y un libro de homenaje al Cabo Savino del que participaron numerosos autores del país y el extranjero.

Pocas semanas atrás, en la ciudad de Sarmiento (Chubut), me hicieron acordar que tenía archivados videos fotos que le tomé durante algunas de las visitas, de los años 2007, 2009 y 2010. No tengo de años previos por carecer por entonces de cámaras digitales. Transcurrido el tiempo, tomo conciencia que estas fotos y videos, hoy son  un testimonio histórico. Lo muestran dibujando al Cabo Savino en el living de su domicilio, en su estudio y durante una muestra colectiva en Bariloche de la que participaron otros grandes maestros de la historieta nacional. Al volverlos a ver, me gustó que reflejan momentos de su vida cotidiana, ya que ninguna toma fue planeada. Surgieron mientras conversábamos, mientras él trabajaba o cuando simplemente se compartían momentos. Con ese material armé este pequeño video a modo de recordatorio y homenaje. Tanto él como sus personajes, fueron íconos de la historieta argentina, de la que disfrutaron tantos millones de lectores. Espero les guste.

Alejandro Aguado


Charla en vivo sobre historieta por Instagram

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 Próximo martes 23 de marzo, a las 22:00 hs. (Argentina)

DIA DE LA HISTORIETA – a 30 AÑOS de “DUENDES DEL SUR” (los orígenes de LA DUENDES)

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 En junio de este año se cumplieron 30 años desde que se editó el primer número de la revista-fanzine “DUENDES DEL SUR”. Fue la primera de historietas de la provincia del Chubut y una de las cuatro primeras de la Patagonia, con una diferencia de aparición de dos o tres años entre unas y otras. Con mis por entonces 19 años, el realizarla representó una gran aventura y aprendizaje, ya que todo debía hacerse de forma artesanal. La impresión en imprenta, se financiaba con publicidades que demandaban muchas horas de recorrer las calles y comercios. De los primeros números participaron Omar Soto, Fabiola Castro (hoy una pintora muy reconocida), José Luis Tuñón (un maestro artista plástico, de gran renombre), Fabio Aguilar (hoy músico), Yakaré, Juan Carlos Moisés (reconocido escritor, dibujante, autor de teatro), César Hernández, Orlie Mayorga (dibujante, crítico de cine, escritor), Ignacio Noé (autor de renombre internacional) entre otros. A la par de la edición de la revista, realizamos numerosas exposiciones por Patagonia. El emprendimiento y las movidas que generábamos fueron una novedad: autores de Patagonia protagonizando una movida historietística grupal en la región. Por ejemplo, una de las primeras muestras grupales en Comodoro Rivadavia, en el Hall del Teatro Español, contó con la presencia de más de 2 mil asistentes en 3 días. Una repercusión totalmente inesperada y sorprendente para nosotros, en una ciudad por entonces con una tradición casi nula de exposiciones de historietas. Los medios de comunicación nos prestaron muchísima atención, a nivel local, regional y nacional. Notas muy elogiosas se publicaban, por ejemplo, en los principales diarios de la región, o en revistas nacionales como la mítica Fierro de los años ’80 y principios de los ’90 (donde a Duendes del Sur se citaba como “un clásico” del under del interior), en la revista Skorpio o en revistas juveniles como 13/20 y culturales como La Maga (la principal del país en los ’90).




La movida creció cuando nos pusimos en contacto los autores de revistas similares que se publican en varias provincias de Patagonia (Alquitrán, Humor de la Semana, El Sistema). Comenzó un intercambio que no fue posible canalizar por medio de las revistas, que quedaron chicas. Debido a ello nació “El Espejo. De los dibujantes del sur” en el diario Crónica de Comodoro Rivadavia (Chubut y Santa Cruz) Esta nueva publicación dio espacio a más de 60 autores de Patagonia, durante 89 números. En la última etapa, recibíamos material de autores de todo el país. Al mismo tiempo, encaramos festivales, concursos, exposiciones, etc.

Transcurridas las décadas, los hoy mayorcitas/tos podemos decir que sin proponérnoslo fuimos pioneros en la región. No éramos conscientes de ello. Aún no existía Internet y la comunicación e intercambio entre los que estábamos lejos era por medio del teléfono fijo, por correo o de forma presencial, viajando. Todo costaba más que ahora, pero no lo sabíamos. Lo hacíamos con gusto, motivados por el entusiasmo. Transcurridos los años, de los que fuimos protagonistas, varios continúan/ron publicando a nivel regional, nacional e internacional. Otros se dedicaron a otros rubros artísticos o lamentablemente dejaron de dibujar.



El primer rescate-valorización de la movida patagónica de los años ’90 se dio en España, en el año 2003. Se publicó una nota en el sitio TEBEOSFERA, especializado en el estudio, análisis y difusión de la historieta.  https://www.tebeosfera.com/1/Documento/Articulo/Argentina/Patagonia/movida.htm

La siguiente nota rescatando y valorizando la movida fue publicada en abril de 2007 en el número 6 de la revista Sacapuntas, publicada por la Asociación de Dibujantes de Argentina, Buenos Aires. https://adadibujantesdeargentina.org/revistasacapuntas

Algo similar ocurrió en el año 2015 en España, con el libro “Historia del humor gráfico en Argentina”, de Judith Gociol y Diego Rosemberg. Le dedica varias páginas a la movida patagónica, ampliado el contenido con el regreso a partir del año 2007 con la editora “La Duendes”.




Afortunadamente, hoy la colección completa de “Duendes del sur”, “El Espejo. De los dibujantes del sur” y las más reciente “La Duendes”, se conserva en el archivo de historietas del Programa Nacional de Investigación en Historieta y Humor Gráfico Argentinos, de la Biblioteca Nacional. De no existir ese espacio tan importante para la manifestación cultural que es la historieta, posiblemente todas esas publicaciones se hubiesen perdido.

A 30 años de la joven aventura que fue “Duendes del sur”, conocida popularmente por aquellos años en la región como “La Duendes”.

Robin Wood (1944-2021)

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Partió Robin Wood, el gran guionista de historietas que resultó fundamental para generaciones de lectores de Argentina, de Latinoamérica y varios países de Europa. De tiempos en que la historieta se leía de a cientos de a miles, cuando abundaban en todas las casas, se leían en los colectivos, en las salas de espera de peluquerías, médicos, etc.,etc. Dotado de gran sensibilidad y talento para construir personajes y series de notable inserción entre los lectores, sus obras gozaron de una notable repercusión a nivel popular. Por sólo citar algunos, asociados a su vez con los notables dibujantes con los que colaboró: Nippur de Lagash, Dago, Savaresse, Pepe Sánchez, Mi novia y yo, Or Grund, Mark, Gilgamesh, Jackore, Dennis Martin, El Cosaco, etc., etc. Series que aportaron para que la historieta popular gozara de enorme repercusión y circulación.

