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ALREDEDOR DE LA HISTORIETA ARGENTINA, por Germán Cáceres

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Charla pronunciada el 25.7.18 en el Colegio San Pablo, La Cumbre, Córdoba.



En primer lugar quiero aclarar que en el tiempo de que disponemos solo alcanzaremos a dar un pantallazo de la historia de la historieta argentina. Enumerar la enorme cantidad de dibujantes, guionistas, revistas, diarios y editoriales es tarea de un libro. Lamentablemente quedarán grandes dibujantes y eximios guionistas sin nombrar.

Aquí destacaremos algunos de sus aspectos y mencionaremos a varios de sus creadores, y podrán encontrar los que faltan en la breve bibliografía que acompañará esta charla  que yo oportunamente transcribiré y será subida a la web por el dibujante y guionista Alejandro Aguado,  titular de Editorial La Duendes (laduendes.blogpot.com.ar).

Puede afirmarse tímidamente que la primera historieta argentina fue Las aventuras de Viruta y Chicharrón, que salió a partir de 1912 en la mítica revista Caras y Caretas. Siguiendo los pasos del primer título de la historia universal de este género –Yellow Kid (1893), de Richard Felton Outcault – fue de humor y no de aventuras. Otra curiosidad  residía en que era de origen norteamericano y cuando se dejó de recibir en nuestro país, se le cambió el nombre y la comenzaron a dibujar una serie de artistas locales. El primero fue Manuel Redondo que, si bien residía en la Argentina, era español.

Una de las primeras revistas argentinas de historietas que se caracterizó por sus expresiones costumbristas fue Páginas de Columba (1922), creada por Ramón Columba, caricaturista y taquígrafo del Congreso Nacional. No debe olvidarse que en la década anterior había salido una publicación dedicada al público infantil, Billiken,editada por  Constancio Cecilio Vigil, que asimismo divulgó historietas de aventuras, entre ellas la legendaria Superman con el título en español de Superhombre (comenzó a aparecer en 1939).


El 20/9/1928 se lanzó El Tony, una publicación exitosa editada también por Ramón Columba, en la cual se destacó el dibujante Raúl Roux.

Un creador que hay que señalar  en la década del treinta es Lino Palacio, responsable entre otros logros de Don Fulgencio,Ramona y Avivato.    



En noviembre de 1936 debuta la revista Patoruzú, con el personaje homónimo creado por Dante Quinterno y cuya repercusión  constituyó un fenómeno nacional. En realidad, su génesis comenzó en 1927 con el nombre de Un porteño optimista, le siguió Aventuras de Don GilContento, luego Don Julián de Montepío, hasta que alrededor de 1935 adquiere el nombre del personaje de mayor repercusión de la tira: Patoruzú, acompañado por Isidoro, el Coronel Cañones, el capataz Ñancul, Upa, la Chacha Mama, su hermana Patora y el caballo Pampero. Como producto fue una maravilla, aunque se lo criticó por su ideología discriminatoria y antidemocrática. En la revista comenzó a publicarse Hernán el Corsario, de José Luis Salinas, uno de los artistas más relevantes de este llamado noveno arte. Graficó varias de las páginas más bellas de la historieta nacional en un estilo realista que bien puede encuadrarse dentro de la estética de la ilustración. Otros de sus trabajos consagratorios fueron Cisco Kid, Dick el artillero y adaptaciones de famosas obras literarias de autores de la talla de Rudyard Kipling, Emilio Salgari, Henry Rider Haggard, Alejandro Dumas, James Fenimore Cooper y la Baronesa Emma Orczy. Un notable hallazgo lo constituyó El librode Oro de Patoruzú, de frecuencia anual. Tampoco puede dejar de mencionarse El librode la Historieta, de Editorial Tor, de gran aceptación por parte de chicos y jóvenes.




Somos argentinos y no podemos dejar de mencionar la historieta gauchesca. Uno de sus mayores representantes fue el nombrado Raúl Roux con El Tigrede los Llanos,la vida de Facundo Quiroga, que apareció en El Tony. Después vino Cirilo, el audaz(1939), de Enrique Rapela, creador de los famosos personajes El Huinca y Fabián Leyes, que tuvieron sus propias revistas en la década del sesenta. Una cumbre notable fue El cabo Sabino(1954), con guión de José Álvarez Cao y arte de Carlos Casalla.





Guillermo Divito, un colaborador de Dante Quinterno en Patoruzú,fundó en 1944 su propia revista: Rico Tipo, un suceso de ventas. Historietas como Fúlmine, Pochita Morfoni, Fallutelli, Bómbolo, El otro yo del Dr. Merengue y las chicas desbordantes de sensualidad que intervenían en las tiras, se ganaron el fervor de los lectores.

Divito tuvo como integrante de su equipo al ilustre Oski (Oscar Conti), que, con un estilo personal y a través de una figuración feísta, elaboró páginas primorosas. Entre sus creaciones figuran La Primera Fundación de Buenos Aires y Vera historia de las Indias.





En esa década, más precisamente en 1945, también nació Intervalo, de Editorial Columba, conocida por sus adaptaciones de novelas y su utilización de viñetas que tenían la peculiaridad de recurrir a los textos y no usar los globos de diálogo, recurso que se consideró poco historietístico.

 Una suerte de efemérides fue la aparición el 11 de octubre de 1945 de la revista  Patoruzito, de la Editorial Dante Quinterno. Lleva el nombre del personaje de la historieta que refiere la infancia de Patoruzú,  guionada por  Mirco Repetto y dibujada por Tulio Lovato. En sus páginas pasaron grandes producciones, como el Gnomo Pimentón, creada por Paula Quinterno y con arte de Oscar Blotta,  Langostino, de Eduardo Ferro, Vito Nervio, iniciada por Emilio Cortinas y Mirco Repetto y continuada  por Alberto Breccia y Leonardo Wadel , A la conquista de Jastinapur, de Emilio Cortinas y Leonardo Wadel, Mangucho y Meneca, de Roberto Battaglia, y las norteamericanas Flash Gordon y Rip Kirby, dibujadas por el gran Alex Raymond.






A propósito de Alberto Breccia y de Leonardo Wadel debe destacarse que el primero, oriundo de Uruguay, está considerado por varios entendidos como el más grande dibujante de la historia y a él se deben productos como Mort Cinder (con guión de Oesterheld), la versión de Los mitos de Cthulu sobre la obra de H.P. Lovecraft y la galardonada Perramus, guionada por Juan Sasturain. Asimismo es sobresaliente Untal Daneri, con textos de Carlos Trillo. En cuanto a Leonardo Wadel fue, de acuerdo al artista uruguayo, el fundador de la profesión de guionista en la Argentina.


Armas de Fuego, con dibujos de Breccia y El Eternauta, versión Oesterheld - A. Breccia.

Páginas de Oesterheld - A. Breccia: Sherlock Time y Mort Cinder.

El 3 de setiembre de 1948 ocurrió un suceso auspicioso: se presentó la revista Misterix, de la Editorial Abril, que contrató a importantes autores italianos con buenos sueldos para que vinieran a trabajar a la Argentina. Y aceptaron personalidades como Hugo Pratt, Mario Faustinelli, Ivo Pavoni, Guillermo Letteri y Alberto Ongaro. El único que prefirió seguir radicado en Europa y continuar enviando desde allí sus trabajos fue Paul Campani.



Se puede decir que en esa década comenzó la época de oro del género en nuestro país. Y aclaro que mundialmente se habla con elogios y reverencia de “La Escuela de la Historieta Argentina”.

Así, Hugo Pratt, que por su formación puede considerarse argentino, está reverenciado por muchos entusiastas como el mejor historietista de todos los tiempos. Fue el creador de la célebre Corto Maltés (apareció en Italia en 1967) y su estilo, inspirado en el maestro norteamericano Milton Caniff, cobró vuelo propio. Alejado de cualquier sumisión a la ilustración o al cine, se erigía en una estética autónoma, incanjeable, que se nutría de esplendentes aguadas, manchas aplicadas con pincel, onomatopeyas, líneas cinéticas y una sabía distribución de blancos y negros.



Un evento importante se dio en 1957: Landrú (Juan Carlos Colombres) lanzó la revista Tía Vicenta, con un humor y un grafismo completamente novedosos.

Y en ese mismo año aparecieron dos revista fundamentales: Hora Cero y Frontera, con sus desprendimientos semanales y extras.  Editadas por Héctor Germán Oesterheld y su hermano Jorge, llevaron a la historieta nacional al cénit de su perfección. Con  textos de Oestehreld –que para Alberto Breccia revolucionó la historieta a nivel mundial–, pasaron cumbres como El Eternauta, Ernie Pike, Sherlock Time, Sargento Kirk, Ticonderoga y la lista continúa. Colaboraron con él dibujantes de la talla de Hugo Pratt, Francisco Solano López, Arturo del Castillo, Carlos Roume, Horacio Lalia y se pueden añadir muchos más.



Oesterheld cambió el sentido de la historieta. No le interesó el héroe imbatible que siempre triunfaba sobre el mal y evitó los personajes estereotipados. Por ejemplo, en Ernie Pike, un corresponsal que relata episodios de la Segunda Guerra Mundial, impresiona por su dramatismo y verosimilitud. Sus protagonistas pueden ser tanto soldados aliados como alemanes, dado que sus destinos se frustran al ser víctimas de la guerra.  De El Eternauta, que apareció el 4/9/57 y dio lugar a que en esa fecha se festeje el “Día de la Historieta”, puede decirse que inició la ciencia ficción argentina. Su novedad consistía en que la clásica invasión extraterrestre se desarrollaba en las calles de Buenos Aires, y una de sus principales secuencias de acción ocurría en la zona de la cancha de River. Los protagonistas son individuos sencillos que al comenzar la historieta están jugando al truco en Vicente López (Juan Salvo, Favalli, Lucas, Polski, a los que se agrega luego Franco) y tan mártires como sus agresores alienígenas –los “cascarudos”,  los “manos”, los “gurbos”– porque a medida que transcurre la trama se revela que éstos son meras herramientas de los “ellos”, los verdaderos monstruos con vocación imperialista. Oesterherld deja entrever que la mayoría de los hombres está en contra de la guerra, la que es promovida por los centros de poder, que medran con el sufrimiento humano. En el final, Juan Salvo (el eternauta) es proyectado a otro tiempo junto a su esposa Elena y su hija Martita, pero por un error las pierde y está condenado a buscarlas para siempre (él  define su “triste y desolada condición de peregrino de los siglos”).

El Eternauta I, Oesterheld - Solano López.


Para esta renovación del género Oesterheld contó con un lápiz magistral, vinculado a importantes hitos de la historieta argentina y mundial: Francisco Solano López. Sus conceptos imponían un nuevo derrotero al dibujo volviéndolo más independiente, con un sentido narrativo fluido. Su trazo vigoroso, su calidez en el diseño de los personajes, su destreza en las manchas negras, así como una ágil planificación, estaban revolucionando el noveno arte.

En 1969 Alberto Breccia y Oesterheld emprenden una remake de El Eternauta. Hay un giro ideológico en el guión de Oesterheld: las grandes potencias negocian con el invasor la entrega de Latinoamérica a cambio de no ser agredidas. Y Breccia promueve un dibujo de vanguardia, demostrando que la historieta es capaz de experimentar con su lenguaje visual. La dirección de la revista Gente, que la publicaba, no comprendió su sentido innovador y obligó a acortarla, dañando su unidad y su ritmo narrativo.

Publicidad de Editorial Record, con las tres primeras partes de El Eternauta.

En 1976 la dupla Oesterheld-Solano López inicia la segunda parte de El Eternauta, en la que se acentuó su costado ideológico con alusiones a la sangrienta represión que vivía el país, y donde Juan Salvo se asumía como una especie de líder iluminado al frente de grupos que se parecían bastante a las guerrillas. 

En 1968 Oesterheld guiona la Vida de El Che, con dibujos de Alberto y Enrique Breccia.

Finalmente se incorpora al cuerpo propagandístico de la Organización Montoneros. Desapareció el 27 de abril de 1977. Figura en la página 339 del libro Nunca Más. Sus cuatro hijas también desaparecieron.

En 1964 salió Mafalda, de Quino (Joaquín Lavado), un fenómeno masivo de humor gráfico que llega hasta nuestros días y que, curiosamente, su creador dejó de dibujar el 25 de junio de 1973. Posiblemente la intención de Quino fue que se hiciera conocer su otra obra, que ofrece, en páginas enteras, además de un humor  valioso, un grafismo de orfebrería. Y Hermenegildo Sábat (Montevideo, Uruguay, 1933, naturalizado argentino en 1980) comenzó en 1966 su brillante carrera como caricaturista en el país.


Fontanarrosa, junto a sus personajes Inodoro Pereyra y Boggie. El Mago Fafa de Bróccoli, Clemente de Caloi y Teodoro & Cía de Viuti.

En 1962 cierra definitivamente la Editorial Fronteradespués de una caída de sus ventas y de padecer serios problemas económicos y así fue finalizando la época de oro de la historieta argentina, más allá de que siguieran surgiendo editoriales, revistas y obras que dejaron su marca. En 1973 nació Bartolo, de Caloi (Carlos Loiseau), en la última página de Clarín, que en 1976 se convierte en el popular Clemente. Y se irradia el humor cordobés a través de la emblemática revista Hortensia, dirigida por Alberto Cognini, que salió en 1972, y en la que aparecen Boogie, el aceitoso y, en 1974, Inodoro Pereyra, el renegáu, ambas de Roberto Fontanarrosa. Otro importante colaborador de la publicación fue Crist (Cristóbal Reynoso). En el mismo año que surgió Hortensia, o sea en 1972, se organizó la primera bienal “El humor y la historieta que leyó el argentino”. La segunda bienal se desarrolló en 1979.



Un enorme puntal lo constituyó Manuel García Ferré  –español radicado en la Argentina desde los 17 años– con su revista Anteojito, que salió el 8 de octubre de 1964. En ella tuvo una repercusión sensacional Sónoman (1966), de Oswal (Osvaldo Viola). También deben mencionarse las publicaciones que lanzaron Héctor Torino (Don Nicola) y Adolfo Mazzone (Capicúa y Afanancio) con numerosos personajes humorísticos.


REvistas infantiles



Sin embargo, entre 1970 y 1975 resultó ser la mejor época para la Editorial Columba. Publicaba las revistas D´Artagnan, Fantasía, Intervalo, Nippur de Lagash, Dennis Martin, Álamo Jim y Cabo Savino. Sus ventas eran astronómicas, hoy fuera de las posibilidades de nuestra imaginación: se habla de más de dos millones de ejemplares mensuales. Sectores intelectuales las criticaron ácidamente, sobre todo a Robin Wood, su guionista estrella, que nació en Asunción, Paraguay, en 1944, y llegó a crear más de setenta personajes.  Se le achacó que carecía de auténtico talento, que huía de cualquier tipo de experimentación y que desarrollaba una escritura atrasada. A pesar de estos reparos colaboraron en Columba talentosos dibujantes como Carlos Vogt, Domingo Mandrafina, Ernesto García Seijas, Lucho Olivera, Ricardo Villagrán, Gómez Sierra (Jorge Villagrán), Walter Taborda, Ángel (Lito) Fernández y Sergio Ibañez, entre otros. La editorial cerró definitivamente en el año 2000, pero hoy su producción tiende a revalorizarse  y varias de sus historietas continúan publicándose. Por ejemplo, Dago, que surgió el 2 de agosto de 1984, con guión de Robin Wood y dibujos de Alberto Salinas, sigue saliendo en Italia con textos del mismo guionista y arte de Carlos Gómez (a veces es reemplazado por Joan Mundet).





Otra editorial influyente fue EdicionesRecord, de Alfredo Scutti, con la popular revista Skorpio, que aportó historietas con mayores aspiraciones. Su director de arte era Juan Zanotto y su principal guionista Ray Collins (Eugenio Zappietro), que creó el famoso personaje Zero Galván, héroe de Precinto 56 (1963). Una historieta que dio prestigio a Skorpio fue nada menos que Corto Maltés, de Hugo Pratt.  La fortaleza móvil, con guión de Ricardo Barreiro y arte de Enrique (Quique) Alcatena alcanzó una categoría de excepción.  La revista dejó de salir en enero de 1996. También colaboraron –entre numerosos consagrados– el dibujante Ernesto García Seijas y el guionista Ernesto Mazzitelli.


Revistas de editorial Record



A partir de 1972 el diario Clarín inauguró una página de historietas –la última–, principalmente dedicada a las tiras de humor.  Allí se destacaron El Loco Chávez, de Carlos Trillo (guión) y Horacio Altuna (dibujos) y el popular Clemente, de Caloi. Se pueden citar también Teodoro & Cía, de Viuti (Roberto López), Diógenes y el linyera, con guión de Jorge Guinzburg  y Carlos Abrevaya y dibujos de Tabaré  (Tábare Gómez Laborde).

El Loco Chávez, de Carlos Trillo - Horacio Altuna

Un hecho enriquecedor fueron las publicaciones de Ediciones de La Urraca (1974-2001), de Andrés Cascioli. Este estupendo dibujante tuvo la rara virtud de respetar los derechos de autor, es decir pagaba los originales, pero luego se los devolvía a los historietistas para que ellos siguieran comercializándolos. Uno de sus títulos más difundidos fue Humor Registrado, que apareció el 1 de julio de 1978 y terminó denominándose simplemente Humor. Se erigió en símbolo de la oposición a la dictadura militar. Allí se destacaron Maitena, Tabaré, Raúl Fortín, Meiji (Jorge Meijide), Rep (Miguel Repiso), Alfredo Grondona White, Eduardo Maicas y muchos más. La otra revista que se metió en la historia por su renovación gráfica fue Fierro (llamada entre los fans la Vieja Fierro: la nueva etapa comienza en 2006 como suplemento del periódico Página/12), que se lanzó en setiembre de 1984 y cerró en diciembre de 1992. Allí colaboraron los mejores artistas y guionistas argentinos: Carlos Sampayo, José Muñoz, Carlos Trillo, Alberto Breccia y sus hijos Patricia y Enrique, Juan Giménez, Ricardo Barreiro, Domingo Mandrafina, Francisco Solano López, Carlos Albiac, Eduardo Risso, Sanyú (Héctor Alberto Sanguiliano), Carlos Nine, Hugo Pratt. Tenía una sección llamada “El subtemento Óxido”, donde jóvenes valores experimentaban con el grafismo y la escritura.  Allí surgieron Pablo Fayó, El Marinero Turco (él afirma que es su identidad real), Max Cachimba (Juan Pablo González), Tatí (Héctor Omar Martín), Juan Carlos Quattordio, El Niño Rodriguez (también opina que es su identidad), Pablo Páez, El Tomi (Tomás D´Expósito).

Algunas revistas de editorial La Urraca
Páginas de historietas publicadas en Fierro (primera etapa)

Fierro (primera etapa)


Una revista que debe mencionarse es Puertitas(1989-1994), dirigida por Carlos Trillo, el que guionó maravillas como Irish Coffee y Cybersix, con dibujos del eximio artista Carlos Meglia.



O sea que salvo excepciones, aproximadamente desde 2011 cesaron de aparecer las revistas de historietas. Y a partir de entonces el género dejó de ser un arte masivo para convertirse en un arte de minorías.

Y surgieron los fanzines, autogestionados por jóvenes fanáticos de la historieta que se convirtieron en autores, editores y distribuidores de sus propias obras, impresas en simples fotocopias que vendían entre sus amigos y conocidos. De allí que se organizaran numerosos festivales para darles a estos jóvenes emprendedores la oportunidad de vender sus productos.

Hubo un fanzine de 1990 que tuvo tanto éxito que finalmente lo editó la Editorial La Urraca  en 1992: se trata de Cazador–una producción totalmente desaforada– con guiones de Jorge Luis Pereyra Lucas y un conjunto de dibujantes que se iban turnando: Ariel Olivetti, Lucas Accardo, Fernando Calvi, Mauro y Renato Cascioli, Claudio Ramírez. Salió hasta 2001 y hubo una nueva edición en 2010.



Pero cuando los fanzines intentan superar su rudimentaria condición y aspiran a una suerte de libro de vanguardia ascienden a la categoría de prozines. Y se pueden enumerar a tres de suma importancia, con múltiples innovaciones y una búsqueda vanguardista y experimental constante: Lápiz Japonés, El Tripero y ¡Suélteme!De Lápiz Japonés aparecieron cuatro números y fue fundado en 1993 por los dibujantes Diego Bianchi y Sergio Langer. De ¡Suéltime! (1995 a 1999) se editaron cinco números, y entre sus responsables estaban Esteban Podeti, Diego Parés, Darío Adanti, Pablo Fayó, Pablo Sapia, El Marinero Turco y Dani The O (Daniel José Díaz), Lucas Nine, Liniers (Ricardo Sin), entre otros. El tripero lo constituyeron alumnos de Alberto Breccia y fue el prozine de mayor duración (1994-2001).




La pregunta obligada es ¿por qué desplomó la historieta y qué futuro le aguarda? ¿Cuál fue la causa de su crisis?

Hay varios intentos de explicación:

–Por culpa de la mala gestión de las editoriales, y en cierto punto es real.

–Porque muchos de los dibujantes trabajaron para el exterior y algunos se traladaron a esos países. Sí, también es posible.

--El gran dibujante Leopoldo Durañona en un reportaje dijo al respecto:"(...) todo lo contrario a las historietas complicadas e intelectuales de hoy en día. (...),esa historieta se ha marginado sola, enredando al lector...".

–Pero la principal causa entiendo que fueron los cambios de hábitos de la población, como la televisión, los video-juegos, la realidad virtual, la informática, internet, los celulares.
No obstante, siempre hay que mantener la esperanza dado que pueden existir otros caminos. Así, hoy las historietas se editan en libros de tirada limitada pero se observan en muchos de ellos trabajos de jerarquía. También se suben a la web. Y ese público minoritario ama la historieta y le es fiel. De manera que seguirá subsistiendo en otros formatos y, tal vez, con más intensidad en su búsqueda de nuevos rumbos estéticos.



Algunas tapas de los 89 números de El Espejo. De los dibujantes del sur. Historietas y humor publicado a mitad de los años 90 desde Patagonia. 

Y ahora como homenaje final a ese genio que fue Héctor Germán Oesterheld se leerá un cuento de su autoría. Se debe aclarar que antes de dedicarse a la historieta escribía relatos infantiles y libros de divulgación científica. Y luego se convirtió en un prodigioso narrador de cuentos para adultos. Los más recordados son “Pequeño Maquiavelo Reforzado”, “El árbol de la Buena Muerte”, “Sondas”, “Los cuentos del Tipi” y “El diario de un soldado”. Ediciones de la Flor editó en 1969 una antología titulada Los argentinos en la Luna. También escribió nueve novelas sobre su personaje Bull Rockett, de 1952, y otras nueve sobre El sargento Kirk, de 1953. Las firmó con el seudónimo de G. Crossel.

Se leerá entonces el cuento “Ciencia”, que figura en el citado libro Los argentinos en la Luna, de Ediciones de la Flor:



CIENCIA


En algún lugar de los vastos arenales de Marte hay un cristal muy pequeño y muy extraño.

Si alzas el cristal y miras a través de él, verás el hueso detrás de tu ojo, y más adentro luces que se encienden y se apagan, luces enfermas que no consiguen arder, son tus pensamientos. Si oprimes entonces el cristal en el sentido del eje medio, tus pensamientos adquirirán claridad y justeza deslumbrantes, descubrirás de un golpe la clave del Universo todo, sabrás por fin contestar hasta el último porqué.

En algún lugar de Marte se halla ese cristal.

Para encontrarlo, hay que examinar grano por grano los inacabables arenales.

Sabemos, también, que, cuando lo encontremos y tratemos de recogerlo, el cristal se disgregará, solo nos quedará un poco de polvo entre los dedos.

Sabemos todo eso, pero lo buscamos igual.



Germán Cáceres


Bibliografía


-Albertoni, Carlos, Santas Historietas/Enciclopedia de los cómics, Catálogos, Buenos Aires, 2004.

-Cáceres, Germán, “Buenos Aires no contesta”, en La aventura en América, La Palabra Mágica, Buenos Aires, 1999.

-Cáceres, Germán, Oesterheld, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992.

-Comiqueando Online(www.comiqueando.com ): “100 años de historieta argentina”, por el esquipo de la revista.

-Gociol, Judith y Gutiérrez, José María, La historieta salvaje/ Primeras series argentinas (1907-1929), Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2012.

-Gociol, Judith y Rosemberg, Diego, La historieta  argentina/Una historia, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.

-Gutiérrez, José María, La historieta argentina. De la caricatura política a las primerasseries, Ediciones Biblioteca Nacional y Página 12, Buenos Aires, 1999.

-Imaginadores(La aventura de la historieta argentina). Película documental de 2008 dirigida por Daniela Fiore.

-Lipszyc, Enrique, El dibujo a través del temperamento de 150 famosos artistas, editado por la Escuela Norteamericana de Arte, Buenos Aires, 1953.

--Sasturain, Juan, El domicilio de la aventura, Colihue, Buenos Aires, 1995.

-Scolari, Carlos, Historietas para sobrevivientes, Colihue, Buenos Aires, 1999.

-Steimberg, Oscar, Leyendo historietas, Nueva Visión, Buenos Aires, 1977.

-Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina, Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.



FABULANDO CON VIÑETAS (EDUARDO FERRO)

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Nació el 19 de agosto de 1917 y falleció en Buenos Aires el 4 de marzo de 2011.



Ya a los dieciséis años dibujaba como profesional cuando ingresó a El Purrete, un suplemento infantil editado por el Buenos Aires Herald. Colaboró también en las publicaciones Pololo y Mustafá y creó historietas como Don Pitazo y Aserrín y PanRallado para la revista La Cancha. Luego, en 1936, realizó Pepe Boleto en Pilucho, mientras que Ñangapirí Tereré comenzó a publicarse alrededor de 1940 en el periódico El Pampero. En esos años inició la tira Chapaleopara el diario La Razón. Colaboró en la animación del cortometraje Upa en apuros (1942), con dirección de Tito Davison y guión de Dante Quinterno, titular de la editorial que llevaba su nombre. Durante esa década, empezó a dibujar El fantasma Benito se divierteen Patoruzú (de la citada editorial), donde siguió introduciendo personajes como Cara de Ángel, Bólido, Pandora,  Taraservice y tiras de humor costumbrista. El 1/10/1945 inició en Patoruzito su historieta más memorable: Langostino Mayonesi, el navegante independiente. En los años ochenta fue profesor en la escuela de dibujo de Carlos Garaycochea. También creó en 1981 la historieta Yirolamo corresponsal que salió en Superhumor.



El joven Pepe Boleto no es estudioso y elige el gimnasio con el propósito de convertirse en el futuro en una persona preparada.

Ñangaipirí Tereré, un gaucho correntino que viaja a Buenos Aires para radicarse en la ciudad, sufre varios inconvenientes debido a la ingenuidad de sus actitudes frente a la condición ventajera de los porteños.


En revista Patoruzú, 1941.

El fantasma Benito se divierte fue creado originalmente por Dante Quinterno y lo continúo Ferro a partir de 1937. Solo sugería con líneas los contornos del personaje que registraban el ícono clásico del fantasma con dos puntitos para los ojos  y una rayita como boca. El dibujo era sencillo, prácticamente sin fondos: se basaba en líneas, en grises y en el clásico blanco y negro. Su humor ahora resulta ingenuo, propio de esa época. El fantasmaBenito primero ayudaba alguien y luego, cuando este lograba su propósito, lo traicionaba haciéndolo fracasar para desternillarse de risa con su desgracia. En síntesis, era un mal bicho. Desde entonces Ferro empleaba muchas líneas cinéticas y onomatopeyas, las que constituirán un importante recurso de su estilo.


En Libro de oro Patoruzu, 1981.

Chapaleo es un buzo que en poquísimas oportunidades se quita su enorme escafandra y vive casi permanentemente sumergido. La palabra chapalear es sinónimo de chapotear, es decir jugar en el agua con los pies y con las manos. Es petiso, narigón y ostenta un ridículo bigote. Su gracia reside en los diálogos, en los razonamientos disparatados con que se maneja el personaje. Ya en esta tira se vislumbra un universo lunático que se disparará con Langostino. En cuanto a Yirolamo corresponsal, que realizó para Superhumor, se basa también en las salidas insensatas del personaje, pero su grafismo es menos despojado y se detiene en algunos detalles de la vestimenta y en los trazos de los personajes. Chapaleo es asimismo un solitario, como los demás héroes concebidos por el artista.


Bólido

Chapaleo

La historieta Cara de Ángel comenzó a salir en los años cuarenta firmada con el seudónimo Yuyo. En su ejecución dominaban los cuadritos mudos.

Bólido–apareció en setiembre de 1948– es un personaje que contradice el significado de este vocablo. En astronomía se denomina bólido a un meteoro que atraviesa el espacio a gran velocidad; también se designa así a un automóvil rápido. Pero este rubio gordito, con un jopo gigante y párpados caídos es todo lo contrario, tarda tanto en responder a una pregunta o a una cuestión que parece tonto. Sus reflejos son lentísimos y llega a decir de la tortuga que es una “disparadora” porque considera que su caminar es acelerado. Otro ejemplo: Bólido está atendiendo a una persona que espera detrás de un mostrador mientras aquel hace una llamada por teléfono. De repente grita que no lo atienden y entonces recién se da cuenta que intentaba conectarse con la persona que lo está esperando.


En libro de oro Patoruzu, 1978.

Pandora es una mujer estrafalaria a partir de su vestido negro y largo que acentúa su extrema delgadez. Aparece en la década del sesenta. Se enamora perdidamente de cualquier hombre que pasa, hasta que finalmente cambia de look usando ropa provocativa a la vez que pierde su pudor arrojándose sin escrúpulos sobre todo varón con el que se cruza. En los hechos se ha convertido en una prostituta que intenta formar un sindicato, preanunciado los años actuales en los cuales se habla de los derechos de la trabajadora sexual.



Taraservice lo gestó en 1962. Trata sobre un técnico que no consigue arreglar nada, al contrario, destruye todo lo que toca convirtiéndolo en un grotesco aparato.



En su debut (que se publicó en el Nº 1 de Patoruzito) Langostino Mayonesi, el navegante independiente compra un barco, ´´Corina”, tan pequeño que lo lleva en brazos hasta el río. “¡Aventuras! ¡Tiburones! ¡Mi ´Corina´! ¡Las correremos juntos!”, exclama cuando  se aleja de Buenos Aires a bordo de la nave. Cada historieta trae un cuadrito inicial con un resumen del episodio y otro final donde Ferro se hace cómplice del lector comentando atemorizado sobre el dudoso futuro de este émulo de Vito Dumas, el navegante solitario, en quién se inspiró el dibujante por pedido de Quinterno. La imaginación de Ferro es descomunal: inventa las más extravagantes e insólitas aventuras, propias de un delirio o de una pesadilla, las que a veces se llevan a cabo en tierras tan extrañas como Golania, Sincerilandia, Desconfialia, Futbolia, Malignia, Bondadnia, Curronia (en alusión a nuestro país). La representación gráfica es de una belleza plástica maravillosa: gesta innumerables metáforas visuales y deslumbrantes onomatopeyas. “Hoy como ayer, mañana como hoy!...¡Un horizonte abierto y andar, andar!”, exclama el héroe, que – como sostiene Oscar Steimberg– “…no era ´bueno´ (…); pero tampoco era ´malo´.” Langostino es un personaje simpatiquísimo y además un solitario y melancólico romántico, y en su historieta colmada de textos, la palabra –tan cara a los escritores y poetas– cobra un valor superlativo. Concluiré con la misma frase que en el «Homenaje a Eduardo Ferro», organizado por el Museo de la Caricatura “Severo Vaccaro” el 3 de diciembre de 2004: “Langostinoforma con ´Corina´ un todo inseparable, está unido a ella en cuerpo y alma. Ferro ha logrado el milagro de crear un nuevo ser fabuloso, una deidad acuática que se unirá a las sirenas y tritones que andan por ahí.”

En revista Patoruzu, años 70.




Germán Cáceres



Bibliografía


-Albertoni, Carlos W., Santas Historietas, Enciclopedia de los cómics. Catálogos, Buenos Aires, 2004.

-Gociol, Judith y Rosemberg, Diego, La historieta argentina-Una historia. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.

-https: //es.wikipedia.org/wiki/Eduardo Ferro.

-https://ilustración.fadu.uba.ar/2014/10/24/langostino-por-eduardo-ferro/.

-https://imaginaria.com.ar :«Eduardo Ferro 1917-2011).

-https;//luisalberto941:wordpress.com.:«Ferro: De El fantasma Benito a Yirolamo, pasando por Langostino».

-laduendes.blogspot.com: «Eduardo Ferro (1917-2011)».

-Siulnas, Aquellos personajes de historieta (1912-1959). Puntosur Editores, Buenos Aires, 1986.

-sonrisasargentinas.blogspot.com.

-Steimberg, Oscar, Leyendo historietas. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1977.

-Szymanczyk, Oscar, Historia de las historietas en la Argentina. Editorial Dunken, Buenos Aires, 2014.

-Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina. Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.


Drácula en la Argentina (ÁNGEL ABOY) por Germán Cáceres

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Aboy en 1956, tomada para la revista Dibujantes. Foto gentileza de Osvaldo Laíno.

Nació el 18 de junio de 1920. Comenzó su vida profesional durante 1954 en Pobre Diablo. Luego colaboró en Loco Lindo, Bomba H, Avivato, El Colegial, Tío Vivo, Tía Vicenta, Rico Tipo, Telecómicos, Patoruzú, Operación Ja-Ja y Can-Can (España). Firmaba como Drácula sus chistes de humor negro (también bautizó así a uno de sus personajes) y, además, los seudónimos de Roxan y (para sus escritos) los de Erik y Adrián. Otros protagonistas de sus tiras fueron Bochito, un niño superdotado, y Adrianita.





Página de Aboy en Tía Vicenta, 1960.


Su mayor fama la adquirió con Drácula, un individuo de figura desagradable, que vestía de negro, tenía poco pelo, orejas largas, abundantes arrugas y su nariz era una especie de pico de ave de rapiña. Este ejemplar provocaba con su malicia desenlaces funestos. Por ejemplo, llevaba un pájaro carpintero a un circo con el fin de que cortara a picotazos uno de los palos que sostenía la cuerda por donde se desplazaba el equilibrista.



Aboy en Patoruzú, 1975.

Pero a veces en la sección de humor negro aparecían personajes anónimos, como el que aparentemente se disponía a socorrer a un suicida que se había colgado de un árbol, pero en lugar de salvarlo tomaba sus piernas para sacudir las ramas de modo que cayeran frutas que recogía para comérselas. En otra tira, dos duelistas mataban a los padrinos y se reían de la humorada. Bajo esta línea mordaz, un chico había matado a su mamá con una flecha disparada desde su arco de juguete; sin embargo, el padre le perdonaba la travesura y solo le aconsejaba tener más cuidado la próxima vez. En otra secuencia de varios cuadritos, un hombre ponía una bomba con mecha en un arbolito de Navidad sin que la mujer –que estaba encendiendo las velitas–  se diera cuenta ni viese que él se disponía a huir hacia la puerta de calle.