Nació en Paraguay y los últimos años residía en su país de origen, pero para todos los que fuimos sus lectores, siempre va a ser Argentino ya que es donde generó los personajes que lo hicieron trascender a nivel internacional. A fines de los ’90 le perdimos el rastro cuando de la mano de las crisis económicas se extinguió la industria de la historietas. Pero para entonces ya triunfaba en Europa con los mismos personajes nacidos en Argentina. Años después lo reencontramos por medio de libros recopilatorios de sus antiguas series, y las que nos actualizaban los personajes que nacieron en Argentina pero continuaron su vida en Italia. Tal es el caso de Dago, que hoy es uno de los principales de ese país.

Hablar de Wood es hablar de los tiempos en que se iba a un quiosco de revistas y habían más de una veintena de títulos de revistas de historietas para elegir, de buenos tiempos de una industria que fue robusta, con grandes editoriales de gran masividad. Como lectores, fuimos muchos los que tuvimos la suerte de disfrutar de su obra. Hoy, en las redes sociales y los medios se nota la importancia de su legado, en la repercusión de su partida. Su obra ya forma parte del patrimonio cultural del país.  

En el blog de LA DUENDES  se puede leer una entrevista a Robin Wood que publicamos en el año 2011, realizada por Germán Cáceres.

 

HUGO PRATT el tano, por Germán Cáceres

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                                         (Buenos Aires, libro artesanal, 2021, 256 páginas)




A manera de introducción hay una frase de Hugo Pratt: “Yo tengo un antiguo pacto con el futuro, porque trato de alcanzar ciertas cosas que sé que no tendré jamás.”

Este libro tan bien escrito está inundado de datos sobre el artista. No creo que Pratt haya sabido tanto sobre su propia vida y obra  como este ensayista que realizó a partir de 2004 una investigación ciclópea.

Pratt nació el 14/6/1927en Playa del Lido entre Ravena y Rímini – aunque él se consideraba veneciano–y falleció en Grandvaux, Suiza, el 20/8/1995. Se casó dos veces, tuvo cuatro hijos y, además, reconoció a dos naturales.

Pravia es sumamente minucioso al detallar los pormenores de la vida de Pratt. Opina que “…se ha definido como un autodidacta dotado por la naturaleza, con un permanente interés innato por el dibujo y dueño de un universo propio surgido de su imaginación…”

El libro se da el lujo no solo de enumerar la obra completa de Pratt, sino de aquellos historietistas que fueron sus amigos y de sus compañeros de trabajo. Admiraba a dibujantes de la talla de Milton Caniff, Alex Raymond, Noel Sickles. Alex Toth y Will Eisner. Además, el volumen menciona innumerables historietas y revistas.

Pratt siempre demostró una vocación aventurera que no puede dejar de evocar a otro grande: Robin Wood.

Hugo Pratt el tano cuenta con muchas fotos y dibujos suyos y también de otros sobresalientes maestros del grafismo.

Pratt siempre ha manifestado que no quería tener casa propia porque no podía estarse quieto en un mismo sitio: fue un trotamundos insaciable Y así, el texto intenta captar todos los aspectos de su personalidad: gestos, manías, las salidas con amigos, sus mujeres y, especialmente, sus comilonas. Se lo percibe excéntrico, vital, anárquico.

Fue uno de los tantos integrantes del equipo artístico que se aglutinó alrededor de la figura de Oesterheld  –al que consideraba el más grande guionista de historietas– cuya casa “…fue un verdadero semillero de arte”.

Sobre la evolución del estilo de Pratt a partir de El Sargento Kirk–el guión pertenecía a Oesterheld– en el cual exhibía excelentes primeros planos y usaba pincel en las manchas, Pravia señala que más adelante adopta una figuración que lo llevaría al “…más puro concepto cinematográfico de narración”. También indica que “…trabajaba en sus originales al doble del tamaño de publicación.” El mismo artista se definió como “un escritor que dibuja y un dibujante que escribe.”

Se señala a la recordada Escuela Panamericana de Arte, fundada por los hermanos Enrique y David Lipszyc y en la que ejerció Pratt como profesor. También  nombra a otros maestros que ejercieron la docencia allí.

En cierta forma, con sus abundantes datos, mientras habla de Pratt comenta una parte importante de la historia de este noveno arte. Por ejemplo, la Editorial Frontera y sus famosas revistas Frontera y Hora Cero. Allí nació uno de sus tantos hitos: Ticonderoga Flint, con guión de Oesterheld. El mismo dúo dio origen a Ernie Pike, un cronista que relata los sufrimientos y desastres que origina la guerra.

Pravia enuncia que Ann y Dan (1959) fue la primera historieta que realizó en forma integral Hugo Pratt, asistido por Gisela Dester en dos episodios.

En 1967  Pratt escribe y dibuja La Balada del Mar Salado, en la que aparece su personaje más logrado y que le dio fama internacional: Corto Maltés. Éste recibió el Yellow Kid en el Festival de Lucca de 1970 y fue premiado en el Festival de Angouleme en 1976. La lista completa de distinciones que obtuvo es inagotable. Según el guión de Pratt, el Corto Maltés nació un10 de julio de 1887 en Malta, hijo de una gitana sevillana y un marinero inglés. El héroe se sumerge en aventuras de todo tipo, lindantes con la fábula: es un bohemio, un soñador que viaja a los lugares más insólitos del planeta.

Al final del libro hay un artículo de apenas cuatro páginas –«Orígenes de la Literatura Dibujada»– donde se resume con un poder de síntesis poco común la historia de este género en la Argentina.

Hugo Pratt el tano es un libro excelente e imprescindible: debe figurar en la biblioteca de todo amante de la historieta. Juan Sasturain enfatizó: “Qué envídia. Muy pocas veces un libro nos produce una sensación así. Gracias por eso.”

Aldo Pravia (Buenos Aires, 1947) trabajó como dibujante publicitario. Desde muy chico fue un fanático de las historietas y cursó un año en la Escuela Panamericana de Arte. Asimismo, estudio dibujo y pintura con distintos maestros. Escribió artículos, colaboraciones y producciones de cine y TV. para Argentina e Italia.

Germán Cáceres

A 30 años de “El Espejo. De los dibujantes del sur”. La publicación de cabecera de la movida patagónica de historietas y humor gráfico de los años '90

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Durante la primera mitad de los años '90 los que en su mayoría éramos un grupo de veinteañeros vivimos una linda aventura editorial y creativa. Trabajando en conjunto concretamos el primer movimiento grupal historietístico y de humor gráfico de Patagonia. Existía el antecedente de autores publicando en medios gráficos de la región desde hacía décadas, pero de forma individual. Tales como Horacio Marras, Roberto Guerrero, Khato, Pelayo (todos de Chubut), Carlos Riela en Bariloche, Tornillo en Neuquén o el maestro “Chingolo” Casalla (patagónico por opción), por sólo citar a algunos de los más conocidos en diferentes regiones de Patagonia. Los antecedentes de las primeras viñetas publicadas en la región por autores residentes se remontaban a mediados de 1917, al menos en el sur de Chubut.