Aboy en Patoruzú, 1967.

Aboy era un artista que dibujaba con soltura y cuyo grafismo respondía a la estética de su época. Así, un cuadrito representaba a un grupo de personas tan horribles que terminaba siendo encantador, o sea, a la manera de Oski, transformaba el feísmo en belleza ornamental a través del humor gráfico. Era capaz, además, de diseñar tanto mujeres viejas y con sobrepeso, como chicas jóvenes de silueta estilizada.



Aboy en Patoruzú, 1972.

A veces su sarcasmo era netamente visual, sin textos ni diálogos. Su concepción de la imagen apuntaba a la funcionalidad del chiste. En otras oportunidades se tornaba verbal, pero las conversaciones no se plasmaban en globos, solo señalaban con una mínima línea al personaje que las pronunciaba. También recurría a textos inferiores, como el que mostraba la buena presencia de una mujer obesa porque “Se la advierte desde cualquier distancia”. En una tapa de Patoruzúel peluquero gritaba: “¡San Cayetano me oyó!” y se veía su negocio repleto de individuos barbudos y con el pelo larguísimo. En otra secuencia tres familiares se peleaban por darle un nombre a un recién nacido y, al final, terminaban llamándolo con apodos convencionales: Pupi, Cuchi Cuchi, Pelusita.



Aboy en Patoruzú, 1968.

Algunas de sus ocurrencias eran desopilantes, como la viñeta en que se observaba a una chica embarazada que le estaba diciendo a su madre: “¡Y si vieras, mamita, qué caballero tan fino! Me besó la mano, me dijo: ´Perdón, madame…´y no lo volví a ver”.



En Patoruzú, 1972.

Sus escritos aún deslumbran por el ingenio y su comprensión de la naturaleza humana. Algunos son chistes buenísimos característicos del habla cotidiana. Pero asimismo se encuentran hallazgos como la recomendación para recibir con una gran sonrisa a las visitas, sobre todo a las inesperadas. La receta consiste en pensar que se trata de un inspector impositivo y cuando al abrir la puerta aparece una amistad o un familiar es imposible no reaccionar con alegría.


Ilustrando tapa de Patoruzú, 1974.

Desplegaba continuamente una ironía superlativa, a menudo con una intensidad feroz. Está muy lograda la nota «La mujer que trabaja»: los empleados proponían que una linda compañera los representara para pedir aumento. Y uno de ellos opinaba: “Yo creo que no va a resultar. Porque si bien es cierto que el jefe a ella no le puede negar nada, ella al jefe, sí.”


Original de Aboy, con indicaciones para su publicación en revista Patoruzú.

En «La pilcha» mostraba con agudeza cómo en los años setenta las mujeres y los hombres que orillaban los cincuenta se ponían neuróticos como en los tiempos que corren al tomar conciencia de que se alejaban de ese divino tesoro que es la juventud. Sus crisis las volcaban en las dudas filosóficas que urdían respecto a la vestimenta adecuada para quitarse años. Este artículo está acompañado por un chiste gráfico que presenta a un tipo que lleva una camisa con un extravagante estampado, mientras un amigo le pide cáusticamente: “Andá, prestámela que hoy tengo que hacer un papelón…”

La superlativa obra de Ángel Aboy constituye un valioso aporte a la historia del humor argentino, tanto gráfico como escrito.

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Germán Cáceres




La siguientes es una entrevista que le realizó Osvaldo Laíno para la revista Dibujantes, que se publicó en el número 20 de marzo/abril de 1956.


Gentileza de Osvaldo Laino.


Bibliografía


-Dibujantes, abril de 1956, Nº 20.

-http://siulnas-historiador.blogspot.com/2011/05/un-día-como-el.html.

-https://www.tebeoesfera.com/autores/aboy_angel.html.

-https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-174002-2011-0., «El regreso del Sr. Cateura», por Juan Sasturain.

-Siulnas, Diccionario del humor gráfico argentino (inédito), Archivo de historietas y de humor gráfico de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.

-www.museodeldibujo.com/obras_maestras/artistas.php?ida=1&a=aboy-angel.

JOSÉ MARÍA CAO LUACES. Un gallego argentino. Por Germán Cáceres

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Nació en Cervo, Lugo, Galicia, el 13/12/1862, y falleció en Lanús, Argentina, el 27/1/1916.



En 1886 emigró a nuestro país. Colaboró principalmente en la publicación El Sudamericano, por lo cual fue enviado a prisión durante ocho días (regía el estado de sitio y Roca era el presidente de la nación).


Caricatura de 1901

Caricatura de 1901

En 1887 comenzó a realizar caricaturas en Don Quijote,que motivaron que sufriera persecuciones y se intentara asesinarlo; la revista fue cerrada por el gobierno. Sucede que la caricatura era un arma política poderosa. Según Martín Fernández: “Leandro Alem diría después que la revolución de 1890 la hicieron las caricaturas de Sojo y Cao…” (Eduardo Sojo colaboró juntó a Cao en la nombrada revista). De acuerdo a Fernández, nuestro caricaturista recibió la influencia del eximio dibujante, escultor y pintor de la escuela realista Honoré Daumier (1808-1879). Y señala que su nieto Julio Álvarez Cao fue un notable dibujante y guionista de historietas que publicó en la Editorial Columba.


Caricatura de 1908

Historieta -ilustración de 1911

La emblemática Caras y Caretas había surgido en Uruguay como semanario humorístico en 1890 y fue creada por el español Eustaquio Pellier. Este renuncia y toman a su cargo la dirección de la revista Justo Sixto Álvarez (cuyo seudónimo era Fray Mocho) y el dibujante español Manuel Mayol. Cao participó activamente en ese medio, en el cual introdujo en 1900 la sección «Caricaturas Contemporáneas». Desde 1902 fue el primer director artístico del suplemento del diario La Nación.


Historieta de 1908



Historieta de 1910

En Caras yCaretas denunció a los políticos corruptos. Reflejó, además, la evolución costumbrista nacional. También satirizó a gobernantes extranjeros que actuaron en la Primera Guerra Mundial.


Ilustración de 1908.

En 1912 Cao participó de la fundación de la revista Fray Mocho, bajo la dirección de Carlos Correa Luna, que había ocupado ese cargo en Caras y Caretas.

Entre sus admiradores se destacaba el gran Alfonso R. Castelao (1886-1950), que está considerado como la figura más importante de la cultura gallega del siglo XX.


Ilustración de tapa de 1909

Cao bregó por la refundación del Centro Gallego de Buenos Aires, del que fue nombrado presidente en 1893.

En 1913 trabaja para el diario Crítica y entre 1915 y 1917 en la revista El Hogar.


Ilustración de 1901.

En 2014 el Club de Prensa de Ferrol (Galicia) publica el libro José Cao Luaces. Galego Universal na caricatura, escrito por Julio Neveleff y Siro López Lorenzo.

En la actualidad estamos alejados de las costumbres y de los grandes personajes de su época, pero podemos apreciar en sus trabajos auténticas expresiones plásticas, propias de un orfebre gráfico enraizado culturalmente en el arte pictórico. Debe tenerse en cuenta que cuando residió en Gijón (Asturias) se contactó con el escultor José María López Rodriguez, de quien aprendió técnicas de dibujo y de escultura. No solo se destacaba por su maestría en el color, sino por sus dibujos a lápiz y a pluma. Se puede aseverar que sus caricaturas en blanco y negro con cierta tonalidad sepia poseían rasgos goyescos. 


Ilustración de 1910.

Era un artista de vigorosa personalidad, autor de una obra única. Su grafismo potente, de impactante colorido, se inclinaba hacia las armonías, tanto de carácter cálido como frío, muchas de ellas cercanas al monocolor. No siempre se detenía en las caras de los personajes, sino que con frecuencia representaba sus cuerpos enteros, incluso su ubicación tanto en exteriores como en interiores. Y respecto a la vestimenta era un maestro en plasmar las arrugas de las prendas que llevaban. Hay un sentido artístico en su producción, como se puede apreciar en la caricatura en colores del paisajista Carlos Thays.


Ilustración para calendario, 1908.

Una de las características de sus representaciones era no respetar las proporciones del cuerpo humano. Asimismo, a sus personajes los hacía cabezones y narigones, de desmesurados bigotes y de orejas parecidas a las de los elefantes. Su imaginación para deformar alcanzaba extremos lindantes con el surrealismo.


Exposición de Cao, tras su fallecimiento.

En varios de sus trabajos se observan trazos propios de un historietista. Así, sus sombras proyectadas son manchas maravillosas.

Fue también un gran acuarelista, y en una imagen de un hombre que está en la cama brinda un ejemplo de diseño artístico y de empleo de tonalidades.

Como elogio final cabe refrendar que se lo considera nada menos que el padre de la caricatura política argentina.


Ilustración de tapa, de 1909.



 

Ilustración de tapa, de 1908.


Germán Cáceres


Bibliografía


-arnoldogualino.blogspot.com: José María Cao-Padre de la caricatura argentina.

-Columba, Ramón, Qué es la caricatura. Editorial Columba, Buenos Aires, 1959.

-Gutiérrez, José María, La Historieta Argentina, de la caricatura política a las primerasseries. Ediciones Biblioteca Nacional y Página/12, Buenos Aires, 1998.

-https://es.wikipedia.org/wiki/José_María _Cao_Luaces.

-https://www.lavozdegalicia.es: “Cao Luaces, el dibujante de Cervo que elevó la caricatura a la categoría de arte”, por Martín Fernández.

-Neveleff, Julio y Di Lorio, Graciela, La argentina sin careta. Buenos Aires, Fundación OSDE, 2007.


EL DEMIURGO CLAUDIO ABOY, por Germán Cáceres

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Nació en 1959 en Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires.

Es un ilustrador reconocido internacionalmente de imágenes hiperrealistas de amazonas y guerreras que han figurado en las portadas de importantes publicaciones norteamericanas y europeas dedicadas a la ficción para adultos.

Luego de cursar estudios en dibujo artístico y de historietas, se inició profesionalmente en el campo publicitario, trabajando para las principales agencias del país.



Pronto pasó a colaborar en el ámbito editorial en las revistas Noticias, PlayBoy, Conozca Más, Enciclopedia Popular Magazine, entre otras. También realizó marquesinas de teatro, afiches de vía pública y tapas de discos y CDs., como las creadas para el conjunto RataBlanca y otras bandas de Latinoamérica.

A la vez comenzó a trabajar en el rubro de la fantasía, el cómic y más adelante en historietas de superhéroes, llegando a publicar, entre otras, en editoriales y revistas del exterior como Heavy Metal, SQP y DC Comics, en esta última durante tres años.

Ejerció como profesor de ilustración por el término de ocho años en la reconocida escuela de dibujo de Garaycochea.

Últimamente realiza para Lucas Film/Disneypinturas al óleo sobre el universo StarWars.




GERMÁN CÁCERES: Se sabe que tuviste el privilegio de ser alumno de maestros como Oswal (Osvaldo Walter Viola) en historieta y de José Marchi en pintura. ¿Qué podés decir acerca de sus obras y de si repercutieron de alguna manera en la tuya?


CLAUDIO ABOY: Sin duda son dos referentes importantes para mí. Como profesionales, cada uno en su terreno, pero también como docentes. Cuando años después yo tuve la posibilitad de dar clases de ilustración pude valorar aún más los métodos y las formas en que ellos ejercieron la docencia conmigo.

Con Jose Marchi tengo el placer y el privilegio de seguir en contacto.  

G.C.: Claudio, siempre se te hace la misma pregunta, pero no se puede evitar porque algunos lectores de Laduendes pueden desconocerla y ella resulta increíble, propia del humor absurdo. ¿Cómo fue tu primer contacto con Lucas Film/Disney?


C.A.: Como siempre comento, hace aproximadamente dos años recibí un mail de la firma. En ese entonces Lucas Films estaba haciendo una convocatoria a distintos ilustradores de varios países, pero yo no lo sabía. Pensando que se trataba de una broma no le respondí, pero cuando meses de después envié un saludo navideño al contacto (que no sé cómo había quedado registrado) la respuesta y la reiteración de invitarme a participar me percataron del error cometido.

Allí si lo tome en serio, realice un boceto que fue aprobado y luego una pintura al óleo que fue comprada por la firma.   



G.C.: ¿Qué te impactó del maestro jedi Obi-WanKenobi para que fuera tu personaje preferido de la saga StarWars y lo dibujaras para Lucas Film/Disney?


C. A.: Al momento de estrenarse la primer película (episodio 4) yo tenía 18 años y ya era fanático de las artes marciales, y vi en el personaje de Obi-Wan la mezcla perfecta entere samurai y sensei (gran maestro). Creo que por esto se convirtió en mi personaje preferido.


G.C.: El 10/12/17 apareció en La Nación una entrevista a cargo de Damián Damore. Allí revelás que la musa inspiradora para tus ilustraciones de infartantes mujeres guerreras (Batgirl y Catwoman, entre otras) fue la modelo checa Denise Milani. En su momento estudiaron la posibilidad de hacer juntos un libro, pero no prosperó. Ahora que ella cambió de profesión y se dedica al fitness, ¿no podrías replantearle el tema dibujándola a partir de sus fotos en internet? Vi que con su imagen ya compusiste un bello plano americano estilohiperrealista.



C.A.: Si, para mi sorpresa un día Denisse se comunicó conmigo porque se veía reflejada en mis ilustraciones. Lejos de molestarse esto le resultaba halagador, y le propuse hacer un libro retratándola a ella como distintas heroínas, pero un problema legal que en ese entonces tenía con respecto al manejo de su imagen, no lo posibilitó. Creo que hoy en día está totalmente alejada de esa imagen de pin up y seria aún más difícil.


G.C.: En esa entrevista nombrás a Ricardo Villagrán y a Lucho Olivera como historietistas a los que admirás. Aunque vos afirmás allí que no hacés nada parecido a ellos, entiendo que respecto a Lucho te emparentan el carácter monumental de tus trabajos y la gran pasión que sienten ambos por la ciencia ficción. ¿Vos que opinás?


C.A.: Cuando menciono que no hago trabajos parecidos a ellos, solo me refiero a que nunca me dediqué a los interiores de las revistas, solo a las ilustraciones que sirven de portadas. Por supuesto, humildemente comparto con ambos la pasión por el cómic, la fantasía y desde ya la ciencia ficción.  



G.C.: Aparece en tus ilustraciones cierto titanismo que evoca al gran Jack Kirby. ¿Figura también entre tus historietistas preferidos?


C.A.: Si, desde ya, pero cuando me piden nombres de dibujantes que me gustan es un tanto molesto porque inevitablemente voy a dejar sin mencionar a un montón de profesionales que admiro. Siempre menciono que ante todo, yo soy un consumidor de dibujos y por lo tanto el campo de mis admirados es enorme.


G.C.: Hace unas décadas la historieta tenía un espacio laboral más amplio que la ilustración. ¿Qué ha pasado para que en la actualidad aparentemente se esté dando una relación inversa, más allá de la caída de ventas que viene padeciendo el noveno arte?


C.A.: No creo que sea así. Por el contrario muchos de los grandes historietistas de hoy en día se convirtieron también en ilustradores realizando ellos mismos sus propias portadas.

Por otra parte la ilustración, como es lógico, ha mutado con la incorporación del arte digital, el 3D, la composición digital de fotografías y para seguir vigentes muchos dibujantes también hemos tenido que aprender estas técnicas y utilizarlas.



G.C.: El pin-up con los personajes de la exitosa serie televisiva The Walking Dead es digno de un artista de formación académica. ¿Influyeron en vos los pintores y escultores hiperrealistas?


C.A.: Si, puede ser. Desde chico me gusto el realismo. Luego, al dedicarme a la publicidad, el trabajar de manera hiperrealista me abrió fuentes de trabajos.

Por esa época estaban de moda las imágenes realistas de pin up de las portadas de comics para adultos y sin duda eso fue lo que me posibilito los primeros pasos en las editoriales de Usa y Europa.



G.G.: Hay algunos dibujantes y lectores que no comparten las historietas de superhéroes, hasta las rechazan. Pero teniendo en cuenta su éxito actual, sobre todo en la juventud, y dado quesos un experto en el tema ¿qué nos podés decir al respecto?


C.A.: Creo que es una simple cuestión de gusto.

A mi entender no hay porque destruirlas ni ponderarlas exageradamente.

Cuando el producto es bueno es verdaderamente una notable expresión artística, desde el dibujo, el guion y fundamentalmente el correcto ensamble de los dos.

Si bien son el origen de todo el movimiento de convenciones de comics que se está viviendo hoy a nivel internacional, en la actualidad es el cine y las series televisivas las que han dado un revitalizador empuje a los comics. 

Como parte de la industria, pero aún más como fanático vivo el momento con alegría. 


G.C.: Mucho se ha escrito y argumentado sobre el género fantástico: un punto alto lo constituye Teodorov y su famosa Introducción a la literatura fantástica. Sería enriquecedor estar al tanto de tu opinión, ya que conocés el género desde adentro al colaborar para la saga StarWars. 


C.A.: Humildemente, solo puedo responder como dibujante y como fan.

Desvinculado totalmente de cualquier análisis técnico o académico que me superaría, soy de la idea de disfrutar de la fantasía por lo que es, sin análisis, "sin querer descubrir el truco".

En el caso de StarWars no tengo dudas, nunca pretendió ser ciencia ficción, es fantasía pura en muchos casos naif, pero funciona 



G.C.: Siguiendo con esta cuestión tan literaria, en La infancia recuperada Fernando Savater hace una fuerte defensa de los libros de aventuras que leíamos de chicos (Verne, Stevenson, Conan Doyle, etc.). ¿Cómo impacta en vos este retorno al mundo infantil que propone el escritor español?