Entre fines de los '80 y principios de los '90 se publicaron en Patagonia las primeras revistas dedicadas íntegramente a la historieta y el humor gráfico: “Alquitrán” (Neuquén), “El Sistema” (Allen, Río Negro), “El Humor de la Semana” (Caleta Olivia, Santa Cruz) y “Duendes del sur” (Chubut).




Una exposición en 1992 de integrantes de la Duendes en la ciudad de Neuquén propició un afortunado encuentro con los locales de “Alquitrán”. Fue el puntapié que dio inicio a la movida, cuando surgió la idea de trabajar en conjunto. Como la revista “Duendes del Sur” había quedado chica para dar cabida la cantidad de autores que se iban sumando, se presentó la propuesta de una publicación nueva de más alcance y frecuencia al director del diario Crónica, Diego Zamit. Ya nos conocían debido a difundían las actividades que se realizaban desde La Duendes. El diario era el de mayor tirada en la región centro de Patagonia (sur de Chubut y norte de Santa Cruz) y se estaba modernizando al incorporar nuevas tecnologías, a la vez que expandía su tirada, sumaba cantidad de páginas y suplementos semanales de elaboración propia. A la reunión asistí con una carpeta que desbordaba de trabajos de muchos autores, para mostrar que se contaba con abundante material. Aceptó la propuesta de inmediato. Luego me llevó al sector de diagramación (contaba con algunas de las primeras computadoras Mac introducidas en el país) y me dijo: "Estas son las computadoras que tenés que usar para armarlo". Tuve que aprender su uso durante la marcha ya que aún eran una novedad. Pese a que contaban con lo que era tecnología de punta, los originales de la publicación se armaban de forma artesanal. Se diagramaba el original en la computadora, se imprimían las páginas maestras y se le pegaban textos e imágenes mediante fotolitos. Finalmente se enviaban las páginas al área de impresión. 




En marzo de 1993 el diario inauguró una nueva rotativa a color con “El Espejo. De los dibujantes del sur”, concretando la publicación de historietas y humor. El salto en la distribución, difusión y repercusión fue enorme. De tiradas reducidas pasamos a 15 mil ejemplares semanales (se calculaba que a cada ejemplar lo leían entre 4 y 6 personas, por lo cual la cantidad de lectores rondaba los 60 mil). Una parte se distribuía por correo al resto del país y el exterior. Por aquellos años no existía Internet y toda la información y entretenimientos se concentraba en los medios de comunicación tradicionales (Tv, radio, diarios). La repercusión entre los lectores se sentía.




En lo específico a la historieta, en el país el 90 por ciento de lo que se leía era de producción de autores y editoriales nacionales y en los quioscos de revistas se podía acceder a una veintena de títulos mensuales. Por aquellos años, aunque en declive, Argentina aún era una de las siete potencias del mundo en la creación de historietas (en los otros países-potencia sigue vigente). De la mano del menemismo con sus políticas privatizadoras y de apertura indiscriminada de la economía hacia fines de los ’90 se destruyó la industria nacional, entre ellas la industria editorial de historietas.





El disponer de un espacio semanal propició que se sumaran los autores de otras publicaciones de la región y muchos que trabajaban de forma independiente. El 1993 el Gobierno de Río Negro organizó la primera Bienal de Arte Joven de la Patagonia en la ciudad de Bariloche. Participaron autores de toda Patagonia y La Pampa, que previamente fueron seleccionados por concurso en cada provincia. Los tres primeros premios en el rubro historieta los obtuvieron integrantes de El Espejo. El evento también sirvió para sumar más autores. En 1994 El Espejo organizó en Comodoro Rivadavia el primer Festival de grandes dimensiones de historieta y humor con autores de Patagonia. Otras actividades fueron un concurso de historietas y humor gráfico destinado a estudiantes colegios de la provincia del Chubut y muestras itinerantes por los colegios, etc. El Espejo también contaba con secciones dedicadas a difusión de eventos y entrevistas a autores nacionales y regionales. Para el primer aniversario sucedía algo impensado para una publicación patagónica: autores de todo el país enviaban sus trabajos para que se publiquen. Entre ellos autores de la revista porteña El Tripero, integrada por los alumnos de Alberto Breccia. Lo acostumbrado en Argentina siempre fue que se tratara de publicar en medios de Buenos Aires. Por un instante habíamos invertido el proceso. Lo más inesperado fue que nos escribieran desde una revista emblemática de España: El Víbora.




En 1994 se produjo una crisis a nivel mundial de faltante de papel. Afectó a medios gráficos de todo el país, grandes y chicos. Los obligó a reducir la cantidad de páginas y desprenderse de personal. Debido a ello la mayoría de los suplementos del diario fueron cancelados. El Espejo murió en el número 89. Para entonces se habían publicado a más de 60 autores de toda Patagonia. Pocas semanas antes de la cancelación se iba a sumar Roberto Fontanarrosa, que había aportado páginas del personaje Inodoro Pereyra. No pudo ser.

Transcurridas las décadas, los hoy mayorcitas/tos podemos decir que sin proponérnoslo fuimos pioneros en la región. No éramos conscientes de ello. Aún no existía Internet y la comunicación e intercambio entre los que estábamos lejos era por medio del teléfono fijo, por correo o de forma presencial, viajando. Todo costaba más que ahora, pero no lo sabíamos. Lo hacíamos con gusto, motivados por el entusiasmo. Transcurridos los años, de los que fuimos protagonistas, varios continúan/ron publicando a nivel regional, nacional e internacional. Otros se dedicaron a otros rubros artísticos o lamentablemente dejaron de dibujar.

La historia se retomaría y continuaría entre 2007 y 2022 con la editora La Duendes, con dos sitios en Internet (con el aporte de más de 200 autores del país y el exterior) y la publicación de cerca de 70 títulos en papel.

 

RESCATES

En 1997 se publicó un libro llamado “Tinta Densa Patagónica” que rescató la historia de la movida historietística de los años ‘90. El libro fue reeditado en 2008 como PDF, para su descarga gratuita desde Internet y finalmente en papel en 2009, ampliado.

El primer rescate-valorización de la movida patagónica de los años ’90 surgido desde el propio ámbito de la historieta se dio en España, en el año 2003. Se publicó una nota en el sitio TEBEOSFERA, especializado en el estudio, análisis y difusión de la historieta.  Para leerla



La siguiente nota rescatando y valorizando la movida fue publicada en abril de 2007 en el número 6 de la revista SACAPUNTAS, publicada por la ASOCIACIÓN DE DIBUJANTES DE ARGENTINA, Buenos Aires. Para leerla

En el año 2010 se publicó un libro de 112 páginas titulado“El Espejo. De los dibujantes del sur”, que rescató la historia y compiló material de los autores que tuvieron mayor presencia en la publicación. Se distribuyó a nivel nacional y está agotado.

En el año 2015 se publicó en España el libro “Historia del humor gráfico en Argentina”, de Judith Gociol y Diego Rosemberg. Le dedicó varias páginas a la movida patagónica, ampliado el contenido con el regreso a partir del año 2007 con la editora “La Duendes”.

Hoy, afortunadamente, la colección completa de “Duendes del sur”, “El Espejo. De los dibujantes del sur” y las más reciente “La Duendes”, se conserva en el archivo de historietas del PROGRAMA NACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN HISTORIETA Y HUMOR GRÁFICO ARGENTINOS, DE LA BIBLIOTECA NACIONAL. De no existir ese espacio tan importante para la manifestación cultural que es la historieta, posiblemente todas esas publicaciones se hubiesen perdido.

Páginas de fotonovela realizada y protagonizada por varios dibujantes.


En marzo de este año se cumplieron 30 años de la joven aventura que fue “El Espejo. De los dibujantes del sur”. Aunque cuando se habla o escribe sobre “historieta nacional” mayormente se refiere a la publicada en Buenos Aires, desde el sur hicimos nuestro aporte.


Publicaron:Mario Tondato, Jorge Alderete, Carlos Vilche (El Ink), Diego López de Murillas, Manuel Gutierrez, Marcelo Candia, Martín Chirulo, Gabino Tapia, Di Silvestro, Juan Marchessi, Liliana y Marcela Ostrovsky, Carlos Riela, Walter Cazenave, Marcelo Pifarré, Daniel Lapetina. Adriana Muñoz, Marcelo Noriega, Francisco Palacios, Gustavo Morichetti (Tavo), Ramón de la Fuente, Horacio Marras, Quique González, Juan Carlos Moisés, Karolli Williams, Rodrigo Gorosito, Ricardo Macías, Roberto Guerrero, Aguado, Marcelo Martinelli, Son, Antonio Reus, Cristian Huberty, Luka, Mario y Gustavo Morón, Ignacio Stankewitsch, Vanesa Sosa, Olie Mayorga, César Hernández, Juan Barria, José Luis Tuñón, Sergio Miranda, Coffe, Maximiliano Melinchuk, Sebastian Bravo, Lisandro Ruiz, Fabio Aguilar, Dolores Morón, Marcelo Gavilán, Diego Fonseca, Marcos Di Tullio, Mario Mendonca, Leonardo, Eduardo Gallardo, Manuel Coronel, Lautaro Fiszman, Sandra Lavandeira, Ezequiel García y Jorge Gallardo.

Partió el maestro del dibujo y la historieta ERNESTO GARCÍA SEIJAS, (1941-2023)

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Partió el maestro del dibujo y la historieta Ernesto García Seijas, (1941-2023) otro de los grandes maestros de la historieta argentina. Comenzó a publicar a fines de los años 50, en revistas hoy míticas, como Bucaneros, Frontera, Hora Cero, Misterix, Rayo Rojo. Desde esos años transitó por las principales editoriales argentinas de historietas, de los tiempos en que era una industria vigorosa. Dibujó series de notable repercusión dando vida a personajes entrañables, tales como Helena (con Robin Wood en Intérvalo), Mandy Riley (con Ray Collins en Skorpio) o El Negro Blanco (con Trillo en Clarín). Desde los años ‘90 publicaba la mayoría de su obra en Europa. Los personajes de mayor éxito que realizó en Argentina también fueron muy populares en Italia, donde también dibujó Tex, un personaje emblemático en ese país.



Con su partida se va un virtuoso de la narración gráfica y el dibujo. Su trabajo, dentro de una línea clásica de excepcional calidad, era exquisito, elegante y vistoso. Cada una de sus viñetas era un cuadro y todo lo dibujaba bien. Los que somos dibujantes y crecimos leyendo obras como las de él, los valoramos como maestros, como referentes. Era de esos autores que primero se leía la historieta disfrutando del conjunto de la historia (guión y dibujo) y luego se volvía a sus páginas para disfrutar de todo lo que conformaba su dibujo (la figura humana, escenarios y todos los elementos que le daban forma), el entintado (técnicas y modos de hacerlo), etc, etc. Sus trabajos de época, costumbristas, como Helena o El Negro Blanco, resultan un registro visual de la Argentina en los años ’80 y ‘90. Imposible no sentirse identificados. Son un disfrute visual. Quedan pocos de su generación, virtuosos del dibujo. Otra lamentable pérdida.

Alejandro Aguado




Para los que les interese conocer más de su historia, pueden leer una entrevista que le hice en el año 2011. Está ilustrada con muchos ejemplos de su trabajo. Tienen que cliquear el siguiente link  






CARLOS “CHINGOLO” CASALLA, EL PADRE DEL CABO SAVINO. Por Alejandro Aguado

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En Argentina las historietas eran muy populares y se leían de forma masiva. Entre las décadas del ’40 y el ’80 la oferta de revistas que se conseguían en los quioscos era muy amplia y se vendían de a cientos de miles. El 80 por ciento de lo que se leía era de producción nacional y de muy alta calidad. Las había para niños y jóvenes, de humor gráfico y de historietas “serias” de aventuras. A su vez, comprendían diversos géneros temáticos: de guerra, ciencia ficción, costumbristas, de humor, de guerreros en tiempos bíblicos, policiales, del corazón, etc. El del gauchesco era una especie de equivalente nacional del western norteamericano. En las provincias era donde contaba con mayor aceptación. Una serie de grandes autores, muy buenos dibujantes, quedaron asociados con el género. Tales como Walter Ciocca con Lindor Covas y Hormiga Negra, Raúl Roux con Cuentos del Fongón, Rapela con Fabian Leyes y El Huinca, Carlos Magallanes y Jorge Morhain (guionista) con Martín Toro, Carlos Roume con Nahuel Barros y Patria Vieja (con Oesterheld), Juan Arancio también con Patria Vieja y Pehuén Curá, por citar a los más conocidos. Casalla comenzó a publicar al Cabo Savino en 1951 en el diario La Razón. El personaje se transformaría en uno de los clásicos de la historieta argentina.




Gran parte de los dibujantes del país desarrollaron su obra radicándose en la ciudad de Buenos Aires, que es donde estaban las grandes editoriales. Casalla nació en la provincia de Buenos Aires y en los años ’60 se radicó en Bariloche. Desarrolló su amplia y exitosa carrera desde Río Negro.


Foto: A. Aguado


De un modo u otro siempre estuve muy relacionado con Bariloche. Según mis padres me hicieron ahí, de chico pasaba las vacaciones y festejaba mis cumpleaños en sus bosques. En la ciudad conocí y traté a excelentes artistas y conseguí algunos de los mejores libros y revistas que conservo. También expuse, obtuve premios y los libros de mi autoría tuvieron muy buena recepción. A Casalla lo conocí durante algún viaje a Bariloche a principios de los años ’90. Fue muy cordial y amable, pero frecuentaba más a otros artistas de la ciudad. Creo que como estaba iniciándome en el dibujo, me intimidaba saberlo uno de los maestros de la historieta nacional. Todos hablaban de él, era un prócer local.