C.A.: Si bien me encanta Verne, Stevenson y Conan Doyle, entre otros, te confieso que no he leído la obra de Savater, pero te voy a responder con algo muy simplista. Las antiguas historietas de DC Comics que de chico leíamos con mi hermano, nos las compraba una tía teniendo bien en claro que era una manera rápida y directa de introducirnos en el mundo de la lectura.Hoy, yo agregaría que nos aportaba una cuota fundamental de fantasía y un gran estímulo a nuestra imaginación. Valoro mucho todo eso. 




G.C.: Por último, la pregunta inevitable: ¿qué proyectos tenés para el futuro?


C.A.:Seguir dibujando, ensayar e incorporar nuevas técnicas, afianzarme en el trabajo con un par de licencias y tratar de seducir a otras.

Hago lo que me gusta y siempre intento hacerlo mejor.


UN SUPERHÉROE CONTESTARIO (Black Panther, T´Challa, Pantera Negra) Por Germán Cáceres

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El hecho de que el filme con actores reales Black Panther(Pantera Negra, EE.UU, 2018), de Ryan Coogle, con guión propio en colaboración con Joe Robert Cole, y protagonizado por Chadwick Boseman, haya recibido no solo elogios de la crítica sino también nominaciones a los Premios Oscar, Globos de Oro y Bafta, ha estimulado a La Duendes  a subir una nota sobre este singular personaje tomando como base su versión en animación incluida en Marvel Comic Knights de la Plataforma Netflix.

Debe recordarse que su origen es un personaje de la historieta creada en 1966 por Stan Lee y Jack Kirby para la Compañía Marvel Comics, y es el primer superhéroe negro de la empresa.



Pantera Negraes T´Challa, el rey del ficticio estado africano de Wakanda, que confía en sus virtudes adquiridas con el entrenamiento físico y su pasión por la ciencia. Lo mismo que Batman y otros superhéroes, carece de súper poderes, que, en cambio, los poseen Supeman y Spider Man (Hombre Araña).

La serie televisiva que se puede ver en Netflix consta de seis episodios, cada uno de alrededor de veinte minutos de duración. Mark Brook dirigió los capítulos 1, 2, 3, 6 y, junto con Jon Schnepp, los 4 y 5. El guión completo estuvo a cargo de Reginald Hudlin. Los datos de esta serie animada de 2010 se encuentran en IMDb.

Black Pantherexhibe, en su esencia, toda la técnica y el espíritu gráfico de la historieta. Y así renace un concepto que proponía Maurice Horn cuando en vez de animación se hablaba de dibujos animados: este arte participa del cine solo en cuanto al soporte técnico, pero su sentido estético está cimentado en las historietas y en el humor gráfico. Más aún, la presente serie hace evocar los antológicos diecisiete cortos de Superman de 1942 de los hermanos Dave y Max Fleicher. Su figuración y sus trazos gruesos y contundentes  – no obstante su modernidad– se enrolan dentro del más puro realismo clásico norteamericano. Y la variada planificación, repleta de angulaciones y de primeros planos, remite al denominado noveno arte.



Wakanda es una nación muy poderosa por su deslumbrante tecnología –que tanto ha hecho avanzar a la farmacología– y la posesión de valiosos minerales, entre ellos el vitronio. En el último episodio el héroe recibe una gran ayuda por parte de Ororo, o sea Storm, la diosa mutante con súper poderes y que mantiene un romance con el protagonista. El Captain America (Capitán América), que fue enviado por su país para investigar qué fuerzas misteriosas convierten al estado africano en una potencia militar, resulta derrotado por Pantera Negra en una pelea cuerpo a cuerpo. Corresponde remarcar que el personaje sigue la tradición de The Phantom (El Fantasma, 1936), de Lee Falk (guión) y Phil Davis (dibujos), en el sentido de convertirse en inmortal porque su papel lo van asumiendo sus sucesivos descendientes. En la Argentina, Toni Torres, siguiendo el mismo modelo, guionó Caballero Rojo (2010), con dibujos de Mariano Navarro y la colaboración de consagrados artistas del género. En Pantera Negra, los reemplazantes surgen de una pelea en un ring entre el titular y un desafiante más joven que logra vencerlo.

El montaje del filme es sumamente dinámico. Excelente el diseño de palacios y mansiones de la curiosa Wakanda, con sus edificios monumentales que contrastan con guerreros semidesnudos. Logradas las abundantes escenas de acción debido a la celeridad que despliegan las imágenes en la pantalla. Una de las mejores es el combate aéreo entre Pantera Negra–al mando de una moto de impresionante velocidad–  y El Caballero Alado, que en determinado momento sobrevuelan los rascacielos de Wakanda. Una tonalidad refulgente –con numerosas armonías monocolor– enriquece esta narración sostenida por un guión creativo y original que además presenta diálogos inteligentes.

En todo momento la Casa Blanca está tramando planes secretos para invadir Wakanda. El último lo dirige un mercenario y asesino belga, Ulysses Klaw, con el apoyo de su propio país y de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Están equipados con armas y elementes de altísimo poder, incluso cuentan con un grupo de zombis.



A lo largo de los seis episodios, tanto Pantera Negracomo otros personajes de Wakanda no dejan de enunciar ideales humanísticos y de mencionar que las grandes potencias oprimen y explotan salvajemente a numerosos pueblos. Por tanto, el gobierno y los habitantes del estado africano no están dispuestos a transmitirles sus descubrimientos  científicos, ya que no dudan que serían empleados con propósitos bélicos.

Finalmente la serie se inclina por la ciencia ficción y los efectos especiales, estos últimos tan espléndidos como los realizados en  las películas con actores reales.

Por último, el problema diplomático causado por la frustrada invasión ordenada desde la Casa Blanca es arreglado en una amable conversación telefónica mantenida entre Pantera Negra y el nuevo presidente norteamericano, que es negro y bien podría ser identificado como Obama.



Germán Cáceres



Bibliografía


-Aguilar, Elian, Cine Superheroico. Fan Ediciones, Buenos Aires, 2011.

-Albertoni, Carlos W., Santas Historietas. Catálogos, Buenos Aires, 2004.

 -Black Panther (TV Mini-Series 2010)-https://www.imdb.com/title/tt1441105.

-Cáceres, Germán, Entre dibujos, marionetas y pixeles. La Crujía Ediciones, Buenos

Aires, 2004.

-Cáceres, Germán, Evocando Viñetas 3. La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2017.

-Horn, Maurice (director), The World Encyclopedia of Cartoons. Chelsea House Publishers, New York, 1980.

-Horn, Maurice (director), The World Encyclpedia of Comics. Chelsea  House Publishers, New York, 1976.

-Valenzuela, Andrés, «Muerte y resurrección de los superhéroes».  Página 12, Buenos Aires, 21/01/2019.


Muestra de Martha Barnes en la Alianza Francesa, Bs As

HISTORIETA REVÓLVER, por Germán Cáceres

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(Primavera Revólver Casa Editorial, Tomo 1. Volumen 1 de 4, 96 páginas, 2019, Publicación Mensual)



Siempre resulta auspiciosa la aparición de una nueva revista de historietas, sobre todo en esta difícil época que transita el género.

La dirección editorial está a cargo de Paula Varela y Néstor Barron se ocupa de la curaduría.

La presentación realizada por la directora es un ejemplo de actitud positiva y convicción. Afirma que: “Algún día hay que dejar de hacer lo que se puede, conviene o se adapta a las circunstancias socio-económicas. Algún día tenemos que empezar a hacer lo que realmente queremos a pesar de todo eso.” Y advierte que cada historieta de la revista cuenta con cuatro capítulos (uno por número) y que juntos formarán un tomo.



En Daimon, Walther Taborda demuestra ser un artista que domina su oficio y utiliza con soltura los blancos y negros puros. Original la composición de página y el trazado a pluma: armoniza con el sólido y atrapante guión de Néstor Barron.



Ultimo actopresenta una sutil utilización del gris como monocolor por parte de los creativos dibujos de Manuela Mauregui. Hábil el texto de Gonzalo Duarte para urdir misterio e intriga.

Es magistral la adaptación libre y los dibujos de Horacio Lalia sobre el relato Revancha del destino, de M.R. James. Se destaca en el registro de luces y sombras de exquisita belleza y al volcar inteligentemente en viñetas la estupenda narración del célebre escritor sobre fantasmas. Esta historieta es autoconclusiva. 



Muy atractivo y distinto – está protagonizado por simpáticos animales antropomorfizados– el planteo que presenta Leomina y brillante su desarrollo gráfico y narrativo (Guión: Paula Varela; Dibujos: Osozeth).


También es autoconclusiva La vendedora de empanadas, en la cual Ricardo Ferrari despliega un guión moderno y sólido de una historia que tiene lugar en la época de la Colonia. Aunque sus textos y diálogos son extensos, consigue que en la narración prevalezca la impronta visual. Excelentes los dibujos de Laura Gulino y sus audaces angulaciones de los cuadritos que se entrecruzan.


Pesadilla en alquiler, de Diego Pogonza (Arte y Textos, también autor de la singular tapa de la publicación), ofrece una historia cargada de misterio y con un dibujo altamente sugestivo.


Miqala(Guión: Chiara Marino; Dibujos: Sergio Ibañez) entrega suspenso en una ficción que mezcla terror con supersticiones y dramas familiares. La gráfica es eficaz en la ilustración de la historia.


Tokoyo Monogatari empieza con un prólogo que explica que ”…en todos los casos, el respeto y el amor a la viejas historias del folklore japonés es lo que nos ha llevado a reescribirlas e ilustrarla para ustedes”. La leyenda elegida en esta oportunidad es «El alma hueca». El arte caligráfico de Quique Alcatena descuella por la ornamentación barroca de las viñetas, como si se tratara de filigranas. Logrado el guión de Gustavo Schimpp, que expone la narración con preciso equilibrio entre globos y textos explicativos.



Néstor Barron dedicó en las dos últimas páginas de la revista un emotivo Homenaje a Walther Taborda (1965-2017).

En la contratapa, el Ser o no ser de Sergio Carrera recurre al humor a través del monólogo de un individuo que lleva en su remera la insignia de Superman.


En síntesis, el primer número de Historieta Revólveres de lectura imprescindible para los amantes de este magnífico arte.



Germán Cáceres



CAPITÁN GALAXIA, por Germán Cáceres

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Una aventura en el espacio interior

de Luciano Saracino y Javier Solar


(del Naranjo, Buenos Aires, 2019, 52 páginas)





Se está ante una novela gráfica juvenil con bellos y brillantes colores, en la cual los dibujos de Javier Solar son modernos, muy en el estilo del cine de animación norteamericano. Ofrece un diseño simpático y atractivo de los personajes, incluso de los malvados, como el pirata Malëus Maleficarum. Varias viñetas brindan espectaculares naves espaciales, entre ellas la denominada Galaxyan, ocupada por el protagonista (Capitán Galaxia) y sus compañeros de equipo: Alfredo (el flemático mayordomo), Pánfilus (un quelonio espacial), Fontanini (que se encarga de mantener la nave en perfecto estado) y la bella Cybercina (un robot que posee piel de amianto y un corazón de oro).



En la presentación de los antecedentes y peculiaridades de los personajes –en la cual el héroe entrega una frase oportuna: “…una buena aventura es el mejor antídoto contra el aburrimiento”– da la posibilidad de que la trama se desenvuelva fluidamente y sin necesidad de remitirse al pasado para aclarar situaciones y conductas.



El guionista Luciano Saracino expone esta atractiva historia dirigiéndose al propio lector a través de la primera persona del Capitán. Es muy dinámica la sucesión de planos, en los que predominan aventuras con un humor ingenioso y diálogos convincentes. Ciertos cuadritos cuentan con muchos globos y, sin embargo, no entorpecen la fluidez de la narración.


La exclamación característica del protagonista “¡Por las barbas de Chtulhu!”, es un evidente homenaje al escritor del género de terror H.P. Lovecraft, que tituló a uno de sus relatos más famosos: «El llamado de Chtulhu».

El informe sobre los creadores mantiene un tono ingenioso y jovial que informa que “Luciano Saracino nació en la Tierra, en una base denominada Buenos Aires, en el año 1978. Desde muy pequeño se le dio por las bitácoras, y no ha dejado de escribir desde sus primeros viajes interestelares." Tiene numerosos libros para niños en su haber. Su principal actividad es guionar historietas para nuestro país y Europa. En este rubro fue finalista en el Concurso Mundial de Novela Ilustrada de la prestigiosa Editorial Glénat (Francia, 2004): Mar y Miel (con dibujos de Javier de Isusi). En 2005 publicó su novela para adultos Una entre miles.


Respecto al artista el libro informa que “Javier Solar no nació en el Sol. Lo hizo, sí, tres planetas más acá, en un cuartel denominado Lomas de Zamora, en el año 1977” (…) “Vive en un planeta llamado Córdoba Capital” (…) “Promete seguir creando galaxias. Y en eso anda”. Dibuja historietas para la Argentina y varios países de Europa. Es famosa su novela gráfica Cómo yo gané la guerra (2017), con textos de Pepe Angonoa. Su segunda actividad es hacer radio.





Germán Cáceres


HUMOR A LA ISLANDESA, por Germán Cáceres

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CON TODOS USTEDES DAGSSON


de Ugleikur Dagsson


(Editorial Anagrama, Barcelona, 2018, sin numeración de páginas)




Como diría Hugo Pratt, en este siglo XXI el humor gráfico goza de excelente salud y larga vida. Sus producciones no solo pululan por páginas de internet y las redes sociales, sino también en revistas y diarios.



En estos trabajos Hugleikur Dagsson (Reykjavik, 1977, Islandia) no utiliza viñetas sino páginas en blanco con dibujos prácticamente infantiles que se limitan a unos pocos trazos. Aunque se graduó en la Academia de Artes de su país (ver nota de Andrea Guzmán, «Oscuro como el invierno», en Radar del 14.4.19) desechó el realismo para priorizar el humor del texto. Concretó algo similar a la propuesta de Chester Gould con su Dick Tracy (1931), cuya simplicidad gráfica favorecía la calidad narrativa de su historieta.



Esas líneas mínimas e ingenuas van acompañadas por los diálogos o pensamientos de los personajes que están encerrados en globos. El espíritu lunático de los mismos asume el absurdo, un humor negro de una crueldad y una ferocidad inimaginables, y hasta el nonsense. Por ejemplo, la muerte pregunta por un señor que la atiende en la puerta de su casa, y este le responde que no es él.



Aunque son cartoons para ver y leer, se transcribirán algunos diálogos ilustrativos.

–“Disculpe, señora…Mi familia y yo nos estábamos preguntando… ¿está usted embarazada o solo está gorda como una vaca?”.

–“Mami, este desodorante no funciona. “/”Eso es porque es mi vibrador”.

–“Papá, cuando sea mayor voy a ser puta.”/ “¡Gracias, MTV!”.

–Una señora que ve a su hijo con una chica en la cama se lamenta: “¡¿Cómo has podido engañarme?! ¡A mí, a tu propia madre!”.



Y así sigue Dagsson: los ángeles suelen ser perversos sexuales, un padre cocina a sus propios hijos y se muestran mujeres que sacrifican a bebés para entretenerse.

En el final predominan los chistes desaforados; un hombre descubierto por su mujer en un acto comprometido se queja: “¿Yo gay? Por Dios, Anne. ¿Es que dos hombres adultos no pueden tener sexo anal hoy en día sin que les llamen ´gays´?”. En otra página aparecen hombres copulando con cebras.


Correctísima la traducción de Margo Baldrich.

Este actor islandés que practica el stand up, que realizó una serie de animación para la TV, escribió tres obras de teatro y compiló sus chistes en veinte libros (algunos traducidos al castellano), puede desagradar y escandalizar, pero no hay duda de que se trata de un creador original, audaz y talentoso. Vale la pena leerlo y visitarlo en internet, pues no hace más que recrear con humor las atrocidades que ocurren en este mundo aún más salvaje y siniestro que su obra gráfica.



Germán Cáceres



¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…! Arte y guión: Alberto Breccia. Por Germán Cáceres

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(Hotel de las Ideas, Buenos Aires, 2019, 64 páginas)





Alberto Breccia (Montevideo, 1919-Buenos Aires, 1993) está considerado uno de los más grandes dibujantes de la historia de la historieta mundial, y se radicó con su familia en la Argentina cuando tenía tres años. Su obra es vasta y comenzó a sobresalir a partir de Vito Nervio, que dibujó desde l947 a 1959 con textos de Leonardo Wadel. En los años cincuenta toma contacto con el guionista Héctor Germán Oesterheld y en dupla producen varias obras que están entre la cumbre de este noveno arte. Entre ellas pueden citarse Sherlock Time, Mort Cinder, Vida del Che Guevara (que dibujó junto a su hijo Enrique) y una nueva versión de El Eternauta. Con guión de Norberto Buscaglia adaptó Los mitos del Cthulhu, de H.P. Lovecraft. Acompañado por el guionista Carlos Trillo, realizó Un tal Daneri y Buscavidas. Junto a Juan Sasturain (textos) plasmó la consagrada saga Perramus.  Son famosas sus versiones de los cuentos de Edgar Allan Poe.



La historieta que se comenta fue realizada por el artista en 1982 y hasta ahora era inédita en nuestro país. Anteriormente se publicó, entre 1983 y 1984, en la revista española Comix Internacional, y en los años noventa en libro en Francia.

¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah! carece de diálogos, está compuesta por viñetas mudas, y aunque hay una concepción plástica en su dibujo y en sus colores, su proyecto es netamente historietístico, con ciertos puntos en común con el arte del cartoon. Laura Caraballo (curadora de la muestra «Breccia 100. El dibujo mutante») manifiesta en el prólogo: “Aquí, las masas de color yuxtapuestas dejan emerger la línea como una suerte de daño colateral, pero no como un fin en sí mismo. No hay trazo, hay mancha. Este carácter expresivo del color y de las formas, porta oportunamente la carga grotesca que atraviesa la obra de Breccia de principio a fin”.






A partir de la tapa, su trabajo está poblado de mujeres y hombres deformes y edificios resquebrajados, como si estuvieran a punto de derrumbarse. Su colorido es restallante y muy elaborado.

La obra consta de cinco capítulos. El primero, «La última noche de carnaval», tiene lugar en Venecia y presenta un mundo de pesadilla, abarrotado de muertos. El negro es fundamental y recorre sus páginas. La concepción de Breccia es netamente experimental. En este episodio Drácula está a punto de morder a una mujer, pero aparece Superman como un salvador y aquel huye dejando a la pareja gozar de un romance. Pero el final es desopilante, porque el superhéroe muere inesperadamente, y el último cuadrito muestra un primer plano de la mujer con colmillos manchados de sangre: Drácula ya la había mordido y convertido en vampira.


«Latrans canis non admordet» es el título en latín del Capítulo 2, que significa “Perro que ladra no muerde”. Su creativa estética trae reminiscencias de un genial corto de animación: El corazón delator(1953), de Ted Parmelee, una producción de la casa UPA. Hay viñetas –como la del plano general en que El Conde viaja en carroza–, que podrían lucirse en cualquier galería de arte. En esta oportunidad sufre de dolor de muelas, y concurre a un dentista. El cuadrito de media página en el cual el profesional lo revisa es de antología por su muestrario de objetos insólitos. En su trazo predomina la línea curva y en su composición una óptica barroca. Luego, en el castillo, recibe a un huésped con quien cena. Y concluye con una viñeta en la cual asoma una burla feroz: Drácula hinca sus colmillos en su visitante mientras este duerme, pero se le cae la prótesis que le había colocado el dentista.


En el Capítulo 3: «Un tierno y desolado corazón», los interiores del castillo demuestran su exuberante figuración. Aquí, nuestro mordedor está perdidamente enamorado de una mujer moribunda, va a verla en su mansión, entra en el dormitorio donde languidece en la cama, y la salva mediante una transfusión de sangre que se exhibe en un magnífico cuadrito de página entera.

En el Capítulo 4, «Fui leyenda», se traslada a Buenos Aires en la época del Proceso. Abundan imágenes  propias de los «Caprichos goyescos» al mostrar el horror de matanzas, mutilaciones, torturas y acciones aberrantes. Como señala Caraballo en su prólogo, aparece el único texto de la serie: un cartel fijado en una pared anuncia “Todo va mejor con Coca-Cola” en tanto una fila de personas espera frente a




una olla popular. Drácula, espantado, se refugia en una iglesia católica. La concepción artística trae a la memoria la citada Perramus.

El Capítulo 5, «¿Poe?.¡Puaf!» presenta al famoso escritor trabajando en el estudio de su casa de Baltimore, mientras por la ventana entre un cuervo. Drácula está observando su vivienda y lo ve partir hacia una taberna, donde el poeta bebe hasta emborracharse. Al salir el vampiro lo muerde y se fuga, pero la sangre, por supuesto, estaba colmada de alcohol y, completamente ebrio, cae al suelo y se agarra de un poste. Un policía lo detiene para encerrarlo en un calabozo.  



Tal vez la mejor definición de esta obra maestra la dio el propio autor. Su hija Patricia Breccia –una notable dibujante de historietas de nivel internacional– señaló a Juan Manuel Strassburger (Radar, 30.6.19) que “Desde el primer momento su objetivo fue hacer a Drácula pero como sátira. Una adaptación fuera de lo convencional. ´Me quiero cagar de risa yo´, me decía. ´Me quiero divertir´”.



Germán Cáceres


PATAGONIA Tierra adentro de Alejandro Aguado, por Germán Cáceres

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EN BUSCA DE PANGEA.

(La Duendes editora, Comodoro Rivadavia, 88 páginas)




El libro lleva como subtítulo «Crónicas ilustradas del territorio desconocido», que resume magistralmente su contenido. En la «Introducción» añade: “…habla desde miradas que podrían ser emparentadas con la antropología, la etnología, la historia, la geografía, la arqueología y la geología.”



Es texto es muy emotivo y, entre otros recuerdos, relata los viajes que hacía de niño junto a sus padres por la Patagonia y rescata la historia de poblaciones olvidadas. Su prosa es segura, no intenta lucirse sino informar con precisión y claridad. Exhibe un vocabulario amplio y ajustado sobre las características de la zona. Varias veces realiza una sugerencia diáfana y profunda:”Un paisaje inalterado desde hace miles de años y el rastro de antiguas presencias humanas, nos hicieron concluir que no hace falta una máquina para viajar por el tiempo”. / “Como varios de los cerros del centro sur de Chubut, se originó 340 millones de de años atrás en el continente conocido como Pangea”.



Aguado no solo escribió las crónicas: también el material fotográfico y los dibujos sobre este panorama telúrico son suyos. Las fotos resultan valiosas porque registran paisajes, edificaciones, manifestaciones del arte rupestre y cementerios indígenas que la mayoría de los lectores, incluso los patagónicos, desconocen. Las ilustraciones poseen un registro realista a veces entrelazado con rasgos de humor gráfico; en ellas prevalece el negro con zonas y detalles en blanco que transmiten un contraste no exento de armonía. En «El último viaje a Cañadón Lagarto», una estampa de bellísima factura muestra un sector del pueblo –prácticamente desaparecido– con vecinos, autos de principios del siglo XX, carretas, caballos y una locomotora. Además, en sus comentarios demuestra poseer una enorme sensibilidad hacia los animales.



A lo largo del libro interviene una visión fantástica de la realidad porque refiere, por ejemplo, que se vieron aparatos con luces que podrían ser helicópteros militares u ovnis. Hay varias historias de duendes, espectros, gauchos fantasmas, la célebre Luz Mala y demonios, muy propias de la Patagonia. Así, señala que “Llevaba años conociendo tehuelches y había aprendido a aceptar que existen prácticas y ritos que conectan con lo esencial. Un entendimiento que en la culturas occidental se extravió en alguna etapa…” Y también tiene la certeza de que el pasado nutre la realidad contemporánea.



Un encuentro con el escritor y guionista de historietas Guillermo Saccomanno no podía dejar de derivar en una charla sobre el género, ya que Aguado es un dibujante reconocido y responsable de un blog y una página acerca del arte de los globos y los cuadritos y también es director de la editorial La Duendes-HistorietaPatagónica.

El autor puede definirse como un explorador, un viajero incansable, un émulo patagónico de los famosos Stanley y Livingston.



Patagonia/Tierra adentro se completa con una extensa «Bibliografía general».

Alejandro Aguado (Comodoro Rivadavia, 1972) fue nombrado “Vecino destacado” de su ciudad natal y “Socio Honorario Nº 1” de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysen, Chile. Expuso en muestras individuales y colectivas en Argentina, Ecuador, Colombia, Brasil, España y Alemania. Obtuvo el 1er. Premio en el rubro historieta en la Primera Bienal de Arte Joven de la Patagonia. Participó en el libro Malvinas. El sur, el mar, el frío, que obtuvo el primer premio en los Premios Nacionales Banda Dibujada 2017. Su obra fue difundida a través de entrevistas y notas en medios regionales, nacionales y extranjeros.



Germán Cáceres


LA BROMA ASESINA (CONTINUACIÓN) Por Germán Cáceres

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Guasón (Joker, EE. UU., 2019)

Dirección: Todd Phillips.

Guión: Todd Phillips y Scott Silver.

Fotografía: Lawrence Sher.

Música: Hildur Guonadottir.

Intérpretes: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Frances Conroy, Zazzie

Beetz, Brett Cullen, Dante Pereira-Olson, Douglas Hodge, Jolie Chan.



En principio parecería que esta película no tiene nada que ver con la historieta Batman (1939), de Bob Kane y Bill Finger, ya que el justiciero no está presente. Pero la acción transcurre en Ciudad Gótica, precisamente en la que aquel reside, y resulta oportuno aclara que no es un superhéroe, ya que no tiene poderes como Superman – un extraterrestre oriundo del planeta Kripton–, sino que su fortaleza se debe a un intenso entrenamiento físico.  



Además, interviene un tal Thomas Wayne, un millonario que en la historieta original es el padre de Bruce –que también aparece en el filme cuando era un chico–, tras cuya identidad (que en la Argentina también se la conoció como Bruno Díaz), se oculta el hombre murciélago. Y como en el comic, tanto el potentado como su esposa son asesinados. Y hay bastante más: no solo que en los créditos se nombra a D.C. Comics, empresa que posee los derechos del personaje (y también los de Superman), sino que en cierto sentido este Guasón fílmico parece continuar la famosa novela gráfica La broma asesina(The Killing Joke, 1988), de Alan Moore (guión) y Brian Bolland (dibujo), una de las grandes creaciones del género. En ella, tanto Batman como el Guasón son tipos atormentados y traumáticos que sufren conflictos psicológicos similares.

Este renovado Guasón (Joaquin Phillips) tuvo una infancia horrorosa y nada feliz (curiosamente su madre lo llama “Happy”), y el argumento parece indicar que esa desdicha es irrecuperable, ya que la locura se apodera del payaso. Y como venganza justiciera comete una serie de brutales asesinatos, en un ámbito urbano asolado por la basura acumulada, producto de una salvaje huelga de recolectores.

El filme obtiene un clima tan opresivo como agobiante y oscuro, hasta fantasmal, y en ese logro es esencial la excelente fotografía de Lawrence Sher. La dirección de Todd Phillips (que se lo conocía por algunas comedias) sobresale en las angulaciones que imprime a las tomas y por narrar convincentemente una historia triste y amarga, que prácticamente hipnotiza al espectador. El Guasón repite en varias escenas: “Creo que no fui feliz ni un solo instante en toda mi vida”.

Joaquin Phillips se consagra como uno de los mejores actores de la actualidad. Es magistral su manejo del cuerpo y de sus muecas psicóticas captadas en magníficos primeros planos. Y su brillante interpretación remite a las de Jack Nicholson  (Batman, 1989, de Tim Burton) y de Heath Ledger (El caballero de lanoche, 2008, de Christhofer Nolan).



Mención especial merece la banda de sonido con temas tan encantadores como  «Smile» y «That´s Life» (entre otros).

Guasón obtuvo el León de Oro a la mejor película en el último Festival de cine de Venecia.

Seguro que el fandom comiquero no se perderá este filme. Tampoco los cinéfilos.



Germán Cáceres


Murió Juan Gimenez (1963-2020)

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Juan Gimenez, quien residía en España, estaba internado a causa del Coronavirus desde hace varios días en la ciudad de Mendoza (donde nació), Argentina. Murió a los 76 años de edad.

Se fue uno de los grandes maestros de la historieta, con una muy extensa obra reconocida a nivel mundial, admirado por generaciones de lectores y colegas.


Una gran pérdida que la pandemia provoca en el mundo del dibujo. 



CIRUELO, CIUDADANO ILUSTRE DE DRAGONLAND, por Germán Cáceres y A. Aguado

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Ciruelo (Gustavo Cabral) nació en la ciudad de Buenos Aires el 20/7/1963.

A los trece años ingresó en la Escuela Técnica Fernando Fader de esa ciudad, donde estudio diseño y publicidad. A los dieciocho comenzó a trabajar en una agencia de publicidad y, además, dibujó tapas para revistas que publicaba la Editorial Vocación. Decidió convertirse en ilustrador independiente a partir de los veintiún años.

En 1987 se estableció con su esposa Daniela en Sitges, localidad costera situada en Cataluña, cerca de Barcelona. Desde allí realizó ilustraciones para editores de Reino Unido, España, Alemania y Estados Unidos. Son suyas las portadas de la trilogía Chronicles of the Shadow War, que escribió George Lucas. Realizólas tapas de álbumes de rock, de Cartas Magic–que publicó Wizard of theCoast–, y colaboró para Berkeley PublishingGroup, TorBooks, WarnerBooks, Ballantine,las revistas Heavy Metal, Playboy, en la primera etapa de Fierro y también en otras publicaciones de La Urraca. Sus trabajos incluyen cubiertas de libros, calendarios, puzles e ilustró su ficción Hadas y Dragones. Concurre a múltiples exposiciones y salones con stand propio, no solo en Europa, sino también en la Argentina. Asimismo incursiona en la guitarra eléctrica y en la composición musical.

Es responsable de los posters de los filmes Hombre mirando al sudeste (1986), de Eliseo Subiela –con música de Pedro Aznar–, y Fuego gris (1994), de Pablo César. El poster de la película de Subiela se utilizó como tapa del álbum del mismo título de Luis Alberto Spinetta. Colaboró también con el genial guitarrista Steve Vai y el escritor e historietista Alejando Jodorowsky.


Ciruelo en 2019 en su estudio de Sitges, España.


ALEJANDRO AGUADO: Según me comentaste, te radicaste en Europa para poder vivir de tu arte ¿Cómo fue tomar esa decisión? ¿Cuál era la situación de Argentina en ese momento? Es de suponer que no fue algo simple.

 CIRUELO; Era 1987 y yo, con 23 años, decidí irme a vivir a España para poder dedicarme por completo al arte fantástico ya que en Argentina no había editoriales que me permitieran vivir de eso y mi pasión era tan grande que no tenía otra opción. Además, en Argentina había una inflación mensual del 20% y eso hacía mi profesión de trabajador autónomo muy complicada. Irme fue una decisión muy dura pero yo estaba acostumbrado a situaciones límite.

Ilustraciones de tapas de Ciruelo, en sus comienzos, en los años 80 y 90.


A.A: ¿De qué manera te insertarse en el mercado europeo?

 CIRUELO: Me resultó muy fácil ya que Barcelona estaba en un momento glorioso en el cómic y la ilustración fantástica y apenas llegué empecé a trabajar para la agencia Norma Comics que representaba ilustradores para toda Europa y Estados Unidos. En 1989 la editorial inglesa Paper Tiger me publicó un primer libro, “Ciruelo” y después “El gran libro del Dragón” lo que me hizo conocido en todo el mundo. En los noventa trabajé con la agencia de Toutain, Selecciones Ilustradas, para las editoriales más importantes de Nueva York.

A.A.: Residís en Sitges, hermosa ciudad vecina de Barcelona. ¿La elegiste por algún motivo en particular?

GERMÁN CÁCERES: Completo la pregunta de Alejandro: tengo entendido que en tu casa, no obstante que tenés hijos, no se ve televisión ni ellos se distraen con videojuegos. ¿Qué curioso porque precisamente el arte fantástico es muy empleado en ambos ámbitos, de los cuales, además, la juventud es fanática?

 CIRUELO: Con mi mujer Daniela vinimos a Barcelona por mi amigo de la infancia, Gusti, también ilustrador que me recibió con toda generosidad y rápidamente nos enamoramos de Sitges y nos alquilamos un departamento chiquito y barato. En ese pueblo vivía Altuna, el historietista, y muchos otros artistas, así que el ambiente era altamente inspirador para crear. Mis hijos nacieron en 1998 y 2001 y es cierto que se criaron sin TV ni videojuegos sencillamente porque ni mi mujer ni yo éramos aficionados, aunque sí mirábamos películas en familia. Nunca tuve tiempo para videojuegos ya que mis varias aficiones me ocupaban todo el día: mi arte, la música y el deporte. Mis hijos se entretenían desde chiquitos haciendo videos caseros y grabando incluso las músicas y ahora los dos son profesionales de la fotografía, el vídeo, el diseño gráfico y la danza.


A.A.: Hiciste un libro con Jodorowsky, personaje famoso a nivel mundial dentro y fuera de la historieta por su obra y su filosofía de vida. ¿Podrías contar un poco cómo lo conociste y cómo fue el trabajo en conjunto?

 CIRUELO:Conocí a Jodorowsky junto a Moebius a principios de los noventa en Barcelona ya que venían muy seguido a eventos de cómic y exposiciones y tuve la suerte de compartir muchas charlas y cenas con ellos. Incluso en 1993 hice una exposición en Sitges junto a Moebius, quien siempre fue mi ídolo artístico. Así que una vez que me encontré con Jodorowsky en San Diego Comic Con él me ofreció hacer un comic juntos, a lo cual yo me negué pero que finalmente acepté por su insistencia y porque escribió un guión basado en mis dragones. Esa historia se publicó primero en USA y después en Francia. Jodorowsky es uno de los grandes creadores de nuestro tiempo y fue un honor para mí trabajar con él y además contar con un prólogo para uno de mis libros.


Ilustraciones de tapa de Ciruelo para la revista Fierro de La Urraca, en los 80.

A.A.: Hace días falleció tu amigo Juan Giménez, admirado por su producción y trayectoria a nivel mundial. Ambos vivían en la misma ciudad. ¿Qué podrías contarnos sobre él y sobre ustedes?

 CIRUELO: Juan vino a vivir a Sitges en 1992 y se sumó a la familia que ya formábamos artistas como Horacio Altuna, Gusti, Horacio Elena y con los cuales compartíamos infinidad de reuniones donde el arte siempre era el tema central de conversación. Así que Juan Giménez era un hermano mayor para mí. Poco antes de su fallecimiento había estado en casa donde hablamos sobre técnicas de pintura, mundos fantásticos, exposiciones, y se había ido muy inspirado para hacer nuevas obras lo cual me pareció muy admirable. Espero siempre poder mantener esa misma pasión por el arte y sé que algún día nos reencontraremos para seguir compartiéndola.

Ciruelo en 2018 en Dragoncon, Atlanta, EEUU y en la Feria Internacional del libro de Buenos Aires.