En 1993, tras ganar una preselección por provincias, obtuve el primer premio en la Primera Bienal de Arte Joven de Patagonia. Luego supe que un miembro del jurado fue Casalla. Nos encontramos en los pasillos del Hotel Llao Llao, que era donde se desarrollaba el evento del que participaron 500 artistas. Me felicitó por el trabajo y me explicó por qué consideró que merecía ganar. Las palabras del maestro hicieron que el premio me resultara más valioso.

Al Cabo Savino lo publicó en varias revistas y diarios, hasta que lo aceptaron en la editorial Columba. La editora publicaba los títulos El Tony, Fantasía, D’ Artagnan e Intérvalo, en varios formatos y periodicidad. Esas revistas dominaban el mercado de las historietas serias y se vendían de a cientos de miles en todo el territorio nacional y se exportaban a países vecinos. Su ingreso a Columba le representó el reconocimiento a nivel masivo. A diferencia de lo que le ocurría a otros autores, Casalla pudo mantener su estilo de dibujo y la personalidad de su personaje. Realizaba con total libertad unas quince páginas por semana. Con el transcurso de las décadas las historias fueron escritas por una docena guionistas. El más destacado por su continuidad fue Álvarez Cao. El personaje tuvo tal aceptación entre los lectores que en la década del ’70 se publicó como revista, bajo el sello de Columba. Su exitosa gráfica de impronta muy personal, llevó a que la editorial impusiera a otros dibujantes que copiaran su estilo. A Casalla no le parecía bien porque era coartar la libertad de sus colegas. No pudo hacer nada al respecto. También tuvo a su cargo la gráfica de otras series, tanto en Columba como en editorial Record (Skorpio, Tit Bits, Pif Paf, etc.) Tales como el exitoso western Alamo Jim (guiones de Albiac y Morhain), Memorias de un porteño viejo (guion de Alvarez Cao), las series Ronstadt (guion de Armando Fernández), El Cosaco (con guion de Robin Wood), Capitán Camacho (similar a Savino, pero con diferente rango), Chaco (con guion de Wood), Larsen & Finch (guion de Wood), Perdido Joe (guion de Albiac), y de guerra como Sargento York y Patrulla Americana, y diversos unitarios. Sus trabajos se republicaron con éxito en Europa.




El Cabo Savino se publicó en las revistas de Columba hasta mediados de 1986. Luego a nivel nacional se le perdió el rastro. En el ambiente de la historieta (de Buenos Aires) se creía que se había discontinuado. El personaje continuó protagonizando aventuras como tira diaria en las páginas del diario Río Negro, el principal del norte de Patagonia.

Por mi parte, el trato con Casalla se volvió más fluido con la llegada del nuevo siglo. Cada vez que iba de vacaciones a la Comarca Andina (Bolsón-El Hoyo-Lago Puelo-Epuyen), viajaba a Bariloche para visitarlo. Residía con su compañera en una confortable casa tipo alpina, en una zona alta de la ciudad. Desde el living se dominaba una amplia vista del lago Nahuel Huapi. A un lado, en una casita de madera, se situaba su estudio. Era el archivo de sus dibujos, pinturas y libros con sus trabajos. Ingresar era como adentrarse a una parte de la historia de la historieta argentina. Sobre un escritorio se apilaban decenas de tiras del mítico Cabo Savino, dibujado con su personal estilo: trazo suelto, vigoroso, que combina gruesas pinceladas de negros plenos y texturas logradas con decenas de rayitas a plumín. Para dibujar historietas del westerns y del gauchesco en un estilo realista se debía dominar la figura del caballo. Eran su especialidad. Los hacía según la raza y lograba transmitir sus personalidades. Eran memorables sus escenas de tropillas al galope, de malones y de jinetes combatiendo. Se percibía el movimiento, la intensidad.



En varias ocasiones, mientras charlábamos, lo filmé dibujando. En cada conversación afloraban los secretos de la profesión, siempre dispuesto a transmitir sus conocimientos. Era muy accesible y humilde para ser quien era. Comentaba en broma que uno de los problemas del ambiente eran los egos. Residir lejos de Buenos Aires le permitía moverse entre dos mundos. Uno era el de la Patagonia tierra adentro que se asemejaba al que recreó con su personaje. El otro era el de la historieta nacional. La Patagonia se le hizo propia y generó varios libros sobre personalidades del pasado regional. Fueron poco conocidos a nivel país, pero las ediciones se agotaban.

Solía sorprenderme cuando me consultaba sobre aspectos de la historieta actual. Muchas de sus vivencias no las comentaba de forma pública, por pudor. Con frecuencia recibía muestras de cariño y admiración de lectores y colegas, en Argentina y en países vecinos. Fui testigo de algunas. Homenajes institucionales recibió del Estado provincial de Río Negro y del Congreso Nacional. En Río Negro y Neuquén la población e instituciones suelen valorar a sus artistas.




En esa etapa, me escribió un guion para que yo lo dibujara. Por intermedio de la editora La Duendes tuve el gusto de publicarlo en un compilado grupal y de editarle un libro del Cabo Savino, con historias del período patagónico. También se le dedicó otro llamado “Homenaje al Cabo Savino. Cabo por siempre”, hecho entre numerosos autores. Del libro de homenaje también participaron algunos de los maestros de la historieta nacional. Llevó el subtítulo “Cabo por siempre” porque el personaje se estancó en ese rango por decisiones propias. Por ejemplo, en un episodio debía apresar a un gaucho que estaba por salir de un prostíbulo. La orden era dispararle ni bien se asomara. Cuando lo vio se negó a hacerlo. Era Juan Moreira, que en esa ocasión fue muerto por el agente Chirino. El jefe de la partida comentó en referencia a Savino: -“Este no asciende más”. Pese a ser un personaje de ficción, el autor trató que se lo percibiera como a alguien real que renegaba de las injusticias.




En el año 2010, con motivo del Bicentenario nacional, se realizó una muestra en Bariloche con los maestros de la historieta. Me invitaron a participar junto a Horacio Lalia, Casalla, Lito Fernández, Domingo Mandrafina, Meiji, entre otros. Fui con el colega Taro. Lo más grato fueron los días de experiencias en grupo. Paseamos por los bosques, compartimos comidas, visitamos un centro donde residían adolescentes judicializados (excelente por el recibimiento) y muchas horas de charlas referidas al dibujo y la historieta. Durante una de esas noches, en su casa, nos entretuvimos tomándole varias fotos con un muñeco que le habían hecho con su figura. En el evento Casalla nos deleitó con sus aptitudes como músico. Se lo consideraba uno de los mejores percusionistas del país.

Foto: Alejandro Aguado


En el año 2014, en Canal Encuentro se emitió el episodio “La historieta patagónica: el humor reflexivo” en el programa Continuará. Bajo la conducción de Juan Sasturain, el programa del que se emitieron 5 temporadas, estaba dedicado a publicaciones y autores del pasado y el presente de la historieta argentina. En el dedicado a la historieta en Patagonia nos entrevistaron a Carlos Casalla, Chelo Candia y a mí.




A los 90 años de edad seguía activo, movilizado por su espíritu juvenil. Un día del año 2017 se acostó y ya no despertó. Se fue en paz. Desde entonces para mí Bariloche no es lo mismo. Le falta la figura que era una de las almas de la ciudad y el vacío se siente.

Alejandro Aguado





“Viento Lindo” y “Agapito y Pulga”, dos clásicos del humor gráfico

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El diario Clarín de Buenos Aires quedó en la historia de la historieta argentina cuando en los años ’70 modificó su contratapa, en la que publicaban tiras y viñetas de humor. Todos los trabajos eran de autores nacionales. Desde entonces los lectores comenzaron a leerlo por la contratapa.

Lo que se obvió es que algo similar ocurría en medios gráficos de las provincias de todo el país. Uno de muchos ejemplos lo protagonizó el diario Crónica de Comodoro Rivadavia (abarcaba el sur de Chubut y norte de Santa Cruz). Los trabajos convocantes eran viñetas unitarias de humor que abordaban temas de la actualidad. Entre 1968 y principios de 1973 Roberto Guerrero publicó el personaje “Viento Lindo”. Aparecía en la tapa del diario. Continuó dibujándolo hasta 1976 en El Patagónico, la competencia de Crónica. Viento Lindo, en su aspecto, se asemejaba a Patoruzú, muy de moda por aquella época. Al ser un personaje publicado en un diario regional debía tener anclaje con la zona. Resultaba lógico que eligieran un tehuelche como personaje, uno de los habitantes originales de la región. El dibujo humorístico de Guerrero era sintético y muy estilizado. Era el acorde para el espacio que le brindaba una viñeta (un solo cuadro diario), en que debía editorializar sobre un tema de actualidad. El autor dejó de realizarlo cuando se mudó a otra ciudad, situada en la cordillera de los Andes. El personaje gozó de gran popularidad.




En 1980 el ingeniero Osvaldo Mosconi presentó en Crónica la idea de desarrollar un personaje humorístico que cubriera el vacío que había dejado Viento Lindo. Probaron diferentes diseños hasta que aceptaron uno caracterizado como un hincha de fútbol. Para la versión definitiva introdujeron cambios en la vestimenta con la finalidad de abarcar a un sector más amplio de la población. Lo vistieron con un mameluco de trabajo, pero al estilo norteamericano. En vez de ser entero lleva los hombros descubiertos, como si fuera una jardinera. Remitía a un “laburante”, a alguien del pueblo. El 13 de diciembre de 1980 el diario lanzó un concurso para que los lectores eligieran el nombre al personaje. La publicidad invitaba: “Piense un nombre y mándelo a Crónica! Gánese… Un millón de pesos Ley”. El ganador fue “Agapito” y para fin de mes se comenzó a publicar. En 1981 se sumó un perrito. La presencia de dos personajes enriqueció la viñeta y fue tan buena la repercusión que en febrero de 1982 se rebautizó como “Agapito y Pulga”. Abordando temas en tono crítico e irónico, el dúo tuvo gran aceptación. Era común que, al igual como sucedía en Clarín, los lectores se dirigieran de inmediato a la viñeta para ver qué tema trataba.


Viento Lindo en 1968


La viñeta resultó un registro de las problemáticas de la región y sus principales protagonistas. Entre Viento Lindo y Agapito y Pulga existió continuidad en las temáticas que abordaron. Al analizar las viñetas resulta un tanto perturbador verificar cómo son las mismas desde hace 60 años. Por ejemplo, los cortes de agua y las roturas del acueducto que surte a Comodoro Rivadavia – Rada Tilly y Caleta Olivia (Santa Cruz). La periódica falta de presupuesto, problemas de infraestructura e insumos del Hospital regional. Lo dibujaba como un elefante blanco, raquítico y lastimado. El desastroso estado de calles y rutas. La temática vial, en lugar de resolverse, empeoró con una ciudad colapsada. Los movimientos de suelo del cerro Chenque. La falta de viviendas y tierras para edificar. Los problemas relacionados con el suministro de servicios. Los políticos y las sucesivas crisis económicas y sociales también fueron recurrentes. El único tema que dejó de citarse fue el de la extensión del puerto de la ciudad, que estaba inconcluso desde hacía décadas. Terminarlo era uno de los temas de campaña de los políticos. A principios de los ’90 un gobernador encaró la obra y la concluyó. Ya no pudieron utilizarlo para las campañas. El fútbol fue otro de los temas que tuvo amplia presencia.  



Se publicaba en una página dedicada a tiras y viñetas de humor gráfico. Compartía espacio con personajes como Mafalda de Quino, Fabian Leyes de Rapela, De la crónica diaria de Dobal, Vida diaria de Sendra, chistes de Basurto y diversos títulos que fueron sucediéndose. La última incorporación de impacto fue el personaje de origen chileno Condorito. Agapito y Pulga le dieron la bienvenida en una viñeta. Todas las tiras eran compradas a agencias que abastecían a los diarios de las provincias. El dúo era el principal convocante de la página.

La repercusión se la percibía en la vida cotidiana de la ciudad. En comercios, talleres mecánicos o en oficinas de instituciones se podían ver viñetas recortadas del diario y pegadas en vitrinas, escritorios, muebles y paredes. Agapito y Pulga protagonizaban murales dispuestos por toda la ciudad o bien algunos comercios llevaron sus nombres. En uno de los festejos de primavera realizados por los colegios secundarios, una carroza presentó a los muñecos de los personajes hechos en tamaño gigante. El talentoso escultor José Calico los inmortalizó con una escultura de hierro.



El autor trató de pasar desapercibido, desdibujándose en el alias de Pelayo. Pero la repercusión de su creación terminó por hacer público que el autor era el ingeniero Mosconi, un docente universitario. Desde los medios de comunicación lo entrevistan con frecuencia.

 En el año 2003 el autor publicó un libro con una selección de viñetas comprendidas entre los años 1980 y 1991. Se llamó “Agapito, Pulga y el nacimiento de una irónica crítica”. En una edición de la Feria del Libro de Comodoro Rivadavia, en un stand de la editora La Duendes, en el que compartimos espacio con el escritor Hugo Covaro, lo tuvimos a la venta. Resultaba muy impactante cómo lo buscaban los lectores, se vendía de forma incesante. Hoy está agotado.

La página de humor e historieta del diario Crónica (Chubut y Santa Cruz) en 1988.


A Guerrero lo busqué y entreviste en El Bolsón, donde tenía una vidriería. Lo gratificó saber que lo recordaban. Me facilitó trabajos nuevos para publicar en “El Espejo. De los dibujantes del sur”, publicación que por entonces coordinaba en el diario Crónica. Nos mantuvimos en contacto durante algún tiempo.