A.A.: Tu labor también comprende la pictografía, que son dibujos en rocas que tienen una excelente repercusión. ¿Cómo surgió y desarrollaste esa faceta?

G. C.: ¿Los petropictos que realizás se pueden considerar arte rupestre? ¿O  establecer alguna conexión con lo pretoglifos del Neolítico o con los de varias provincias argentinas?

 CIRUELO: Mi técnica llamada Petropictos nace de mi apasionada contemplación de la naturaleza. Admiraba las texturas de los árboles, las formas de las nubes, el diseño de los paisajes y eso era una constante fuente de inspiración para mi arte. Y ocurrió que un día de 1995 simplemente me puse a pintar sobre una piedra porque había visto una imagen en su forma y conseguí crear una obra tridimensional sólo a través de la pintura. Ahí me di cuenta de que siempre había tenido esa habilidad y me dediqué a pintar Petropictos y mostrarlos en exposiciones. Esta técnica está relacionada con mi daltonismo porque la falta de sensibilidad con el color se compensa con un mayor control de los valores de grises, o sea, con la luz y la sombra y veo las formas de manera realzada. Me gusta la idea de que es arte rupestre y soy consciente de que pintar sobre piedras es trabajar sobre algo que tiene millones de años de evolución. También sé que mi pasión es la misma que la de aquellos artistas de las cavernas.

 
Ejemplos de Petropictos de Ciruelo
A.A.: Hoy tu obra es reconocida a nivel mundial, hasta por muchos que no la identifican con el autor. ¿Qué se siente respecto  a esa trascendencia?

 CIRUELO: No sé. Sólo sé que estoy agradecido por la posibilidad de haber convertido mi arte en mi profesión, y de poder levantarme cada mañana con muchas ganas de trabajar. En realidad estoy haciendo lo mismo que hacía a los cinco años cuando me tiraba al suelo a dibujar. Esto me lleva a pensar que tal vez lo que la gente admire de los artistas es la posibilidad que estos tienen de dedicarse a lo que quieren. Con respecto a la trascendencia de mi obra estoy muy contento de inspirar a otros con mis visiones.

A.A.: Mirando hacia atrás, ¿cómo evaluás el camino recorrido?

 CIRUELO: Agradezco cada una de las experiencias que tuve en mi vida, incluso las más duras ya que fueron muy enriquecedoras. En las conferencias suelo hablar de mis inicios en un lugar y un tiempo tan hostiles como fue la Argentina de los ’70 y ’80, y explico que eso me imprimió un carácter de guerrero que me sirvió para siempre. En general, cuando veo mi camino del pasado me parece todo muy mágico, empezando porque nunca tuve un sueldo fijo, siempre dependí de que sonara el teléfono otra vez después de terminar un trabajo. Y funciona hasta ahora de un modo mágico.


G.C.: Los dragones son tu especialidad. Vos los representás como un híbrido que combina las formas de un reptil con las de aves. Estas últimas parecen una suerte de pterodáctilos, una especie de saurio volador del período Jurásico. ¿Coincidís de alguna manera con esta apreciación?

 CIRUELO: Sí. Los dragones pueden ser una especie inteligente evolucionada desde los dinosaurios. Puede que en esa evolución trascendieron esta dimensión física para convertirse en algo más etérico con lo cual su fisonomía dejó de ceñirse rigurosamente a las formas biológicas. Últimamente estoy dibujando más dragones como seres de esencia espiritual, como si fueran figuras de fuego o entidades de pura luz.


Tapas de algunos de sus libros en español.

G.C.: Los dragones son animales fabulosos propios de las culturas orientales, pero creo que también los adoptan otras tradiciones. ¿Es así?


CIRUELO: Los dragones están presentes en casi todas las culturas ancestrales de la tierra. Además de en todo Oriente están presentes: en la Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Europa, y la América Precolombina, ya que Kukulkán o Quetzalcoatl era la Serpiente emplumada, que es un dragón. Y la lista sigue por todas las culturas de un modo muy sincrónico y misterioso.



Ciruelo y su stand en los festivales de Lucca en Italia y Angouleme en Francia. 


G.C.: Tus hadas son un hallazgo: se trata de beldades oníricas, parecen enigmáticos seres extraídos de los mundos de Tolkien,  Lewis Carroll y C.S.Lewis (el de Narnia). O sea que pese a los monstruosos dragones, tus trabajos respiran paisajes de ensueño y  una atmósfera misteriosa: hay magos, enanos y serpientes. Y guerreras que resplandecen como auténticas valquirias que portan escudos, espadas, cuchillos y armaduras repletas de arabescos. Entiendo que este universo solo puede gestarse a través de una intensa vida interior.


CIRUELO: Sí, yo también creo que mi producción tiene que ver con una intensa vida interior, lo que se traduce como tener una gran imaginación o, como a mí me gusta explicarlo, tener la capacidad de visionar otras dimensiones donde habitan infinidad de seres. Yo entiendo la realidad como una sucesión de dimensiones paralelas y simultáneas.


G.C.: Siempre me extrañó que grandes pianistas de jazz (por ejemplo Art Tatum y Ray Charles) fueran ciegos. Otro caso insólito es la sordera de Beethoven. Tus figuras no sólo deslumbran por sus bellas líneas y detalles, sino también por sus mágicos colores. Sin embargo, vos sos daltónico. ¿Cómo se explica esto?


CIRUELO: No hay una manera “lógica” de explicarlo. Yo percibo que una disminución en alguna facultad humana puede significar un incremento en otra facultad. Como si la naturaleza tuviera una ley de compensación. De todos modos el arte radica en el modo de “comprender” antes que en el de “expresar” así que al momento de expresar el artista puede encontrar una forma u otra de acuerdo a sus capacidades, pero lo importante es lo que se quiere expresar y eso depende de la apreciación, de los conceptos y de las ideas.


Calendario ilustrados por Ciruelo, en Alemania. 


G.C: Tu colorido es restallante. ¿Influyen en ello tu empleo del monocolor y de las armonías de complementarios?


CIRUELO: Supongo que sí. En cuanto nos ponemos a describir este tipo de sutilezas cromáticas es donde se empieza a evidenciar mi daltonismo. Yo tiendo a dejar fluir libremente mi creación al componer mi paleta de colores ya que ahí tengo poco control. Doy prioridad a la intuición por encima de la teoría.




G.C.: ¿Cómo te vinculás con la música, especialmente con la guitarra eléctrica? ¿Tus ejecuciones con este instrumento repercuten en tu trabajo?


CIRUELO: Toco la guitarra desde el mismo momento que dibujo, o sea, de toda la vida. A los 19 años pensaba que iba a ser músico de profesión y al final me dediqué al dibujo y la pintura. La música quedó para expresión interior y así es como me acompañó toda la vida. La tecnología me dio la oportunidad de grabar algunas bandas sonoras para mis libros en versión IPAD y también para componer hilos sonoros que sonaran en mis exposiciones. Ahora hacemos música en casa con mis hijos y estoy dándole un espacio mayor aunque no sé hasta dónde va a llegar. Debería poner mis composiciones a disposición del público en alguna plataforma tipo Soundcloud. En cualquier caso, para mí la música es una herramienta más tal como lo es el dibujo, y por lo tanto es igualmente importante para mí.


G.C.: Me viene a la memoria tu libro Hadas y Dragones.  ¿Qué tal tus planes de escribir vos mismo las ficciones e ilustrarlas?


CIRUELO: Esa es otra faceta mía que no puedo frenar aunque no tengo el tiempo suficiente para hacerlo con el profesionalismo que me gustaría. Pero igualmente voy a seguir escribiendo en el tiempo del que disponga ya que tengo muchas cosas que contar. En mi libro Hadas y Dragones hablo de la cosmovisión que tenían las culturas precolombinas, que para los europeos eran culturas inferiores, y pongo en evidencia que lo que para algunos era tradición o historia para otros era leyenda o mitología.




G.C.: Voy a recurrir a un poco de teoría acerca de tu excepcional estética:

– ¿Se podría vincular con el realismo fantástico que alentaban Louis Pauwels y Jacques Bergier?

–Rosemary Jackson en su ensayo Fantasy: literatura y subversión cita a varios autores, entre ellos a Jean Paul Sartre que opinaba que el género “Manifestaba nuestro poder humano de trascender lo humano. Los hombres procuraban crear un mundo que no fuera de este mundo”, y a Joanna Russ:”El fantasy expresa la ´subjetividad negativa´, el fantasy es fantasy porque contraviene lo real y lo viola. “

¿Qué pensás sobre estas argumentaciones?


CIRUELO: Todas estas argumentaciones son acertadas porque cada uno tiene su perspectiva propia e incursiona en terrenos que le son propios. En mi lista de artistas de arte fantástico incluyo a Michelangelo cuando dibuja ángeles y a Leonardo con sus dragones. Para mí el arte fantástico es un modo de representar la “meta realidad”, no es algo que esté fuera del mundo de los humanos sino que es una faceta más de nosotros mismos. Es una faceta que nos pertenece. Representa vidas en terrenos paralelos que transitamos a diario en nuestros sueños y en nuestra imaginación. Incluso diría que son realidades que vivimos en tiempos fuera de este tiempo, en momentos atemporales que no podemos entender desde un tiempo lineal.

CORAZONES DESATADOS de Jorge Fernández Díaz. Ilustraciones de Liniers. Por Germán Cáceres

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CORAZONES DESATADOS

de Jorge Fernández Díaz





Es una colección de veinte cuentos modernos, creativos, que se leen con placer debido a su prosa esmerada y de extrema soltura. Todos los títulos desbordan humor e ironía y algunos presentan desarrollos y desenlaces que rodean el absurdo. La mayoría de los protagonistas tienen conductas estrafalarias y disparatadas.  Las ilustraciones de Liniers complementan a las maravillas la escritura, que a tramos se vuelve alucinatoria, lo cual se puede observar en algunas de las sorprendentes metáforas de Fernández Díaz: “Yo también sigo queriendo a mi ex mujer. La carne siempre queda cruda. Recién se cocina en el horno de la próxima relación”.

En Corazones desatados se puede deducir que no son fáciles los encuentros sinceros y profundos entre el hombre y la mujer, como si el sexo fuera un tabú insoportable. Resulta desopilante y paradójico que entre todas estas historias de amores contrariados, la única pareja que se lleva bien y vive feliz es la que ha decidido no tener sexo («En busca del amor perfecto»).

« Jorge Fernández Díaz (Buenos Aires, 8/7/1960) es periodista y escritor de crónicas, cuentos – Te amaré locamente– y novelas – Mamá, La segunda vida de las flores, El Puñal, La herida–. Dirigió la revista Noticias y el suplemento ADN Cultura. Es columnista de La Nación y conduce el programa Pensándolo bien por Radio Mitre.  Desde 2016 es académico de número de la Academia Argentina de Letras. (G.C.)


(Alfaguara, Bs. As., 2019)





INTRODUCCIÓN



Se ha hablado mucho –y elogiosamente– del jazz fusión, es decir de su unión con otros estilos musicales, entre ellos el tango. Así, se pueden citar los encuentros de Gerry Mulligan con Astor Piazzolla, Gato Barbieri y Osvaldo Tarantino.

Dado que el Jorge Fernández Díaz escribió Corazones desatados, una colección de veinte cuentos, cada uno de los cuales lleva su título con una ilustración de Liniers, ¿por qué no hacer una nota que abarque las dos disciplinas artísticas, es decir la literatura y el humor gráfico? Allí vamos.




CÓMO IMAGINA LINIERS LOS CORAZONES DESATADOS


Ricardo Liniers Siri (Liniers), Buenos Aires, 15/11/1973, estudió publicidad y se hizo célebre por su tira Macanudo (2002). En 2012 recibió Diploma al Mérito en Artes Visuales por la Fundación Konex, fue declarado en 2014 Personalidad destacada en el Ámbito de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura Porteña y en 2018 recibió el Premio Inkpot Award, y por su libro Buenas noches, Planeta el cotizado Premio Eisner. Se dedica también a la pintura y a la edición (junto a su esposa Angie Erhart Del Campo fundó en 2011 La Editorial Común). Participó en el documental El trazo simple de las cosas (2010), de Franca González, muy aplaudido y reconocido tanto en el país como mundialmente. Su personaje Enriqueta es un éxito absoluto que se erigió en la insignia de #Ni una menos.



En Corazones desatados Liniers emplea una gráfica tipo naif, donde los personajes adquieren facetas propias de los títeres. Asimismo pueden asociarse con muñequitos o robots que, junto con los objetos, tienen distintas proporciones, como si pertenecieran a un conjunto variado de viñetas que se yuxtaponen. Sus narices estilizadas son una especie de marca de fábrica del artista. Por momentos parece desarticular la historia narrada en los cuentos y volcarla sobre el papel a través de audaces composiciones.

Utiliza una amplia gama de grises y sus dibujos son sencillos, sin ornatos. Pueden asimilarse a una versión actualizada de tantas ilustraciones que se realizaron de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll. 



El arte de Liniers es tan amplio, rico y creativo que puede dispararse y adquirir múltiples direcciones, una de las cuales hasta podría optar por el revolucionario action-painting de Jackson Pollock.



Germán Cáceres





DIARIO DE UN HIJO de Tute, por Germán Cáceres

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(Sudamericana, Buenos Aires, 2019, 168 páginas)






Se sabe que Juan Matías Loiseau (1974), conocido artísticamente como Tute, no necesita ser citado como hijo del gran Caloi (Carlos Loiseau, 1948-2012), creador de Clemente, sino que hace años que ha adquirido vuelo propio. Desde 1999 colabora los domingos en el diario LaNación  Ha publicado numerosos libros en el país y en el exterior. También es músico y dirigió cortometrajes de animación. En 2012 recibió el Premio Konex y en 2018 presentó el proyecto audiovisual de videoclips Canciones dibujadas, con títulos de su autoría, intérpretes prestigiosos e ilustradores reconocidos. En 2014 Quino opinó sobre él en el prólogo de su primera novela gráfica Dios, el Hombre, el amor y dos o tres cosas más: “Lo digo así, de sopetón: Tute es para mí, sin duda alguna, el mejor dibujante de humor gráfico argentino surgido en los últimos años.”



La que se comenta aquí es una catarsis de Tute para superar el duelo por la muerte de su padre, a quien reconoce que idealizó: en una página lo representa como un gigantesco Superman. En un reportaje que le realizó el 23/7/2019 Sergio Sánchez para Página/12sostuvo: “Pero creo que el duelo es el aprendizaje de una cosa muy importante: convivir con esa ausencia”.

Tute presenta un estilo de dibujo que impera en el humor gráfico de esta época: sintético al máximo, apenas unas líneas que sugieren personajes y ambientes. Es como si la imagen fuera tributaria de los diálogos ocurrentes y agudos del libro. El blanco de la página opera como un signo opresivo que anuncia que algo malo pasará, en este caso la muerte de Caloi.



En resumen, el Diario de un hijo es una suerte de autobiografía del autor, desde su nacimiento hasta el fallecimiento de su padre. Esta narración es nostálgica y desborda poesía: su emotiva impronta impacta en la sensibilidad del lector.

Así se narra el diálogo que sostiene él con su inconsciente, que por momentos vuelan juntos como si fueran pájaros y observaran la ciudad desde el aire.

Tute diseña una suerte de filigrana con ambas aves  sobrevolando con un fondo blanco que opera como un foco cegador. Con frecuencia no usa viñetas, las que debe imaginar el lector porque los personajes se desplazan por la ciudad.



Un aura onírica sobrevuela en las consultas con la analista y sus conversaciones con el inconsciente. Es evidente que en la vida personal de Tute tienen mucha importancia sus sesiones de terapia y no deja de protestar por esa dependencia en el libro (hasta le da una patada a un psicólogo).

Por tramos los textos son los verdaderos protagonistas y parecería que la simplificación tiene por finalidad que se luzcan las frases y los diálogos inteligentes. Como si Tute hubiese seguido el consejo que le dio Sendra: “Dale a los juegos de palabras”.



Surgen afirmaciones contundentes: “(…) uno siempre llora por las mismas dos o tres cosas”. / “¡La verdad no existe! (…) ¡Indagar es el único sentido de la vida!”. O diálogos memorables como el siguiente:

Tute: Llega un momento en el que pasa todo.

Inconsciente: ¿Para qué tan rápido?

Tute: El tiempo no sabe de burocracia…Los días se agolpan…El tiempo es como el amor…

Inconsciente: ¿Profundo?

Tute: Pasajero.



Hay numerosos cuadritos en silencio que otorgan un clima a esta novela gráfica. No pocas veces se engarzan entre ellos y en ocasiones dan lugar a una admirable figuración abstracta. También hay viñetas de página entera repletas de múltiples líneas y colores propios de cuadros  de pintura experimental cercana al absurdo; un desarrollo delirante que parece pertenecer al universo de las pesadillas. Así, después de la muerte de su padre (8/5/2012), el personaje que representa a Tute desciende a las tinieblas del Leteo, en un alarde gráfico de gran virtuosismo y extrema belleza. Un gran final, como merecía este libro maravilloso.



Gerrmán Cáceres


Libro de FANZINES, Por Germán Cáceres

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(Temperley, Tren en movimiento, 2018, 192 páginas)




En la «Introducción» Schmied aclara que el libro encara una “…búsqueda de producciones que ya se hayan interesado en el tema de la microedición a la vez que plantea el desafío por encontrar nuevos abordajes, e incitarlos, si es posible.”

En «Fragmentos de una historia de la microedición» se aclara que los “…textos acompañaron la muestra curada por Alejandro Bidegaray y Alejandro Schmied en el Centro Cultural Rojas de C.A.B.A. entre el 4 y el 28 de agosto de 2017”, de la cual se incluyen algunas imágenes de tapas y publicaciones. En ellos se destaca la existencia de nuevos activismos. Este movimiento de revistas subterráneas (revistas subte) fue importante en la época del Proceso por referirse en gran parte a una problemática vedada por la censura. Aquí se habla mucho de contracultura al proclamar de que “El fanzine es herramienta, vehículo, medio. También recurso estético, elección productiva. La autogestión como afirmación.” Debe aclararse que fanzine surge de la conjunción de dos vocablos ingleses: fan, admirador, fanático, y magazine, revista. Se trata de ediciones no profesionales realizadas con medios rudimentarios (fotocopias especialmente, por las cuales los fans estaban fascinados como medio de divulgación) y con escasa circulación dado su carácter no comercial.



A continuación figura la entrevista que  en enero de 2013 Melina Dorfman y Alejandro Schmied le realizaron a «Patricia Pietrafesa», responsable del famoso fanzine Resistencia. Allí menciona que en su formación fue fundamental el libro de Juan Carlos Kreimer Punk, la muerte joven (1978). Pietrafesa se consideraba punk, movimiento musical sinónimo de resistencia, y por eso le puso ese nombre a su publicación. En uno de sus números aparece una nena que está saltando y comenta “quien dijo que no hay futuro si por cada policía muerto nacen mil niños”. Fue detenida  por esta frase pero aclara que en ese momento no fue maltratada. Más adelante, declara que: “Sentíamos el poder de la libertad individual, el poder que da la realización, decir ´yo acá pongo lo que yo quiero cuando yo quiero´. Es re fuerte. Me di cuenta del poder que tenía.” Patricia Pietrafesa tocaba en un conjunto de rock, hacía festivales y le encantaban manifestar sus puntos de vista sobre libros y películas: de allí su fascinación por el fanzine como medio de comunicación y de expresión estética. Reivindica al punk como una cualidad que había surgido en todo el mundo, y que representaba “un montón de cambios y de ideas para poner en marcha.”  



Rafael Aladjem, creador de «Homoxidal» en 2001, relata la evolución de ese fanzine, que empezó a enrolarse en la corriente queerpunky cuestionando “cualquier esbozo de dogma en la órbita glttb, y el uso de la provocación y la introspección como ejercicio vital, anterior a cualquier definición o etiqueta”. Los fanzines, más allá de sus diferencias y propósitos pueden considerarse revulsivos y cuestionadores de todas las prácticas sociales.

«Los fanzines en la historieta argentina (1979-2014)», por Julián Blas Oubiña Castro y Roberto Barreiro,  es un informe muy erudito, fruto de un titánico trabajo de investigación. Comienza con una queja porque los ensayistas entienden que no obstante haber tenido una presencia constante en la historieta argentina durante más de treinta años y su importancia “para cualquier estudioso que aprecie la cultura popular y, en especial, el noveno arte”, carecen de una reseña histórica. Además, señalan que no pocos cultores del género tienen un desprecio por esta manifestación de jóvenes que no son profesionales y carecen del andamiaje técnico necesario como para llevar a cabo una producción comercial de calidad. Se considera que el primer fanzine apareció en 1972 y se llamó Archivo de la historieta. Más allá de su edición rudimentaria (en papel entintado, con pocas páginas y escasos números fotocopiados) traían valiosa información sobre el medio y todo tipo de historietas, entre ellas no pocas “raras, extrañas, de un humor absurdo y de estilos poco convencionales”. Otros dos términos de la jerga que deben aclararse son el inglés fandom, que señala a un grupo de entusiastas de algún producto o acontecimiento. Otro es prozine: se trata de un fanzine con ambiciones de plasmar un producto de gran calidad artística. Entre los fanzines destaca Comiqueando lanzado en 1986, y centrado en la investigación, que cita continuamente los comic-books norteamericanos, que tuvieron tanta influencia en nuestro medio, sobre todo a través de los superhéroes. La figura descollante de esa publicación –que actualmente es virtual– es Andrés Accorsi. Los responsables de esta nota se preguntan si “…si en realidad los fanzines no han sido otra cosa que la punta de lanza de un proceso que ha trocado comercialidad por apertura estética”. Debe destacarse que varios colaboradores o directores de fanzines lograron incorporarse al profesionalismo como dibujantes, ilustradores y guionistas, tanto en el país como en el exterior. Ya en los noventa las posibilidades de los autores de fanzines eran prácticamente imposibles debido a las crisis económicas.




 “Así, el fanzine ya no fue una paso previo e inicial, sino que era la única posibilidad de publicar”. Sin embargo, en abril de 1994 se desató con Catzole, cuya tirada llegó a dos mil ejemplares, un nuevo torrente de fanzines. El Tripero, realizado por el taller de alumnos de Alberto Breccia luego de su fallecimiento, que sacó ocho números entre 1994 y 2003, se destacó por el “claroscuro, o sea, expresionismo de luces y sombras, con una tendencia ´feista´”. Falsa modestia publicó ocho números entre 1996 y 1999 en Mar del Plata. Fue un trampolín para la consagración de un artista como Gustavo Sala, cuyo humor absurdo está plagado de exabruptos cuestionadores. RAN (Robot Argentino Nipón), que entre 1993 y 1999 emitió dieciocho números, estuvo dedicado al manga y al animé. Mención aparte merece la revista Fierro que salió en setiembre de 1984 con pretensiones de renovación y ser reconocida por un público adulto. Traía el “Subtemento Óxido”,  con una estética cercana al fanzine, parte de cuyo plantel de autores terminó colaborando en la misma Fierro. Esa década fue testigo del derrumbe de históricas revistas de historietas. 


Así Fierro en 1992, Skorpio en 1996 –tras una trayectoria de veintidós años–, y la poderosa Editorial Columba en 2001, que marca la desaparición de la historieta industrial: todas las editoriales del rubro habían cerrado o suspendido sus publicaciones. En estos años se produjo una revolución en el mundo adolescente con la historieta Cazador, en la que trabajaron Jorge Lucas, Sergio Ramirez, Ariel Olivetti y Renato Cascioli, que se transformó en revista, con un humor zarpado y audaz. Lápiz Japonés fue un proyecto autogestionado con afán experimental a cargo de profesionales prestigiosos que se inspiraron en la famosa revista Raw de Art Spiegelman. De Hacha, producto de una cooperativa, aparecieron seis números entre 1996 y 2000. Entre el 23 y el 25 de mayo de 1997 tuvo lugar el «Historietazo», acontecimiento a partir del cual, según Andrés Accorsi, se inicia el período que denominó Primavera de los fanzines, por el nacimiento de numerosas publicaciones independientes. Pero, lamentablemente, en 2003 salen por última vez productos de la escena independiente de esa década. Un evento importante para el mundo de los fanzines fue la organización en 2008 y 2009 del festival «Viñetas Sueltas».  Sobreviviendo aún está Rebrote (surgió alrededor de 2004), que tiene por ídolo al dibujante Lucho Olivera (1942-2006), cuya dirección integran, entre otros, Felipe Ávila (falleció en 2018) y Marcelo Bukavec. Remarcan Oubiña Castro y Barreiro que “hubo varios emprendimientos similares de artistas agrupados en blogs comunitarios”, pero que “debido a las tradiciones y costumbres (…) solo se ven legitimadas en el objeto, es decir, cuando son impresas en papel. Esta búsqueda de legitimización  es la que promueve la continua aparición de fanzines.”  Y agregan que la historieta dejó de ser popular y hoy es un arte para minorías y, por consiguiente, las ediciones son de muy bajas tiradas. Por consiguiente el fanzine comienza a mirar el circuito comercial como un igual. Como corolario de la nota sus autores reflexionan que la participación femenina –antes casi inexistente– enriqueció el género. Y razonan así: “Puede que la industria haya desaparecido o se haya reconvertido en un mercado pequeño y diversificado, tan segmentado que pocos artistas y editores pueden vivir de este; pero la historieta argentina, como arte y tradición, nutrida en buena medida por los fanzines y las revistas autoeditadas, ha demostrado aptitudes excepciones para su supervivencia, y las nuevas creaciones no tienen nada que envidiarles a las de antaño.”                             



Otro artículo es la entrevista realizada por Julián Blas Oubiña Castro a «Diego Arandojo», que además de guionista de historietas es periodista, escritor, dramaturgo y –con el seudónimo de Dearand– dibujante. Lafarium Cuatiquis (que significa algo así como «Habitación sin tiempo ni espacio») fue un fanzine que fundó en 1997 junto a su amigo periodista Maximiliano Ramos. Querían dar un espacio al género gótico en todas sus manifestaciones. A partir del 2000 se transformó en una website, es decir una revista digital en formato horizontal. Actualmente la publicación usa el lema “La mirada invisible del arte”, “con lo cual intento transmitir ese concepto de algo que no está ceñido o atrapado en un límite espaciotemporal.” En la actualidad Arandojo trabaja más como guionista de historietas que como dibujante, en razón de que ahora es autor de televisión y de teatro. Entre las entrevistas que realizó se destacan las de Edward Packard, creador del concepto de los libros «Elige tu propia aventura»,  y la de Makoto Uchida, creador de famosos videojuegos como Golden Axe y Altered Beast.  



Carlos Abraham –que cuenta con una extensa obra sobre literatura de género, de la que se puede mencionar La editorial Tor: medio siglo de libros populares, 2012–  escribió la nota «Los fanzines argentino de ciencia ficción y fantasía». Y comenta que Hugo Gernsback publicó en 1926 y en Estados Unidos la primera revista profesional del género: Amazing Stories. Y a partir de ese hecho se fue formando un numeroso fandom. En el artículo indica que la primera manifestación argentina fue la revista Más Allá (1953-1957), que publicó editorial Abril, y cuya sección de correo denominada “Proyectiles dirigidos” se erigió en “un hervidero de opiniones, polémicas y propuestas”. Después destaca la figura de Héctor Raúl Pessina (1937-2016), como el máximo cultor en el país del fanzine. En 1961 fundó el Club Argentino de Ficción Cientifica y en 1962 empezó la publicación de The Argentine Sciencie Fiction Review, que reunía textos en español y también en inglés para acceder a la amplia bibliografía anglosajona. La nota distingue entre hard science fiction–por la formación científica de sus creadores– y soft science fiction–por el enfoque humanista  y social–. En 1975 se fundó el Club de Ciencia Ficción de Buenos Aires, que dio origen a un fanzine. El 1982 se organizó el importante Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía, que contó con una publicación propia denominada primero Boletín y luego CACyF Boletín. Otros famosos fanzines fueron Sinergia, Nuevomundo –dirigida por Daniel Crocci–, Cuasar y Gurbo. En 1989 apareció Axxón en formato electrónico, dedicada a todas las manifestaciones del género: su director principal fue Eduardo Carletti.  Concluye Carlos Abraham afirmando que “aparecieron alrededor de sesenta fanzines argentinos de ciencia ficción a lo largo de una cantidad casi idéntica de años. (…) tales publicaciones no hubiesen existido sin un interés concreto por parte de los aficionados”. Y, asimismo sostiene que en el presente un aficionado al género no crea un fanzine, sino un blog o un grupo de Facebook.



Finaliza Libro de Fanzines con una entrevista realizada por Abraham a «Héctor Raúl Pessina» el 22 de mayo de 2004, en la cual éste habla de su deambular solitario por el género, pese a su perseverante fundación de fanzines. Cita la época que leía solamente revistas en inglés para estar al tanto de lo que se escribía últimamente en el mundo. Por el eso fue apodado “El alienígeno solitario” o “The lonely alien” dado que la mayoría de sus revistas las escribía en inglés. Participó de muchas convenciones internacionales de ciencia ficción y formó una muy rica amistad con Forrest Ackerman, del cual afirma que a pesar de haberse visto personalmente solo tres veces “es uno de mis mejores amigos”. (…) “la ciencia ficción me permitió conocer muchísima gente que, de otro modo, no habría conocido, hacer grandes amistades, pasar hermosos momentos, no sentirme solo”.



Germán Cáceres


Entrevista a Carlos Nine, por Jorge Boccanera

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Aclaración: la siguiente entrevista a Carlos Nine (1944-2016) apareció en 2006 en el libro de Jorge Boccanera Entrelíneas 2, y fue replicada con algunos cambios un año después en el número 4 de la revista Nómada (Universidad Nacional de San Martín), bajo el título: “Nine, criaturas a cuerda”.  

 

Entrevista a Carlos Nine: bestiario con alma de barro

Por Jorge Boccanera


Foto tomada en su estudio


 


Nine arma sus esculturas en movimiento con hilachas de la realidad. Así, logra radiografíar el alma de los objetos y los engranajes de sus protagonistas: muñecas fugadas de una caja de música, caballeros de galera atornillados a una base de pieza de ajedrez, objetos metálicos con alas y pechos sensuales, animales de mazapán dando brazadas en un mundo plano. Nine escarba el maquillaje hasta dar con la esencia; ese núcleo en ebullición donde todo se metamorfosea. La osamenta de sus personajes va amasada con  yeso, carbonillas, cartón, pegamento y barro coloreado, igual que los pájaros construyendo su nido con musgo, pelusa vegetal, fibras, raíces y astillas de corteza. “¿Acaso el viejo Breccia y Berni no trabajaban con papeles y trapo?”, afirma interrogando.

Su bestiario va de lo fantástico a lo grotesco en una metamorfosis continua de formas que se resuelven en un estilo que lo identifica plenamente, pero no lo encasilla. La crítica, para referirse a su obra, desliza algunas vecindades -Goya, Kafka, Doré- y arrima estos conceptos: “rudo grafismo”, “imagen esperpéntica” y “decorados surrealistas”.

En verdad Nine, historietista e ilustrador nacido en Haedo en 1944, es un hacedor de texturas: tras la banda de música, sus personajes gelatinosos entran y salen de la escenografía barroca del carnaval y dicen presente en los libros Fantagás, Keko el mago, Gesta Dei, Saubon, el pato que amaba a las gallinas y, el último que editó, Pampa. Trabajos suyos han aparecido, entre otras revistas, en Fierro, Il Grifo, Comic art, Blue y Humi(Argentina), L’Echo des Savannes(Francia), la alemana U-comix, Zona 84, de España, y la norteamericana Heavy Metal.

 
Foto tomada en su estudio

El amplio bestiario creado por el ilustrador Carlos Nine, donde muñequitas fatales exhiben sueños mecánicos y magos del absurdo viajan sobre juguetes a cuerda, se prolonga a la gauchesca en su último libro, Pampa, historia en tres tomos publicada por la editorial francesa Dargaud.

La génesis de este nuevo trabajo realizado junto al guionista Jorge Zentner la cuenta Nine: “La  concebimos con Zentner, entrerriano que vive en Barcelona, cuando fuimos invitados a participar en el salón del comic de La Coruña, celebrado todos los años en ése puerto gallego y tiene mucho prestigio; el alcalde de la ciudad es fanático del género y lo hace a lo grande. Un día, paseando por la costa caímos en la cuenta de que en Francia, mercado para el cual ambos trabajábamos independientemente, no tenían la menor idea de qué cosa era un gaucho, aunque los especialistas habían visto fotos de un Gardel vistiendo de paisano dominguero; otras referencia eran las películas de Valentino disfrazado de  gaucho-chulo de utilería”.  

Los hilos argumentales de Pampa -que reúne en un escenario criollo una fauna fantástica de seres sobrenaturales, mitos y creencias de la llanura- descansa en la historia de un cuchillo: “Hay un facón que pasa de mano en mano dejando un reguero de sangre, hasta romper el hechizo de una india violada transformada en luna ‘mala’, con el mero acto de arrojarlo al fondo de un aljibe para astillar allí el reflejo espectral del satélite-mujer. Hay de todo: muertos que salen de sus tumbas y galopan descarnados buscando venganza, hijos transformados en lobizones, etc. Pero el objeto fetiche que hilvana todas las historias es el facón. Un  folletín a la manera de José María Gutiérrez”.

Pampa está por aparecer como libro de regalo para las fiestas con textos introductorios adicionales: “Sí –completa Nine- una sintética historia de la pintura argentina que escribí referida al tema gauchesco y otro texto reseñando nuestra literatura sobre el tema, en especial la del siglo XIX, sin olvidar el circo de los hermanos Podestá y los almanaques de Molina Campos”.


Fantagás


Un punto fuerte de Nine ha sido otro de sus libros publicados en Grancia, Saubon, el pato que amaba a las gallinas, que recibió el premio “Alph Art” por guión y dibujo al mejor trabajo extranjero en el festival de historietas más importante de Europa, celebrado en Angouleme, Francia. Publicado en bello formato, el libro agotó varias ediciones y está el proyecto de que aparezca en Argentina en el sello propio de Nine:El Yeite Ilustrado.

      La génesis del pato se remonta al año 1989, cuando apareció en una laguna, precisamente la que se le hizo al autor mientras dibujaba para las páginas de la revista Fierro: “Yo publicaba “Keko el Mago”, y como había llegado a un momento en que no sabía por dónde agarrar, inventé ese patito que tiene una novia oficial, una gallina estéril que pone huevos huecos; de modo que existe una situación de histeria entre ambos. Además, el pato tiene ideas de izquierda, es un intelectual”.

      Saubon, el pato que amaba a las gallinas, definido por su autor como “un culebrón protagonizado por animales”, se hizo con el premio francés tras ser votado por un jurado compuesto por nueve mujeres: “Es extraño, pensé que como el pato está todo el tiempo haciendo el amor con todo tipo de hembras –chanchas, gatas, vacas, gallinas, amas de casa, incluso hace el amor con objetos, con una rosquilla de harina- podían interpretarlo como algo machista, pero no fue así”.