Mosconi, con motivo de una campaña política para unas elecciones en 1995, junto a Agapito y Pulga incluyó a Condorito y a mi personaje Chiri Von Fiesta (se publicaba en el suplemento joven Aerosol, del diario Crónica). El motivo fue satirizar la campaña real con el ficticio “Partido Humorista Unido”. Fue una muy grata sorpresa y en cierto modo un reconocimiento a la repercusión que tenía mi personaje. Siempre le estaré agradecido. En el año 2019 pude retribuirle la gentileza. Realicé la ilustración para la gráfica de la Feria Internacional del Libro de Comodoro Rivadavia. Los protagonistas fueron los personajes de historietas y humor que vivieron en los diarios regionales desde los años ‘60. Entre ellos estaban Viento Lindo y Agapito y Pulga.

Agapito y Pulga y mi personaje Chiri Von Fiesta, en 1995.


El padre de Agapito y Pulga falleció el 27 de julio de 2012 en un accidente automovilístico. Cuando la gente siente como propios a los seres de tinta y papel pareciera que toman vida, que fueran de carne y hueso. Con la partida del autor, la región también perdió a dos amigos entrañables.

Lamentablemente, en una costumbre que se acentúa con los años, de valorar lo foráneo e ignorar los talentos locales, desde las instituciones pertinentes no se le realizó a los personajes y a su autor el reconocimiento debido. Desde hace años una escultura de gran tamaño debería recordarlos dispuesta en algún sitio de importancia de la ciudad. Fueron personajes/personalidades ilustres y merecen ser recordados. También son parte de la historia de la historieta nacional.

Alejandro Aguado


Una de las imágenes de la gráfica para la Feria Internacional del Libro de Comodoro Rivadavia, en 2019. 


HECTOR REINNA, UN PROTAGONISTA DE ÉPOCAS DORADAS DE LA HISTORIETA ARGENTINA

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 En el año 2009 participé con un stand de la editora La Duendes, en el Festival de historietas Dibujados, en la ciudad de Rosario. En esa ocasión conocí a Héctor Reinna. Se acercó al stand en el que nos encontrábamos conversando Sergio Mulko (dibujante de Nippur de Lagash), José Massaroli y Esteban Tolj. Recién se retiraba Eduardo Risso, autor hoy de renombre internacional. Reinna se presentó como “ex” dibujante. Llevaba tres décadas sin dedicarse al oficio. Le pedí que cuente acerca de su trayectoria. Se convirtió en el centro de atención cuando enumeró las revistas en las que trabajó y los dibujantes que conoció o con los que colaboró. Teníamos delante a un protagonista y testigo de épocas doradas de la historieta argentina. Para aprender y valorizar la tradición de la que formamos parte los autores actuales, conviene estar dispuesto a escuchar. Para ahondar en su historia continuamos la charla en una confitería. Nos acompañó Osvaldo Laino, otro autor de la edad de oro y promotor de la revista Dibujantes. Publicada en la década del ´50, fue la primera dedicada a los dibujantes e información sobre el ambiente de la historieta.



Como muchos otros dibujantes, Reina comenzó su carrera en diarios de las provincias. En su caso, de la ciudad de Rosario. A mediados de 1950 ganó un concurso que le posibilitó ilustrar libros para una editorial de Buenos Aires. El reconocimiento le valió que lo convocaran del diario Clarín. Debía hacer dibujos de humor. Con muestras de esos trabajos se presentó en la editorial de Dante Quinterno, que editaba las revistas Patoruzú y Patoruzito. Eran semanarios impresos en formato grande que presentaban humor gráfico e historietas de humor y aventuras. Las realizaban un amplio staff de autores. Patoruzito fue la primera revista en los años ‘40 en que la mayoría del contenido se generaba en el país. Tiraba 300 mil ejemplares por semana.

En el stand de La Duendes en Dibujados, Rosario. De izq. a der.: Aguado, Massaroli,..., Reinna y Mulko.


Le llamó la atención quien lo recibió en la redacción. Su aspecto era muy desaliñado en la vestimenta y con barba de varios días. Al ver las muestras, le dijo: “Ah, vos hiciste estos dibujitos. Qué linda manchita que tenés, me gustan mucho. ¿Querés ser mi ayudante?” A lo que Reinna le preguntó: - “¿y vos quién sos?”, - “Soy Joao (Mottíni), el que hace las tapas”, le respondió. Se trataba del dibujante brasileño Joao Mottini, considerado uno de los maestros de la época. Al día siguiente se presentó en lo que creía sería el estudio de Mottini. Residía en un departamento de pasillo con una escalera de metal toda oxidada, en un cuartito de tres por tres metros. Los muebles consistían en una mesa grande de dibujo, una silla y un ropero viejo y en mal estado. Reinna aclaró: “Él, como todos los genios, era muy mañero. Dibujaba tres o cuatro horas por día, no le interesaba el dinero. Así me empecé a relacionar con él. Una vez (Mottini) me dijo que me quede a almorzar y sacó una botella de vino. Era todo lo que había. Con Hugo Pratt se reunían y jugaban a ver quién tomaba más. Se bajaban tres o cuatro botellas de vino cada uno. Joao era muy bohemio”. Como su ayudante, trabajó haciendo tintas y fondos del personaje Cruz Calaveras.

Inserto en el ambiente profesional del dibujo, conoció y trató a autores que hoy integran el panteón de los próceres de la historieta nacional. Tales como Hugo Pratt (Corto Maltés, Sgto Kirk, Enrie Pike), Alberto Breccia (Mort Cinder, Sherlock Time), Ferro (Langostino, Pandora, etc), Abel Ianiro (Tóxico y Biberón, Purapinta), Dante Quinterno (Patoruzú, Patoruzito), Calé (Buenos Aires en Camiseta, en Rico Tipo), Torino, Bruno Premiani, Tulio Lovato (uno de los principales dibujantes en las sombras de Patoruzú), entre muchos otros. Eran tiempos en que la historieta se producía de forma industrial. Los autores estaban al servicio de los personajes. El ritmo de trabajo podía llegar a agotarlos. Dio algunos ejemplos: - “Un tipo que se hartó de dibujar era Ianiro. Lo encontraba en un subte de Diagonal Norte (Bs As) y decía: Estoy podrido, entro a las nueve de la mañana y salgo a las cinco de la tarde. No doy más. Era gente que no tenía un mango, lo único que tomaba era el subte”. Las series más conocidas creadas por Ianiro fueron Purapinta (en Leoplán y Rico Tipo en la década del ‘40), Tóxico y Biberón (en Leoplán) y Marmolín (en Rico Tipo).




Tulio Lovato fue uno de los principales dibujantes de Patoruzú, aunque siempre figuró la autoría de Dante Quinterno (el creador). Al respecto, ahondó Reinna: “Él tenía un profundo conocimiento de todo lo que fueran embarcaciones, le gustaba ese tema (realizaba en línea realista la serie Rinkel el ballenero). Pero era un tipo que estaba harto de dibujar. Le tenía bronca, lo detestaba a Patoruzú. Bueno, llevaba quince años haciéndolo”.