Sucede que Saubon, resulta irresistible a las mujeres; conversan con él  y quedan seducidas por el personaje que se asemeja al argentino medio de hoy. Y si estar “pato” en la jerga callejera es estar sin dinero; este pato es un desocupado que apenas cumple trabajos informales. Por si fuera poco, tiene problemas de identidad: “Yo quería hacer un desdichado que a pesar de todo mantiene coherencia ideológica, sabe que hay que modificar las cosas, no se arrepiente de lo que fue y trata de sobrevivir, y junta su ideología con un desbordado erotismo”.

Y sigue Nine en la trama de este “patito” con por novia tiene una gallina estéril que pone huevos vacíos: “El pato fue de izquierda, intelectual. Ahora es un desocupado, esto tiene que ver con el argentino de hoy. Quise hacer un desdichado que pese a todo mantiene coherencia ideológica, sabe qué hay que modificar, y trata de sobrevivir. Quiere agregarle a su marxismo, erotismo, para que entre de otra manera. No es solidario, es violento. Hay una escena donde un vendedor de gasolina vuelve a la casa y lo sorprende. El pato que llegó a la casa como vendedor de cepillos y acababa de hacer el amor con la esposa del tipo, comete el error de esconderse en el horno de la cocina apagada. Le viene la memoria genética de los patos asados, le da un sofocón y sale. Lo pesca el marido engañado y se agarran a trompadas toda noche, y mientras se golpean él explica el tema de la lucha de clases. A la mañana siguiente la mujer que escuchó toda la pelea, los abraza y le dice al marido: ‘comprale un cepillo’”.




Aunque premiado y con éxito de venta en el exterior, el libro no ha salido aún en Argentina debido –explica Nine- al deterioro del mercado: “Teníamos un lector de historieta, un público propio, mientras que en otros países como Brasil están tratando de crearlo. Hoy, ese público no tiene poder adquisitivo y dentro de diez años se va a perder”. En esa dirección, agrega: “Al lector hay que ponerle problemas, exigirle. Quiero que sepa que hay maneras más complejas de contar”.

Sobre la etiqueta remanida de “absurdo” adosada a situaciones supuestamente de cabeza, apunta su desacuerdo: “Con eso se pone en tela de juicio la normalidad. ¿Pero cuál es esa normalidad? Como si fuera fácil evaluar y decidir qué cosa es absurdo, o es real. Para mí sería normal ver un pato del brazo de una mujer. Si Leda y el Cisne de la mitología griega existen, yo me basé en el mito griego”.

Otro libro de Nine que circula por Francia es Gesta Dei (Los trabajos de Dios) que, en forma de enciclopedia recopila ilustraciones publicadas en distintos diarios: “Me fascina la ilusión que tiene un lector de enciclopedia de acceder al conocimiento; es como un sortilegio. Tenerlas tranquiliza. Yo, en cambio, de esas lecturas salía cada vez más confuso, por lo que intenté hacer en Le Monde, Clarín, La Nación, un paquetazo, y los armé como si vos en lugar de una lectura normal, abrís la página sesenta y pico y ves un título y aprendés a leer imágenes porque le agregás el significado. En una se ven edificios rotos (esto se publicó a fines del 2000, principios del 2001); productos de una pequeña explosión, el humito negro; una de las viñetitas es un avioncito. La página se llama ‘16 Vistas de Nueva York’. Y ahí tenés no lo que ocurrió, sino lo que iba a venir”.

 




Inicios: la tiza, la orquesta

Todo Nine es una mano dejando manchas donde pisa; es un niño que no puede dejar de garabatearlo todo: “Yo dibujaba todo el tiempo en el cuaderno, en el pizarrón. Siempre fui lector de historietas mi viejo me compraba algunas. Precozmente, advertía diferencias de estilo. Mi vida cultural –bien clase media argentina- se armaba con algo de cine y mucho de los libros de la colección Robin Hood y Billiken. Pero además el mundo del tango, que atravesaba los pasillos de mi casa, la casa de mis viejos María y Julio. El dibujo entra más que como juego, como algo irreprimible. Mi Viejo, que me alentó bastante, se hartó; me decía que tenía que jugar a la pelota, que no podía pasar todo el tiempo dibujando. Pero yo estaba obsesionado. Mi viejo era violinista en una orquesta de tango; esos bailes de noche que eran una cosa prohibida para otros, eran para mí. Cuando falleció mi papá, entré a trabajar en una imprenta en La Boca. Él, que era  terriblemente antiperonista, trabajó en unas diez orquestas, una de ellas, la de los hermanos Perona. Yo le decía: ‘viste, Dios te castiga’”.


Viñeta de Pampa


      El niño devora revistas y bolsas de pasas de uva en la azotea, refugiado dentro de un enorme paraguas viejo. Escucha la voz de Robinson Crusoe que desde una revista le habla del valor nutritivo de las pasas de uva: “Era fácil acceder a esa fantasía. Y a la aventura que eraesa para mí, la de Crusoe. Nunca me interesó la ciencia ficción. ¿Qué me vas a hablar a mí, sudamericano, de los rayos catódicos? Uno se puede ver como un detective, pero lo otro no. Es un mundo desolado en el que no podía entrar. En cambio leí 20 veces Robinson Crusoe; me interesaba cómo hace un tipo para sobrevivir”.

Nine respira tango, escucha piezas perdidas que le acercan los coleccionistas, quizá traslada una sonoridad a sus carbonillas, a sus acuarelas, un movimiento de cortes y quebradas a sus masillas: “En Keko el magoincluí tres tangos. Keko deja de actuar y viene un tango, como una comedia musical en historieta. Ahí aparecen dibujados algunos músicos; de hecho el compañero de Keko es Gelatina, un gordo que toca el bandoneón y que es igual a Troilo cuando era chiquito. Keko lo encuentra en una canastita: el viejo fuelle abandonado…”. Sobre la pinta de sus personajes, como salidos de una letra de tango, arguye: “Como vestidos de otra época, sí. Yo los visto como en los años 30, que es una moda que me gusta, me da posibilidades de dibujar. Si vos tenés un tipo con sombrero de paja, chaleco y clavel, con gabardina y  bastón, lo tenés que dibujar. Yo colecciono fotos de esa época, y las uso como inspiración. Keko es un tipo muy bien vestido, la madre es una teta directamente. recuerdo que una vez se me acercó una chica y me: ‘usted dibuja en lunfardo’”.

Nine habla entusiasmado de otro proyecto que lo tiene en vilo: un mural para el subterráneo a realizarse el año próximo y que tiene como tema una de sus pasiones: el tango. Por esa vía pasa uno de sus últimos trabajos, para el que debió ilustrar la estación de subterráneos “Osvaldo Fresedo”, entre Jujuy y Venezuela, por invitación de Hermenegildo Sabat: “estoy esperando que se inaugure la línea H de subterráneos, que unirá el norte y el sur de la ciudad por debajo de la avenida Pueyrredón y su continuación, Jujuy. Cada estación está dedicada a un personaje famoso del mundo del tango.  Me tocó Fresedo; irán dos murales muy grandes sobre las bocas de los dos túneles y otros seis de diferentes tamaños, a los costados. Estoy muy entusiasmado con esto,  no sólo por mi fanatismo con el tango, sino porque es además la primera línea de metro de consagración temática referida a una manifestación artística, del mundo”.  

Cuando la palabra “grotesco” como un modo de conceptualizar su obra, se le acerca, exclama: “Lo que yo hago no son grotescos. Es normal. Vivo inmerso en lo grotesco, es donde estamos viviendo. A los franceses les encanta, se olvidaron que tuvieron un pasado grotesco. La bestialización o el subrayado de alguna característica, está también en mucha letra de tango. Cuando me preguntan en Europa qué es el tango, les digo: ‘Hay un montón de huérfanos en una playa que acaban de naufragar; empiezan a juntar palitos para hacer un fueguito y calentarse las manos. Se viene la noche y tienen la ropa mojada. Eso, es el tango’”.

 

Keko el mago


Un realizador de texturas

Nine es un hacedor de texturas. Sus personajes gelatinosos se mueven en una escenografía a ratos barroca. Surgen, según el artista, de unos pocos objetos y una “manual de ideas”: “Yo empiezo por objetos -dice-. Tengo un dado, una silla, un mono y un camino que se pierde; bueno, algo tiene salir de combinarlos. Y tengo mi manual de ideas, llevo 4 tomos; son dibujos que hago mientras estoy hablando por teléfono o en estado de ocio, y que  recorto y pego en ese libro. Esos garabatos que forman una enciclopedia para saber quién soy, me permiten saber también por dónde andan mis pensamientos, mis ideas. Es un diccionario de mi persona. Algunos de mis libros publicados partió de garabatos que guardé, transformé en personajes y envolví en una trama”.

Para la puesta en escena de sus personajes, el historietista  debe manejar elementos de luz y sombra, lo que da mayor –puntualiza- verosimilutud. Y comenta su deseo de hacer muñequitos e iluminarlos como en el teatro: “A mí me volvió loco el cine mudo, donde todo funcionaba con a luz de sol; armaban los decorados, ponían una tela blanca para tamizar y eso era la luz. Me interesó mucho la iluminación y cuando trabajo con mis muñecos uso una luz cenital.

Una consigna posible de su trabajo -todo bicho camina va a parar a su atelier- podría sintetizar una labor que en la que el ilustrador se prolonga en escultor y artesano:

“Esa historieta la inicia el viejo Alberto Breccia –comenta como develando- que hacía originales con maderitas, es un avanzado, un artista plástico. Yo trabajo con varios elementos. Ahora estoy haciéndolo con un material sintético, una masilla maleable que cuando seca da una cosa marfilina. Obliga a trabajar rápido para plantar la idea; después uso tornos y gubias. Lo manual me quedó de mi Viejo, que además de violinista era zapatero, hacía botas finas, a medida Para mí no hay espectáculo más maravilloso que la mano de un tipo manejando una herramienta. Yo veía su mano llena de nudos, venosa, y la habilidad para utilizar esas herramientas gastadas”.

Sobre un estilo de “grafismo mellado” que le adjudican algunos críticos, explica que  viene por Saubom: “Que como lo hice con pluma, hay momentos de trabajo exasperado, escenas eróticas. Los cuadros se van oscureciendo, llenando de rayas, hasta que en las sombras se ven dos cuerpos, el del pato y el de una mina. Y ahí aprovecho para cargar mucho los cuadros hasta que se vuelven abstractos. Visualmente, ese montón de sombras, insinúan”.




Al hablar de vecindades aparecen varios nombres. Sobre Doré, comenta: “Claro, es un gran ilustrador francés, y como yo utilizo una forma de dibujar que es un poco como antigua, me lo nombran. Trabajo con plumas, trazos gruesos y finos, muchas rayas, sombreado; es difícil hacerlo con la pluma”. Sobre Dalí, es categórico: “Como pintor me parece relamido, es un pícaro”. Y tras autocalificarse –guiño por medio- de “renacentista, salvando las distancias”, teniendo en cuenta el cruce de elementos utilizados y sus trabajos inclasificables, entra de nuevo a la anécdota: “Descubrí hace tiempo a Julio González, un escultor catalán del que Picasso sacó mucho.  Lo de Picasso era armar y volver a construir, vale decir: un espíritu de riesgo. Eso me lo explicó un tío mío que no era dibujante, sino bandoneonista y ferroviario. Lo visité después de mucho tiempo y hablamos del fueye. Yo era adolescente y lo tenía por un tipo conservador. Le hablaba de Troilo y me respondía sin entusiasmo. Lo increpé: ‘¿Qué, no te gusta Troilo?’. ‘No, sí, cómo no me va a gustar? –me dijo- pero no arriesga. Piazzolla sí’. Él me hizo escuchar a Rovira. El mensaje era ése: hay que arriesgar; la sensación de que estás corriendo peligro no te la quita nadie. Si no, te jubilás”. Y en esa línea pone a Bruneleschi, arquitecto, pintor y matemático, que construyó el famoso techo circular sin soportes de la Basílica de Florencia: “Era un genio. Y no hablemos de Leonardo que era un poco el paradigma, esos tipos sabían de cocina, de geometría, de arquitectura”.

Y hablando de influencias y cercanías –también se suele mencionar a Kafka en referencia a su trabajo- Nine dice sentirse próximo a los escritores Boris Vian, Felisberto Hernández, Oliverio Girondo y Roberto Arlt: “son nombres obligados. Cuando descubrí a Vian me volví loco, tengo todos sus libros, hasta guiones, me encanta su forma de escribir. Es crítico de jazz, traductor, músico, cantante, compositor. En el estantito de Vian tengo a Felisberto Hernández y a Girondo, que nunca se pone viejo, no se arruga. Pero Arlt es el capo de los escritores argentinos. Siento una proximidad muy grande con las visiones que tenía el Bosco, y quien vio su pintura, que remite a simultaneidad de situaciones caóticas, encuentra a Arlt”.



En rev. Humi


En la lista de gustos hay ilustradores como el citado Breccia, pero también el Oski “irreverente”, y Berni: “El primero, un desacralizador de enciclopedias, muy buen dibujante. Berni es el primer pintor que hizo una serie con nombres, como si fueran personajes de historietas, yo digo que él hace historieta”. Breccia y Osky eran muy amigos, compartían alcoholes. Estuvieron cuatro días en pedo en un hotel de Venecia; cuando despertaban querían mear en el guardarropa. Eran dos duros, de código duro. Si tenían ganas de destruirte y te veían muy hinchapelotas…vea maestro...te daban”.

Entre los duetos que debió integrar, aparece Alejandro Dolina, a quien le ilustró varios libros en un trabajo sustentado en un diálogo fluido: “Primero fue en Humor, luego en sus libros. Me contaba por teléfono –yo lo llamaba temprano, él estaba recién levantado- cuál era más o menos el tema que estaba escribiendo, me daba ideas deshilachadas. Luego nos juntábamos, él con las hojas mecanografiadas y yo con mi dibujo, a ver si coincidíamos. Y todo encajaba muy bien. Era muy interesante, como cuando Homero Manzi componía por teléfono. Pasado el tiempo, en el curso de una entrevista Dolina dijo que analizando mis dibujos había visto allí gérmenes de cuentos futuros”.


Figuras y relieves. Foto tomada en su estudio.


 

Desdoblarse en dibujante y guionista

Historietista de raza, pero definido en los cruces culturales sin anclaje de modas, se pone serio cuando expresa sus búsquedas estéticas, sus obsesiones: “A veces veo el sistema de hacer historietas de estados Unidos donde a la letra H la firman el guionista, el que hizo el lápiz, el entintador, el letrista…bueno, hay siete oficios para hacer una H. En mi adolescencia me agarró una crisis porque quería entrar en el arte importante, y cuando entro en la academia y empiezo a convivir con gente que estudia plástica me doy cuenta que son insufribles, pedantes, napoleónicos, ambiciosos. Como esto no era lo que yo pensaba, vuelvo entonces a la historieta, pero con el bagaje del tipo que estudió pintura. Trato de cultivar al lector, pretendo hacer formas dignas de arte, quiero que sepa que hay manera más complejas de contar”.

Planteado el interrogante de si el  mundo de la imagen virtual podría desplazar a un lector habituado a los códigos de la página ilustrada, asiente: “Sí, lo modificó bastante. El público de la imagen electrónica es más ansioso, no digiere matices, quiere estímulos rápidos y fuertes. Un lector auténtico de historietas, puede avanzar y retroceder en el relato, advertir que el dibujante hizo algo gestual para subrayar algo; hay un clima que no está dado por el movimiento. De pibe leía la revista Puño fuerte que traía una historieta, “Laredo, ranger de Texas”, hecha por un norteamericano con un dibujo absolutamente económico, telegráfico. El personaje casi ni habla, son todos climas. Los argumentos eran todos visuales, eso es la historieta”.


En rev. Raf


Nine es en verdad una dupla, dibujante y guionista a la vez: “Empiezo a escribir con las primeras historietas. Como no me gustaba los guiones que me proponían,  dije ‘los voy a hacer yo’; y al intentarlo me di cuenta de que minimamente ‘tenés que escribir’. Se me ocurría la idea pero tenía dificultades al trasladarla; fui ejercitando y le encontré la vuelta. La crítica del pato está más que nada referidas al texto, porque premian guión y dibujo. Dicen que este personaje tiene una capacidad simultánea de transmisión de ideas; llamativa, porque el tipo cambia permanentemente de tema, es charlatán. En esto del guionista y el dibujante hay un tercer personaje que a veces tiene que mediar y es el director de arte que llevo adentro. Es un método esquizofrénico”.

Entre los trabajos últimos de Nine, hay una historia gótica Donjon(“Mazmorra”), publicada en España con personajes que viven en catacumbas, y la ilustración de un cuento del danés Christian Andersen para una editorial de Taiwán: “Se trata del libro ‘La Vendedora de Fósforos’, de Andersen, bellamente escrito y que pertenece a sus textos ‘desgarradores’. El personaje es una nena que muere congelada; era una época dura y Andersen quería despertar conciencia sobre la orfandad y la miseria de los pibes”. Y entre sus proyectos se cuentaun segundo libro del pato y la publicación en Francia de su libro Estampas de Oeste, una burla del western norteamericano.


De Estampas del Oeste


      Y en el último párrafo aparece la protagonista de todos los haceres de Nine, esa imaginación que lo lleva a asociar entidades dispares, lejanas entre sí: “Me impresionó lo que decía Cortázar, que para que algo sea fantástico tiene que ser exactamente como es habitualmente, a excepción de un pequeñísimo detalle que saca todo de contexto”.




En revista El péndulo, 1986.


Quino (1932-2020)

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Partió Joaquín Salvador Lavado  -Quino- (1932-2020), el más grande e internacional del humor gráfico argentino, el papá de Mafalda.


Quino y la sopa, comida que detestaba Mafalda.











Desconocidas fotos de Quino junto a Crist y Garaycochea, durante su visita a Comodoro Rivadavia, Chubut, en noviembre de 1988.



 

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