A otro autor que frecuentó fue a Calé (Alejandro del Prado), nacido en Buenos Aires pero criado en Rosario. Creó la serie costumbrista “Buenos Aires en Camiseta”. En lo que consideraba un atrevimiento juvenil, le señaló a Calé que su éxito le resultaba inexplicable porque lo que reflejaba en sus viñetas no se correspondían con las costumbres de la ciudad de Buenos Aires, sino que eran las de Rosario. También comentó que su dibujo, muy prolijo y detallado, poco tenían que ver con sus hábitos: “Un día lo visité en la pensión que vivía. Era un desorden total. No sabías dónde terminaba la mesa de dibujo y empezaba la cama. Sus trabajos y él eran todo lo distinto”.



En 1974 conoció a una mujer francesa y a los 45 días se casaron. Se mudó a Tres Arroyos, donde ella residía. Mottini lo ayudó para que se fuera con trabajo. Le concertó una entrevista con el dibujante y editor Héctor Torino, que lo aceptó tras unas pruebas. Durante dos años realizó los lápices de la serie “Don Nicola”. El personaje que contaba con revista propia y fue un gran éxito.

Transcurridos los años le fue muy bien con las historietas. Sus personajes Batute y Batata se publicaron con muy buena repercusión en México. Desde ese país le ofrecieron que se mudara para dibujar la reconocida serie de animación Tom y Jerry, pero no viajó por el nacimiento de su hijo. Tiempo después se dedicó a la enseñanza en la Universidad de la Plata. Finalmente, la vida lo llevó a abandonar el dibujo.  




Como muchos otros autores de su generación, se puso al servicio de los personajes que dibujó. Quedó en un segundo plano. Ese era el motivo por el cual no lo conocían sus colegas actuales. Me pareció una pena que un autor con su experiencia abandonara lo que le cautivaba. Era un talento perdido. Como estaba jubilado, le sugerí que retome por el gusto de dibujar. Que encarara una obra personal sin condicionamientos comerciales. Poco después me contactó para sumarse a las publicaciones de La Duendes, tanto en papel como en formato digital. Me confesó que, pese al entusiasmo, la falta de práctica le había endurecido la mano. Con el transcurrir de los meses ganó soltura y su trazo retornó al nivel profesional. Para adaptarse a los nuevos tiempos, comenzó a estudiar computación con Gerardo Romagnoli, quien también le coloreaba sus trabajos de forma digital. Estaba feliz y se notaba. En todos los rubros del arte la experiencia suele ser más importante que la edad. La práctica continua eleva la calidad de la obra.

Pese a estar tantos años alejado de la profesión, su personalidad inquieta y juvenil hacía que su trabajo resulte innovador.



Me llamaba por teléfono con cierta frecuencia. Lo reconocía de inmediato por su forma de modular y su característico: - “Hooooola Alejaaandrooo”. Me recordaba, según sonaba en viejas películas en blanco y negro, a como hablaban y entonaban los actores y locutores de las décadas del ‘40 y ’50. Era lindo escucharlo. Luego me bombardeaba con una andanada de ideas y propuestas. En varias ocasiones me envió de regalo ejemplares de las revistas Patoruzito, Rayo Rojo y algún libro, para que conociera en profundidad la edad de oro que me había descrito. Son joyas del pasado que hoy atesoro.

Entre los años 2009 y 2016, en el sitio Historieta Patagónica, realizado por La Duendes, canalizó varias series. En Batute y Batata retomó sus personajes de décadas atrás, adaptados a los nuevos tiempos. “Guapos y Tangueros” consistió en humor relacionado con la cultura tanguera. “El Conventillo Aéreo” fue una especie de “Conventillo de Don Nicola”, pero adaptado a las vivencias del presente de los habitantes de un edificio de departamentosl. “Humor Marciano” apelaba a un humor extravagante para aludir a la actualidad. En “Hueso Clavado” parodiaba el género gauchesco. “Héroes del Cómic” era otra parodia referida a los súperhéroes, contrapuesta a los personajes de factura nacional. “Chicas de Venus” era humor de ciencia ficción ejecutado con un estilo de dibujo vanguardista, en que el diseño de página y el color jugaban un importante rol. Las mujeres fueron protagonistas en “Chicas de Venus” y “Libertad Rodríguez”. El Rock argentino también contó con su serie.



En sus páginas abundaban las citas a la cultura popular, a personajes ficticios y reales del presente o el pasado, ya sean en los dibujos o en fotos que integraba a las historietas. Tales como Pedro Picapiedra, Patoruzú, Súperman, Bátman, La mujer maravilla, El hombre araña, Lindor Vocas, El Cabo Savino, Purapinta, Don Nicola, Afanancio, Piantadino, Capicúa, Cara de Ángel, Fiaquini, Isidoro y Langostino. Muchos de los personajes nacionales, pese a su popularidad en décadas pasadas, deben resultar desconocidos para los lectores más jóvenes. Entre las personalidades se contaban Leonel Messi, Sandro, Gardel, Miguel del Sel, Belgrano, San Martín, Salvador Dalí, Monzón, Lanata, Sarmiento, Fangio, Pappo, Hilda Lizarazu, Ivan Noble, Pajarito Zaguri, León Gieco, Litto Nebia, Fabiana Cantilo, entre otros. Varios de sus colegas también aparecieron en sus historietas: Divito, Torino, Mazzone, Osvaldo Laino, William Gezzio (dibujante uruguayo), Toto y quien esto escribe.  Para la etapa de La Duendes abandonó el dibujo de humor que se practicaba cuando trabajaba como profesional, el que se caracterizaba por ser despojado, sintético y de trazo elegante. Optó por uno más espontáneo, acorde con el nuevo siglo.

Al volver de un viaje a Buenos Aires, Gerardo Romagnoli fue al domicilio de Héctor para seleccionar los trabajos que enviarían esa semana a La Duendes y dictarle una clase de computación. No lo atendió ni contestó el teléfono. Cuando se comunicó con el hijo, supo de su muerte. Reinna falleció el 23 de junio de 2016.




Se lo anunció en los sitios de La Duendes. La noticia causó conmoción. Cada vez que un autor de historietas fallece se difunde en redes sociales y si era famoso se publica en diarios de distribución nacional. Luego, en la mayoría de los casos, sus trabajos quedan relegados al olvido. Son pocos los autores cuya obra sigue circulando o reeditándose tras su muerte. Para que los trabajos de Reinna en La Duendes trascendieran su partida, se los siguió publicando por períodos. Algunos, que había realizado en blanco y negro para las ediciones en papel, se colorearon. El último que apareció fue el 22 de septiembre del año 2021.

Alejandro Aguado

Los trabajos de Reinna se pueden ver en: https://historietapatagonica.blogspot.com/search/label/reinna





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